Funcionarios y trabajadores de las cárceles catalanas acusan a la consellera de Justícia (ahora en funciones) Gemma Ubasart de mentir en la Diputació Permanent del Parlament, celebrada el 21 de marzo. Aquella comparecencia pública se celebró para explicar la vida penitenciaria de su asesino, Iulian S.O., y argumentar por qué estaba en las cocinas trabajando con Núria López, la cocinera asesinada el 13 de marzo.
En aquella comparecencia pública, Gemma Ubasart, explicó la vida penitenciaria de Iulian S.O. e intentó justificar su presencia en la cocina del centro penitenciario de Mas d’Enric, cuando asesinó a la trabajadora y luego se quitó la vida.
El crimen en la cárcel de Tarragona desató una ola de protestas en los centros penitenciarios de Catalunya. Protestas que pedían dimisiones y reclamaban mejoras, sobre todo en seguridad.
Sobre las mejoras prometidas por el Govern, algunas se han ido implantando o están en proceso; pero sobre las dimisiones de los cargos políticos, no ha habido ninguna. La mayoría de los sindicatos se conformaron con las mejoras en seguridad y laboral, y otros sindicatos más pequeños o la plataforma Marea Blava se desmarcaron de este acuerdo manteniendo su postura inicial. Empezó una ‘guerra’ fría entre sindicatos dentro de los centros penitenciarios.
Dos meses más tarde de la comparecencia de Gemma Ubasart en la Diputació Permanent del Parlament, han aparecido nuevos datos de la vida penitenciaria del asesino de Núria López que ponen en tela de juicio las argumentaciones de la consellera sobre el autor del asesinato.
Según fuentes consultadas por este rotativo, Iulian S.O. habría tenido ciertos privilegios o tratos de favor que le permitieron sortear las sanciones en un incidente en el que estuvo implicado el 31 de octubre de 2023, la única mancha de su expediente antes del crimen.
Fuentes conocedoras del caso explican que el interno Iulian S.O. estuvo unas 11 horas en el departamento de sancionados como medida cautelar, cuando a primera hora de la mañana del día 31 agredió a otro interno que trabajaba en la cocina. Los responsables de Mas d’Enric levantaron la medida y al día siguiente (1 de noviembre) volvía a trabajar en la cocina.
Las mismas fuentes explican que una agresión entre internos es una falta contemplada en el artículo 108c del Reglamento Penitenciario. Y esta agresión conlleva el cumplimiento de sanción ejecutiva (inmediata) de lo que acuerde la dirección del centro y luego ratifique la comisión disciplinaria (la sanción que explicó Ubasart era de 11 días de aislamiento en una celda nunca se llegó a cumplir). Esta sería la primera ‘mentira’ de la consellera en su comparecencia para explicar el crimen de Mas d’Enric.
El 7 de noviembre de 2023, el preso pidió la baja voluntaria de las cocinas (supuestamente por la trifulca que había tenido una semana antes). Sin embargo, volvió a las cocinas el 5 de enero de 2024 sin pasar, según las fuentes consultadas, por el proceso de readmisión laboral obligatorio. Lo hizo por el proceso de urgencia, que tampoco se ajustaría a su perfil penitenciario para volver a las cocinas en tan poco tiempo.
Estas supuestas facilidades hacia el preso para volver a las cocinas también contrastan con su carácter. El preso nunca debería haber trabajado en la cocina, remarcan las fuentes conocedoras del caso.
Era un interno que rechazaba el tratamiento penitenciario y, según el Real Decreto, las razones de tratamiento pueden suspender o extinguir la relación laboral. «Un interno que se niega a ser tratado y que, a pesar de tener ingresos notables, no satisfacía la responsabilidad civil de 120.000 euros dictada por la sentencia de la causa de prisión. Y ello debería ser motivo suficiente para su extinción o suspensión laboral».
A pesar de estos argumentos, la consellera explicó en la Diputació Permanent que el puesto laboral del asesino de Núria en las cocinas estaba perfectamente justificado y no había razón alguna para sospechar la tragedia que se contemplaría en la tarde del 13 de marzo de 2024.