Los restos del militante antifranquista Cipriano Martos descansan ya en el panteón familiar de su localidad natal, Huétor-Tájar (Granada). Sus allegados, con su hermano Antonio al frente, llevaban 50 años esperando este momento.
Martos falleció en 1973 a causa de la ingesta de ácido, torturado en el cuartel de la Guardia Civil por repartir propaganda y pertenecer al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), y fue enterrado en secreto por las fuerzas del régimen en una fosa del Cementerio General de Reus. Su cuerpo resultó localizado en el camposanto reusense este enero. Y, hoy, ha recibido por fin sepultura en casa.
La consellera de Justícia, Drets i Memòria, Gemma Ubasart, entregó los restos identificados a Antonio en un acto organizado por la familia y el entorno cercano, celebrado esta mañana en la Casa de la Cultura de la localidad granadina. Posteriormente, los familiares reinhumaron el cuerpo de Martos en el panteón donde están también los padres del antifranquista. El director general de Memòria Democràtica, Alfons Aragoneses, también asistió al acto, tal como informó el Departament de Justícia.
«Este es un homenaje merecidísimo a un luchador por la libertad», expresó la consellera después de ofrecer un afectuoso saludo a la familia y amigos en nombre de la Generalitat. En palabras de Ubasart, «con este gesto, pretendemos aportar más verdad, más justicia, más reparación y más memoria». «Hoy cerramos un ciclo de injusticia y abandono que ha durado 50 años», señaló.
Por su parte, Aragonesas, reivindicó la importancia del acto porque «permite a los familiares cerrar una etapa». «La justicia todavía se ve lejos, pero con este acto podemos reparar parcialmente el daño que sufrieron», valoró. «Estamos al lado de la familia y por eso trasladamos los restos y acompañamos todo el proceso con ese mismo objetivo: reparar», concluyó.