Un lugar especial en nuestros recuerdos, una huella profunda en la memoria. Como el primer amor, cada botella de vino se llena de historia y emociones. En su quinta edición, la Barcelona Wine Week ha servido en bandeja de plata 1.266 expositores de 81 Denominaciones de Origen y sellos de calidad de todo el Estado.
Un encuentro ineludible para crecer y diversificar mercados. Una primera cita basada en el respeto, la confianza, la comunicación y la reciprocidad. «La Barcelona Wine Week es un gran escaparate. Hemos presentado propuestas innovadoras como el Vi blanc ‘Castell d’Or’ Macabeu (DO Tarragona) y el Vi blanc ‘Castell d’Or’ Parellada (DO Catalunya)», explica Jordi Amell, gerente de Castell d’Or.
Son el resultado de la pasión por el territorio. «La variedad Parellada se cosecha en la zona del Alt Camp y el Macabeu es el buque insignia de la DO Tarragona; queremos que los compradores y distribuidores internacionales se enamoren de ellas», afirma Amell.
Un coqueteo en el que también son protagonistas los vinos espumosos: Cava Brut Nature Gran Reserva Castell d’Or; el Cava Brut Imperial Reserva Castell d’Or; y el Cava Brut Nature Castell d’Or. «Bajo un consumo moderado, para disfrutar de una copa de cava no hace falta esperar a una ocasión especial; los mejores momentos son los que compartimos con otras personas», confirma Jordi Amell.
La Barcelona Wine Week ha reunido durante tres días a 1.266 expositores del sector del vino
Por su parte, Cellers Unió contempla «la Barcelona Wine Week como un punto de encuentro para refrescar contactos, reencontrarnos con los clientes y captar otros potenciales, cerrar acuerdos, etc.», explica la responsable de marketing, Eva Ferré. Reseña que «el primer día hubo mucha afluencia de restauradores catalanes, mientras que a nivel internacional destacó el movimiento de compradores americanos».
El grupo cooperativo, fundado en 1942 en Reus, expresa su amor incondicional por la nostra gent. «Somos una cooperativa de segundo grado, es decir, nuestros socios son otras cooperativas del territorio. Hablamos de la nostra gent porque nos debemos a los payeses, todo lo que hacemos es para mejorar sus condiciones de vida, que reciban un precio justo por su trabajo y potenciar los productos de calidad», añade Eva Ferré.
Como el amor adolescente, la atracción por los vinos jóvenes es cada vez es más fuerte. Son pretendientes el Vinyes de Poboleda (DOQ Priorat) y Olla Negra (DO Montsant). «Hay una tendencia a disfrutar del vino de una manera más informal. Entonces, los vinos jóvenes tienen un carácter más afrutado, goloso y fresco», detalla Ferré.
«Después de un día de calor, en verano, por la tarde, es cuando salimos a la calle, charlando con amigos, vecinos, compañeros, con una copita. Capçanes a la fresca!». Con el vino La Flor de Maig 5.5, el Celler de Capçanes se suma al frenesí por los blancos y vinos con una menor graduación alcohólica.
La Flor de Maig 5.5 del Celler de Capçanes. FOTO: S. FORNÓS
«Los jóvenes, sobre todo, buscan vinos más ligeros y con un poco de burbuja. La filosofía de La Flor de Maig 5.5 es la de un tinto o blanco de verano», detallan el gerente de la bodega Joan Sabaté y el export manager Jürgen Wagner. Todo un cortejo para el paladar.
Visitantes durante la segunda jornada de la Barcelona Wine Week, este martes 4 de febrero. FOTO S. FORNÓS
En cuerpo y alma, la Cooperativa Falset-Marçà se ha entregado a Fuïna, su primer vino ecológico certificado. «Se trata de una apuesta de la cooperativa y de los socios por el mercado ecológico», reconoce el presidente, Robert Perelló. El vino toma el nombre del Barranc de la Fuïna de Falset, ya que las variedades Garnacha y Cariñena ecológicas con las que se hace el coupage proceden de una finca ubicada en la zona de los Fontanals, donde también está el barranco.
«Es un vino que nace de las ganas de volver a empezar, de tomar más conciencia y de transformar nuestra manera de producir para obtener productos más respetuosos con la tierra y el medioambiente», destacan desde la cooperativa. En pocas palabras, un gran paso hacia la sostenibilidad.
El amor también fluye de padres a hijos, y viceversa. Esto es lo que ha motivado a Cellers Tarroné a renovar el estilo y la imagen del Torremadrina. «El primer vino de crianza de la bodega pasa a ser un coupage de Garnacha Peluda y Syrah, reivindicando con más fuerza una de las variedades autóctonas de la DO Terra Alta», explica Imma Solé.
La gerente de la bodega detalla que «el nuevo diseño de la etiqueta resalta la finca donde nace el vino, que ya se trabaja en ecológico, y homenajea los más de 25 años de historia de Torremadrina; es un reconocimiento a mis padres».
Nunca está de más conocer el pasado para entender el presente y construir el futuro.
