En un planeamiento urbanístico bien pensado (entiéndase POUM) hay artículos adecuados que pueden evitar tragedias urbanísticas, costosas demandas y contenciosos-administrativos. Y en general, dar seguridad jurídica a futuro, y como no, a los inversores.
Pongo como ejemplo un planeamiento urbanístico con grandes dosis de inteligencia en este sentido. Es del POUM de un pueblecito cercano de Tarragona: Altafulla (2004). Por aquel entonces fueron más listos que en Tarragona con el POUM de 2013 (hoy anulado). El POUM de Tarragona no previó tolerancias dimensionales en la implementación de polígonos urbanísticos ni en su materialización física en el terreno. Ni supo implementar tolerancias en la aplicación de los parámetros urbanísticos (léase altura reguladora, separaciones a vecinos, edificabilidad, ocupación, etc.) y, en general, sobre los parámetros dimensionales que rigen la materialización de una edificación.
Las tolerancias o márgenes dimensionales aceptables existen en toda actividad humana. Estudié hace años en Formación Profesional Teoría de Errores. Algo que no se estudia en facultades de Arquitectura. Y es fundamental. En mecánica industrial existen tolerancias ejecutivas de décimas y centésimas de milímetro. En los radares de tráfico también. En química, en mezclas y en muchísimas más actividades. Y curiosamente en construcción y urbanismo, que andamos a palmos no hay tolerancias dimensionales. Ningún POUM lo contempla y en pericia forense, pretendemos hacer creer a los jueces y magistrados que la construcción y el urbanismo, son exactos.
Ello es terreno abonado para pleitear, por ejemplo, por un error de 100 m2 en un polígono urbanístico de 9 hectáreas o lo que es lo mismo 90.000 m2. Un error de 100 m2 es un error de un 0,1%. En esta imaginaria poligonal de 90.000 m2, puede tratarse de un perímetro de terrenos de 2000 m (imaginen un rectángulo de 100 x 900 metros). El error de 100 m2 correspondería a un desplazamiento del aparato lector topográfico de 5 cm en el perímetro. Intenten entender esto en una implementación topográfica en un lugar físico (terreno) y entiendan que es el tamaño de una piedra, o el propio error del lector implementado, incluso de la suma de errores de lindes, más el propio de la triangulación de las antenas GPS.
La ausencia de un marco de tolerancias dimensionales genera grandes parálisis en el desarrollo urbanístico normal y grandes costes a arcas municipales y ciudadanía, al margen de paralizar el adecuado crecimiento urbano.
Valga la paradoja que, si para un levantamiento topográfico de precisión con coordenadas satélite se encargase a dos topógrafos diferentes se obtendrían valores superficiales no iguales ni exactos con errores globales al entorno del 1%. Y todos serian correctos y aceptables.
La sociedad exige y reclama cada día más por menos. Y demasiadas veces la sinrazón lleva a pleitear para anular una figura de planeamiento, la validez de una licencia o el derribo parcial de una edificación por simples errores dimensionales que deberían ser aceptables. Pero el problema es que el planeamiento urbanístico no lo ha previsto nunca adecuadamente el error admisible De ello, créanme, he vivido muchísimas experiencias como perito de parte y judicial.
Una cuestión pragmática que un POUM debe incorporar de forma clara y concisa es un margen de tolerancias dimensionales que, acostumbra a ser del 5% por motivos obvios que ya sabrán los expertos urbanistas. Ello permite que, en el futuro, todo desarrollo urbanístico, sea plan parcial, plan especial, proyecto de reparcelación o la figura que sea no se convierta en un foco de demandas por errores superficiales de poco calado.
De la misma manera, debería aparecer un marco de tolerancias constructivas en la materialización de los parámetros urbanísticos aceptando errores posiblemente de hasta un 2%. Ello evitaría conflictos administrativos por pequeños errores como por ejemplo haber superado en 15 centímetros una altura reguladora o que una distancia a vecinos carezca de 5 cm necesarios para colmatar la separación mínima de 3 metros, o que la inclinación de la cubierta haya provocado que la cumbrera quede 10 cm por encima del gálibo máximo. Todos estos errores, deben ser entendidos como propios de la precisión de la construcción y que en ningún caso son susceptibles de generar un mayor aprovechamiento urbanístico y enriquecimiento injusto, ni molestias a vecinos. De hecho, establecer tolerancias dimensionales permitiría distinguir el error involuntario respecto del verdadero delito.
A ninguno de nosotros nos gustaría recibir una multa por velocidad por ir a 120,5 km/h en lugar de a 120 km/h. La infracción, si bien sobre el papel es evidente, se esfuma cuando sabemos que el radar tiene un pequeño margen de error al medir. ¿Y por qué en construcción y urbanismo nos empeñamos en convertirlo todo en delito? La construcción de una estructura de hormigón está sometida a criterios de aceptación y rechazo por un cuadro de tolerancias dimensionales Y resulta que ningún POUM ha incorporado un cuadro de tolerancias dimensionales. Incomprensible. ¿Por qué no ser los primeros en aplicarlo en el nuevo POUM para poder eliminar montones de demandas judiciales por errores de pequeñísimo calado?
La implementación del cuadro de tolerancias es sin duda el marco perfecto para saber donde esta la infracción. Por ejemplo, si uno debe separarse 3 metros del vecino, con un margen de error del 2% sabe que puede quedar a menos de tres metros por un error de 6 cm. Lo que supere esto es infracción con alevosía. Lo que no, debería quedar en agua de borrajas.
¿Estamos dispuestos a simplificar el urbanismo y haces un POUM fácil?