La estrechez de ciertas calles, las ocupaciones o el vandalismo, la falta de mobiliario y de lavabos públicos o la digitalización de trámites son algunas de las principales inquietudes para las personas mayores en Reus, según refleja el diagnóstico realizado por el Ayuntamiento para elaborar el nuevo Pla d’Acció d’Envelliment Actiu i Saludable. El análisis, confeccionado a partir de entrevistas a profesionales y grupos focales de jubilados, refleja una percepción de inseguridad por parte del colectivo en áreas como «los barrios Gaudí, Fortuny, Sant Josep Obrer, la Sardana, el entorno de la estación de autobuses o el del hospital». También sensación de puntos sucios «en las calles Mare Molas, Dom Bosco o Doctor Ferran» y escasez de paradas de autobús urbano en determinados lugares de la periferia, entre los cuales «el barrio de la Mineta o la carretera de Castellvell».
Sin embargo, algunos servicios como el propio transporte urbano están muy bien valorados por los pensionistas, que destacan el sistema de teleasistencia, la oferta de ocio que programan los Casals de Gent Gran, la labor del voluntariado y el despliegue de protocolos contra la vulnerabilidad durante la Covid-19 como ventajas de vivir en Reus. Las líneas de ayudas técnicas a domicilio, las residencias de la tercera edad, las llamadas de apoyo por parte de Serveis Socials a los mayores de 65 años o el hecho de que «hay comercios que han incorporado sillas para sentarse a descansar» reciben una buena valoración, igual que el programa ‘Guaita Veí’, que hace seguimiento a vecinos de más de 80 que viven solos o bien con una pareja de similar edad.
En la ciudad, tal como indica el mismo diagnóstico –que recoge datos extraídos de varias memorias, el INE o el Idescat–, alrededor de 2.200 personas jubiladas no tienen compañía en casa. El distrito que más mayores concentra es el 9, seguido del 1 y el 2. El municipio cuenta con cinco Casals de Gent Gran gestionados desde el Ayuntamiento que aglutinan más de 6.000 socios, y con un millar de plazas de residencia. Cerca del 60% de los edificios no son accesibles y, a veces, sus inquilinos no disponen de recursos para mejoras.
El diagnóstico para la elaboración del Pla d‘Envelliment Actiu estudia los factores personales y contextuales que intervienen en el proceso de envejecimiento. Aborda varios ejes temáticos sobre los que se formularon las preguntas: servicios sociales y salud, relaciones de apoyo y ayuda mutua, respeto e inclusión, accesibilidad y uso de espacios públicos y privados, movilidad y transporte, participación social y cívica, y comunicación. En cuanto a servicios sociales y salud, en 2020 hasta 5.841 personas mayores pasaron por los Serveis Bàsics d’Atenció Social y representaron el 28,8% del total de casos. Por ejemplo, en el caso del servicio municipal de menús a domicilio o la teleasistencia, los usuarios de avanzada edad suponen el 95% y el 97,1% del global, respectivamente. El colectivo valora positivamente atenciones como la médica pero echa en falta mecanismos para detectar casos de emergencia social.
Sobre las relaciones de auxilio, el 25% de las acciones de la Xarxa de Voluntariat Covid de apoyo a personas vulnerables se dirigió a personas mayores que vivían solas o tenían dificultades de movilidad. El sentimiento de invisibilidad para el resto de la sociedad o la infantilización son cuestiones para las que este grupo de edad pide soluciones. Y vinculado al capítulo de la accesibilidad, los mayores y los técnicos apuntan propuestas como instalar más bancos con sombra y eliminar los contenedores de basura a pedales, mientras que en vivienda reclaman precios bajos en las residencias y apuntan que «ha habido cambios en ciertos barrios y las personas que se lo pueden permitir se van, mientras que se quedan los ancianos sin respaldo vecinal».
Los profesionales encuestados comentan la conveniencia de liberar el centro de la ciudad de vehículos a motor, habilitar grandes parkings en las afueras e incrementar las líneas de transporte entre Reus y las poblaciones cercanas. Identifican una falta de iniciativas para buscar la participación de las personas mayores y proponen ideas en este sentido como torneos de petanca o actividades dirigidas exclusivamente a las mujeres, así como opciones de ocio conjunto entre abuelos y nietos. Algunos especialistas consultados en el proceso de diagnóstico piden que se trabaje más el respeto hacia el colectivo desde las escuelas y los institutos y constatan falta de medios para prevenir y cuidar la salud mental de los pensionistas, a la vez que ponen el foco en la importancia de personalizar la ayuda asistencial y no generalizarla y en «ofrecer respuestas más realistas y más eficientes» para propiciar la mejora del estado tanto físico como emocional.
Poner el foco en la brecha digital
Con todos estos puntos de vista, el Ayuntamiento ha definido una serie de retos sobre los que se articulará el Pla d’Envelliment y los ha organizado por prioridad. Los que se abordarán de forma más inminente o intensa giran alrededor de «avanzar en la mejora de la accesibilidad en el espacio público con aceras sin desniveles ni obstáculos», «acercar el concepto de ciudad amigable a las entidades bancarias», «ofrecer apoyo y acompañamiento en los trámites digitales para servicios de salud o sociales», «mejorar la atención médica, ya que a raíz de la Covid ha empeorado con largas listas de espera y menos profesionales», «impulsar un trabajo comunitario y no tan burocrático y crear políticas más preventivas que asistenciales» o «combatir el aislamiento».
«Una vez planteados el diagnóstico y los retos que nos marcamos con el Pla d’Envelliment Actiu i Saludable, ahora ya trabajaremos en la definición de las acciones que formarán parte de un documento que tenemos la voluntad de aprobar durante el primer trimestre de 2022», explica al Diari el concejal de Salut i Ciutadania, Òscar Subirats, que indica que «las acciones serán la suma de las aportaciones del gobierno y el resto de grupos municipales, el cuerpo técnico del Ayuntamiento y las propuestas recogidas en el proceso de participación que, en definitiva, coinciden en el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que estas envejecen».
Ligadas al envejecimiento activo, en la ciudad se han puesto en marcha recientemente campañas como ‘Grantivisme!’, que promueve la actividad entre los mayores y genera una agenda itinerante donde confluyen ideas orientadas al crecimiento emocional, al ejercicio físico o la nutrición, además de buscar la reafirmación en la salud y en la autonomía.