¿Por qué escondemos el nombre de Tarragona?

26 diciembre 2022 18:21 | Actualizado a 27 diciembre 2022 07:00
Òliver Márquez
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El aeropuerto de Girona está en el término municipal de Viloví d’Onyar, a unos 13 kilómetros de la capital. Se llama oficialmente Aeroport de Girona-Costa Brava. El aeropuerto de Barcelona está en el Prat de Llobregat. Su nombre oficial es Aeroport Josep Tarradellas-El Prat (¿no lo sabían?), pero en todo el mundo y en todos los buscadores de Internet se le conoce como Aeroport de Barcelona. En Lleida, su pequeño aeropuerto inaugurado en 2010 está en la localidad de Alguaire. La instalación se llama Aeroport Lleida-Alguaire, una vez más, con el nombre de la capital de referencia al frente.

¿Qué pasa en nuestras comarcas? Pues que el aeropuerto, al igual que pasa en Barcelona, Lleida i Girona, está fuera de la capital provincial, en este caso en unos terrenos a unos 7 km de Tarragona, concretamente en los términos municipales de Reus i Constantí. El nombre oficial del aeródromo, segun Aena, es Aeroport de Reus. O sea, que el hombre de la capital Tarragona, como excepción a lo que ocurre en el resto de provincias de Catalunya, no aparece por ningún lado. Me gustaría, e imagino que a más gente también, saber por qué.

En Barcelona encontramos la Universitat de Barcelona (UB) e incluso en Bellaterra (Vallés Occidental), ubicada a más de media hora de la Ciutat Comtal, está la Universidad Autònoma de Barcelona (UAB). ¿Cómo se llama la universidad en Lleida? Pues Universitat de Lleida (UdL). ¿Y la de Girona? Como marca la lógica, Universitat de Girona (UdG).

Aquí en Tarragona, a nuestra universidad decidimos llamarla en su día Universitat Rovira i Virgili (URV), hecho que, a mi entender, fue un grave error estratégico que aún pagamos a día de hoy.

Tarragona ha dejado pasar tantas oportunidades para dar lustre a su nombre que ha perdido la capacidad de aglutinar las virtudes que ofrece nuestro territorio

El homenaje a la memoria de Antoni Rovira i Virgili, ilustre escritor, periodista, historiador y político tarraconense –que seguramente fue merecedor de esto y más–, nos ha privado de la posibilidad de proyectar internacionalmente el nombre de Tarragona en el mundo académico, como sí lo hacen el resto de ciudades universitarias del mundo, y algunas con mucho éxito.

Me explican que meses antes de la creación oficial de la URV, a finales del 1991, y una vez descartado el nombre Universitat de Tarragona (UdT) para no herir «sensibilidades territoriales», se postuló tambien el nombre de Universitat Antoni Gaudí... mirándolo ahora con perspectiva, pensando en la proyección y reconocimiento internacional, quizás habría sido una buena apuesta.

Escoger bien el nombre para una institución es capital. Y la elección del de Antoni Rovira i Virgili no tan sólo impide situar la marca de Tarragona en un ámbito tan transversal y de prestigio como el universitario, sino que además puede llevar a confusiones como la que, a modo de anécdota, me explica una amiga que en el año 2005 se presentó en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid con una carpeta de la URV bajo el brazo.

- «Ah, pero... ¿Carod-Rovira tiene una universidad en Cataluña?», le preguntaron compañeros del campus de Fuenlabrada.

Suena a chiste, pero esto pasó de verdad.

Quizás se trata solo una percepción mía, pero tengo la sensación de que el nombre de Tarragona se esconde o está en un segundo plano en demasiadas insituciones de referencia que, con una denominación adecuada, podrían haber contribuido a proyectar el nombre de la capital provincial más allá de nuestras fronteras en ámbitos importantes como el turístico o el científico. He aquí los ejemplos de PortAventura, el ICIQ (Institut Català d’Investigació Química), el IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), el IISPV (Insitut d’Investigació Sanitària Pere Virgili)... todos ellos con sede aquí pero sin referencia alguna de Tarragona en sus nombres.

La todopoderosa Costa Daurada se ha comido el nombre de Tarragona. A nivel internacional, Salou es más conocida que la capital provincial

De igual modo sigue Tarragona escondida detrás de la todopoderosa Costa Daurada, marca conocida en el mundo entero, lo que explica que a nivel internacional el municipio de Salou sea mucho más conocido que la propia capital provincial.

Me pongo a pensar, y sólo me vienen a la cabeza dos instituciones que con sus nombres proyectan inequívocamente la palabra Tarragona a nivel mundial. El Port de Tarragona, por un lado, y la Cambra de Tarragona, sobre todo por impulsar misiones empresariales en el mercado africano.

Tarragona ha dejado pasar tantas oportunidades para dar lustre internacional a su nombre que ha perdido la capacidad de aglutinar bajo una única marca las muchas virtudes que ofrece nuestro territorio. Algo que los romanos sí lograron hace más de 2.000 años con Tarraco, capital indiscutible y solidaria de una región próspera que fue ejemplo para todo el Mediterráno, nosotros no hemos sido capaces de mantenerlo. Una pena, pero es lo que hay.

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