La relación entre Marc Carrasco y Javi Robles no surge de un modo casual, se aleja de la novedad, viene de lejos. Además, de una forma cuanto menos curiosa. Los dos personajes intercambiaron experiencia hace un puñado de años, cuando Carrasco militaba en las categorías inferiores del Nàstic como jugador y Robles inauguraba su tránsito como técnico también de grana. «Me hizo capitán en cadetes y juveniles, desde entonces le he guardado mucho respeto», refleja Marc.
La vocación por el fútbol, casi enfermiza, que los dos siempre han exhibido les unió con el tiempo. «En mi época de jugador solía venir a verme y hablábamos mucho», rememora Marc. El contacto permaneció, los lazos se hicieron más fuertes. Esa sociedad futbolística se convirtió en amistad.
En 2016, cuando Marc Carrasco ingresó en el desaparecido CF Reus como coordinador del fútbol base, junto a Iván Taranilla, no dudó en apostar por Robles como entrenador del juvenil A rojinegro. El tiempo le dio la razón porque todavía hoy, Robles presume de un hito pionero, se erigió como el único entrenador que logró mantener al juvenil en la máxima categoría del fútbol nacional. Palabras mayores.
El reencuentro
El Reus les ha vuelto a unir, esta vez como líderes del nuevo proyecto de ciudad que absorbió hace cuatro años al histórico Reddis. En ese intervalo de tiempo, el nuevo club ha crecido a un nivel superlativo, siempre con Marc Carrasco como cabeza visible de la propuesta. El camino empezó en la Segunda Catalana y hoy, el equipo ya lidera con solvencia la Tercera División. Hasta el punto que aspira a un tercer ascenso en cuatro temporadas. Registros asombrosos.
Hace un par de cursos, Marc reclamó a su socio como asistente del Reus. como mano derecha. Es decir, el binomio se ha juntado de nuevo en un banco, aunque ahora con aquel futbolista que prometía en el Nàstic de Robles, como primer entrenador. El dúo no ha tardado en encajar, se complementa a la perfección. «Creo que él, por carácter más tranquilo y calmado, me aporta mucho, porque yo soy más nervioso», reflexiona Carrasco. «Aunque tengo la última palabra, consensuamos las decisiones A veces nos peleamos, pero confío ciegamente en él».
Javi Robles se encarga del trabajo individual con cada jugador de la primera plantilla del Reus, Carrasco lidera las decisiones colectivas, las más complejas, las que corresponden a un primer entrenador que gesta su carrera en casa, con el afán de algún día alcanzar el mundo profesional. Completan su grupo de trabajo Alberto Pérez, entrenador de porteros, Roger Crusells, preparador físico, Jordi Castellví, fisioterapeuta, Luisito, delegado y el Abuelo y Lucas, utilleros.
La labor de estos dos apasionados de los detalles la definen los puntos que ahora mismo cosecha el Reus en la Tercera División. Tras vencer el domingo ante la Fundació Grama (1-2), los rojinegros han reforzado su liderato en solitario del grupo. Acumulan 62 puntos, nueve más que el Girona B, el principal rival en la puja por el ascenso. Este domingo, los dos gallitos de la categoría se encuentran en el Estadi. Un duelo directo de máxima expectación.
Experiencia en Filipinas
A Javi Robles se le ha abierto una nueva puerta profesional, en este caso algo exótica, aunque igual de atractiva. Combina su faceta como segundo entrenador del Reus con la de asistente de la selección nacional de Filipinas, de hecho esta misma semana regresa a casa después de unos días concentrado en la ventana FIFA. Llegará justo para la cita clave ante el Girona B, prevista para el domingo, a partir de las 17 horas.
Mientras se acerca la hora de la verdad, Marc Carrasco y Javi Robles diseñan un plan de partido acorde al contexto y embriagados por esa devoción que sienten por el fútbol. Saben, como los hinchas, que se trata de una oportunidad única para asestar un golpe casi definitivo al campeonato y en un escenario idílico. El club ya ha promocionado el envite para inundar de público el recinto y Carrasco y Robles andan repletos de deseo. Son la dupla del milagro.
