La inflación no da tregua en Tarragona. Los precios suben seis veces más que los salarios en la provincia. O, lo que es lo mismo, el incremento de los sueldos, que no dejan de crecer desde el año pasado, solo cubre el 15% del IPC, lo que se traduce en una pérdida constante y acumulada de poder adquisitivo, inédita en décadas, y sin final a la vista.
Es lo que se extrae de los últimos datos del IPC provincial publicados por el INE, relativos a julio, y de la estadística de convenios colectivos de Trabajo, del Ministerio, también del mismo mes. La brecha entre ambos indicadores no ha dejado de ensancharse, se ha cuadruplicado en el último año y batió récords el mes pasado. No es que los salarios no avancen, pero lo hacen a cuentagotas y quedan desfasados ante las subidas galopantes del coste de la vida. Ese 1,72% de incremento se queda muy rezagado frente al 11,1% del IPC, que firma registros más altos a cada mes que pasa.
Tarragona sufre especialmente. Los precios suben por encima de la media en España pero, en cambio, la provincia aparece a la cola en la revisión al alza de nóminas. Nada extraño, atendiendo al incremento de la conflictividad entre empresas y trabajadores, por ejemplo, en el sector industrial. Casi 18.000 trabajadores tarraconenses están englobados en 4.189 compañías que han puesto en marcha convenios, tanto de empresa como de ámbito superior.
Tarragona, a la cola en subidas
Ese 1,72% de incremento de sueldos bajo convenio está por debajo de la media en España (2,56%) y, además, es el séptimo peor dato de todas las provincias. Es decir, solo en seis la subida salarial para contrarrestar los precios es inferior que en Tarragona.
¿Cómo repercute todo ello sobre la población? Empezando por una cesta de la compra mucho más cara. Los alimentos se han encarecido un 13% en Tarragona y las bebidas más de un 9%, además de ese endiablado 55% que ha subido la luz y que trastoca los planes de cualquier hogar.
Un ejemplo tipo: el mismo plan veraniego para una pareja es 325 euros más caro este año
En pleno agosto, la espiral inflacionista tiene un impacto directo en las vacaciones, un placer al que el ciudadano, sumido en un ‘carpe diem’, no está renunciando, por mucho que todo se encarezca. Por ejemplo, alojarse en hoteles de la Costa Daurada es un 28% más caro y los paquetes turísticos en general han subido un 18%. Las tarifas en restaurantes y hoteles se han encarecido un 6,7% en un año en Tarragona, todo ello según los balances del IPC que publica el INE.
Por no hablar del 6,2% que ha subido el alcohol y el 2,7% del tabaco. Todo ello sucede cuando el combustible parece dar un respiro, después de meses de escalada. El carburante ha caído alrededor de un 10% en relación con el mes de junio, cuando se llegó al tope. Eso sí, los precios son todavía más altos que en febrero, antes de que estallara la guerra de Ucrania.
200 euros más en alojamiento
Pongamos un ejemplo, solo considerando los gastos básicos de una pareja en vacaciones. Una habitación doble con terraza en un hotel de cuatro estrellas valía el año pasado 744 euros para una semana. En esta ocasión, según las medias del INE para los alojamientos, es 207 euros más cara, lo que eleva la factura a los 951. A ese dispendio se añade la comida. Un presupuesto de unos 480 euros, con la restauración encarecida un 6,7%, Supondría un aumento de unos 30 euros.
Los últimos ‘palos’ vienen con la movilidad. El precio de los vuelos se ha incrementado un 45% en julio respecto al mismo mes de 2021 por el encarecimiento de los combustibles, la energía y la mayor demanda de viajes, según datos de Kiwi.com.
Así, por ejemplo, un vuelo que el año pasado costó 196 entre los dos se eleva en 88,2 euros más, hasta los 284 más. En total, la factura se puede disparar, aproximadamente y tomando en consideración todas esas medias, unos 325 euros de más. Pero no acaba ahí ese desembolso extra por la inflación. A eso hay que sumar, por último, una opción siempre recurrente como el coche de alquiler. En Tarragona, ha pasado de 198 euros en 2020 a 504 en 2022, durante una semana.
