Si las montañas de Tarragona son de los bandoleros y las hechiceras, la costa pertenece a los reyes y los piratas. De entre todas las localidades de la Costa Daurada, Salou tuvo un papel protagónico tanto en la expansión de la corona como en la lucha contra los corsarios berberiscos que gobernaron el mar Mediterráneo en el siglo XVI. El camino de ronda, a su paso por el municipio, es el itinerario que nos permite descubrir estos capítulos de nuestra historia, yendo desde el puerto natural de Salou en Els Pilons, donde nos encontraremos con el mismísimo Jaume I, hasta su faro, no sin antes visitar las calas en las que desembarcaban los corsarios con las primeras luces del día. Es una ruta accesible, rica por su patrimonio histórico y de gran belleza, sobre todo si la hacemos al amanecer o el atardecer. Además, siempre podremos continuar otro día el recorrido, pues el camino de ronda o sendero del mediterráneo va desde el Cap de Creus a la Serra del Montsià.
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino. Desde el punto de vista de la dificultad física, el recorrido es de dureza moderada, pues el litoral nos obliga a ascender y descender continuamente. En lo que respecta a la dureza técnica, a pesar de que buena parte del recorrido transcurre por paseos, conviene prestar atención en los tramos en que se camina por la roca.
Instrucciones de la ruta
Si bien aparcar en zona blanca puede ser muy difícil, sobre todo una vez arrancada la temporada turística, se puede estacionar en cualquier punto del itinerario. El punto de inicio está en Els Pilons, junto a la nueva escultura de Jaume I, y concluye en el paseo del faro. El recorrido está perfectamente señalizado por paneles informativos. La única pregunta está en cómo emprender la vuelta. Puede hacerse o bien deshaciendo nuestros pasos o bien yendo por la Avinguda del Pla de Maset. Esta última opción es más rápida en tanto que caminar por la costa es bastante lento y entretenido.
Tras los pasos de Jaume I
Después de meses de preparativos en Salou, al menos según el Llibre dels Fets, el miércoles 5 de septiembre de 1129, el rey Jaume I zarpó rumbo a Mallorca para arrebatársela a los sarracenos. La expedición estaba formada por 155 naves y cerca de 16.000 hombres, de los cuales una buena parte había combatido junto a su difunto padre, Pere el Catòlic, en la fatídica Batalla de Muret en 1213.
A fin de conmemorar la trascendencia histórica, en el puerto natural de Salou, junto a la torre nova, se ha instalado un conjunto escultórico de bronce obra de la escultora Natàlia Ferré. Se trata del punto en el que arranca el recorrido.
Turgut Reis, el azote de Salou
Durante siglos, Europa sufrió el azote de los corsarios berberiscos en el Mediterráneo. Estos mal llamados piratas eran particulares a los que determinados estados concedían, mediante la expedición de la patente de corso, el permiso para saquear y secuestrar navíos y poblaciones de naciones enemigas. A medida que ganaron experiencia, los barcos y tripulaciones berberiscas lucharon en igualdad de condiciones con las fuerzas europeas, desafiando a todo aquel que tuviera intereses comerciales en el Mediterráneo. En el caso de España, esta era una suerte de guerra santa que castigaba a los españoles por haberlos expulsado de las tierras que antaño fueron su hogar. Salou fue uno de los epicentros de los ataques durante el siglo XVI: las galeras atracaban con las primeras luces del día en cala Crancs, cala Font o cala Morisca y, tan pronto llegaban sus gentes a faenar, se dedicaban al saqueo, el robo y el secuestro, a menudo sin encontrarse una fuerza de oposición.
Dragut o Torghud Reis (1515-1565), protegido del temible Barbarroja, fue uno de los corsarios otomanos que causó estragos en la mediterránea, así como en Salou. Su fama es descrita por el propio Cervantes en su última obra, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia septentrional. Después de asaltar Pollença, desembarcó frente a la Torre Vella, mandada a construir el 1530 por el arzobispo Pere de Cardona y por entonces parte de la hoy extinta villa de Barenys, para derribar sus defensas y capturar a sus habitantes. Tiempo después, atacó Vilafortuny y, una vez más, Barenys, profanando en esta ocasión su iglesia y poniendo fin a su historia. Finalmente, Dragut volvió en 1558 con una fuerza de 400 turcos que, tras atracar en cala Crancs, se dedicó a la quema de cosechas, un hostal y varias tiendas.