El presidente de Pimec, Antoni Cañete, estuvo hace unas semanas en Tarragona, donde participó en el tour 50 anys d’activisme empresarial, que reunió a más de 350 empresarios en el Palau Firal i de Congressos para debatir sobre los actuales retos económicos y empresariales, pero también para rendir cuentas de su primer mandato al frente de esta patronal de microempresas, pymes y autónomos.
Termina mandato al frente de Pimec, y está de gira. ¿Cuál es su balance después de haber accedido al cargo de presidente en 2021?
Efectivamente, llegamos al final del mandato. La razón de esta serie de encuentros es sencilla: no podemos criticar a los políticos que se comprometen a hacer una serie de cosas y luego no pasan cuentas, si nosotros no lo hacemos también. Hemos de rendir cuentas, y es lo que estamos haciendo.
¿Con la voluntad de repetir en la presidencia de Pimec otro mandato más?
El mandato termina en febrero, y la voluntad es hacer otro mandato, efectivamente. Y si se presenta alguien más, bienvenido sea. Ahora, lo que estamos haciendo es rendir cuentas sobre tres cosas muy sencillas, a las que nos habíamos comprometido.
¿Se refiere al ‘Activismo Empresarial’ que sirvió de eslogan en su candidatura?
Esa sería la primera de ellas. Hacer ‘activismo empresarial’ es un oxímoron que acuñé. Es hacer un llamamiento a los empresarios y empresarias para que participen en la organización que los representa, porque no se puede criticar y no participar. El resultado es que hemos crecido un 20% en socios, hasta los 146.000 socios.
Primer objetivo, dejar de ‘criticar desde el sofá’. ¿Cuál era su segunda propuesta?
La segunda cuestión era que, si las pymes son el 99,9% de las empresas del país, si somos motor económico, no podía ser que no estuviésemos donde se deciden las cosas. En Europa estamos en el puente de mando de la patronal de las pymes europeas [donde Antoni Cañete ostenta el cargo de vicepresidente de SME United, la principal asociación europea que agrupa a organizaciones de pequeñas y medianas empresas], y después tenemos una oficina permanente de Pimec en Madrid, con Ferran Bel al frente, como representante. Pero a esto hay que añadir algo que dije cuando accedí al cargo de presidente de Pimec, y es que en España no habremos culminado la Transición Democrática hasta que las pymes no tuviesen voz propia en el Diálogo Social.
«No podemos criticar a los políticos por no rendir cuentas si no lo hacemos nosotros también»
¿Y se ha conseguido?
En España, la CEOE se inventó una marca, Cepyme, que depende de la patronal de las grandes empresas. No pienso que eso sea la representatividad de las pymes de la que estamos hablando. En Catalunya sí que tenemos esa representación, y este año se ha cambiado la ley para que entrásemos en el Consejo Económico y Social con voz propia.
Un gran avance, pero incompleto. Cuando el Ministerio de Trabajo convoca la mesa de Diálogo Social para hablar de cuestiones laborales, están los sindicatos CCOO y UGT, la patronal CEOE, y ahí se acabó. ¿Tener esa voz propia no sería estar en esa mesa?
Sin duda, y participar en las mesas de Diálogo Social es el próximo paso. Para participar en ellas creamos Conpymes [confederación de asociaciones empresariales de pymes de ámbito estatal impulsada por Pimec]. El día que Conpymes se siente a tratar la Reforma Laboral exactamente igual que la CEOE, España habrá alcanzado la democracia plena.
Queda un tercer compromiso electoral sobre el que rendir cuentas. ¿De qué se trata?
El tercer compromiso es legislar pensando primero en los pequeños para poder hacernos grandes. Un ejemplo simple: cuando haces una ley pensando en un hotel de mil habitaciones, si repercute un uno por mil, en el caso de un hotel de diez habitaciones ese impacto será de uno por diez. En este sentido, hemos conseguido algo utópico: por primera vez, en Europa estamos legislando discriminando en las leyes por la dimensión de las empresas.
«El día que Conpymes se siente a tratar la Reforma Laboral exactamente igual que la CEOE, España habrá alcanzado la democracia plena»
¿A qué se refiere?
Al paquete de medidas económicas SME Relief Package de la Comisión Europea, donde pienso que hemos tenido una incidencia trascendental a través de nuestra participación en la asociación SME United. Gracias a ello conseguimos la Ley ‘Crea y Crece’ en España [que incorpora un nuevo Reglamento sobre la morosidad (Late Payment Regulation), de aplicación inmediata en todos los estados miembros de la Unión, en el que se limita a 30 días el plazo máximo para que las empresas y administraciones públicas paguen las facturas a sus proveedores]. Después, hemos conseguido, más recientemente, reducir un 5% el Impuesto de Sociedades de las pymes a partir del año que viene.
El reciente paquete fiscal aprobado por el Gobierno, que transpone una directiva europea que emana del SME Relief Package al que aludía...
Mientras que las pymes pagaban un 25% por el impuesto de Sociedades, había grandes empresas que pagaban un 5% o 6% [con técnicas de elusión fiscal]. Lo que ha dicho Europa es: todo ha de tener un mínimo, [y por eso ha exigido que las multinacionales paguen un tipo mínimo efectivo del Impuesto de Sociedades del 15% de su resultado contable ajustado].
Un directiva europea que ha costado lo suyo transponer. Ahora, la Comisión Europea ha cambiado el enfoque: más reglamentos de aplicación inmediata y menos directivas. Y todo, con los informes Draghi y Letta sobre la mesa. ¿Vamos a hablar mucho más de la Unión Europea, estos próximos años?
Europa es nuestra solución, no nuestro problema, y no tenemos un Plan B ante los cambios políticos y geoestratégicos que se están produciendo en el mundo. La Europa que hemos tenido hasta ahora no nos sirve. No tenemos ninguna de las diez principales empresas del mundo que sea europea. Los informes Draghi y Letta, ¿qué es lo que nos dicen? Draghi hace una reflexión a medio y largo plazo para tener recursos e inversiones para liderar los cambios que se están produciendo en el mundo. Nos dice que hemos de apostar por la industria, por la economía real. Pero, siendo importante el informe Draghi, el más trascendental en mi opinión es el informe Letta.
¿Por qué?
Nos dice que, tal y como legislamos, Europa no funciona, porque legislamos con directivas, que son lentas, que tardan cuatro y cinco años en transponerse. Y, cuando eso finalmente sucede, los países hacen trampas. La directiva sobre la morosidad, por ejemplo, cuando la transponen en España, añade al texto una frase, «salvo pacto contrario», que altera su espíritu. Por eso Europa ha de legislar por reglamentos, porque son de aplicación inmediata y no puedes cambiar ni una coma.
Y eso, a algunos estados miembros, no les acaba de gustar.
Claro, porque pierden soberanía, pero esto es una forma de legislar con visión estratégica.
En esa visión estratégica está también la creación de grandes empresas europeas capaces de competir con las grandes empresas estadounidenses y asiáticas. Las grandes empresas, antes de serlo, fueron pymes. ¿Le ha faltado ambición a nuestras pymes?
Las grandes empresas fueron un día pymes, efectivamente. Para lograr eso que propone el informe Letta ha de haber consciencia empresarial, social y política. Hace falta mentalidad empresarial, desde la sociedad, entendiendo que las empresas no son malas. Porque como nos caiga la Economía, se nos cae el Estado del Bienestar.