Quizá fue sangre fría, quizá desesperación. O un poco de ambas. Lo cierto es que la activación de los cuatro intermitentes de un taxi al cruzarse con un coche patrulla de Mossos permitió a los agentes resolver un robo violento que pudo terminar con alguna herida grave provocada por un cuchillo.
Los hechos se remontan a este domingo de madrugada, cuando un taxista recogía a dos pasajeros en Salou alrededor de las 4 de la madrugada. Probablemente, el pasajero volvía de fiesta.
El trayecto llegaba a su fin, cuando el coche (circulando por la N-340) activó los cuatro intermitentes (warning) al cruzarse con un coche patrulla de la Policía Autonómica. Los agentes se extrañaron de la activación de los intermitentes, y decidieron resolver las dudas dando media vuelta y siguiendo al coche de transporte público.
Antes de llegar al cruce de la N-340 con la T-11, el coche se paró y dos ocupantes salieron corriendo del vehículo, uno de ellos era el conductor. Mossos salió al mismo tiempo del coche logotipado y alcanzó al taxista.
Éste explicó a los agentes, a medida que rebajaba las pulsaciones de su corazón, que el pasajero huido (24 años de edad) quería robarle, pero previamente le había obligado a llevarlo a Tarragona (donde como mínimo tiene una dirección de una vivienda).
El delincuente fue interceptado poco después con elementos personales que se había apropiado del taxi y los que había ido tirando por el camino. Ello permitió a los agentes imputarle un robo con violencia, ya que el acusado usó un cuchillo para amenazar al conductor. Pasó a disposición judicial poco después.