Desde la cárcel de Mas d’Enric, en El Catllar, Rosa Peral estudia Derecho a distancia en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Quiere estar «lo más formada posible» y «volver a tener una vida» cuando salga de prisión. Entonces tendrá más de 60 años –ahora tiene 42–. Quienes la conocen aseguran que tiene un fuerte carácter y una gran capacidad de persuasión. Una femme fatale. La exagente de la Guardia Urbana de Barcelona está condenada a 25 años entre rejas por el asesinato de su novio, Pedro Rodríguez, en 2017. Su cómplice fue Albert López –condenado a 20 años–, con quien mantenía una relación paralela. Según la investigación, drogaron a Pedro y luego lo mataron. El cadáver apareció en el maletero de un coche calcinado junto al pantano de Foix.
Netflix ha cogido este triángulo amoroso con macabro final (¿espóiler?) y lo ha convertido en su serie más vista en España desde su estreno el pasado 8 de septiembre. El cuerpo en llamas se titula. Peral asegura que no ha visto ni un capítulo, pero se ha vuelto tan mediática que hasta concede entrevistas clandestinas por teléfono desde la cárcel y quiere cobrar derechos de imagen. Menudo filón.