Núria Lambea se incorporó el pasado 2 de enero como asesora jurídica y técnica del Servei Municipal de l’Habitatge de Tarragona (Smhausa). Es doctora cum laude en Derecho con mención internacional y Premio extraordinario (2020), máster en Derecho de Empresa y de la Contratación (2014) y licenciada en Derecho por la URV. Hasta su incorporación estuvo como subdirectora e investigadora de la Càtedra Unesco d’Habitatge de la URV.
¿La vivienda se ha convertido en una prioridad política?
Sí, pero ya viene de lejos. Seguramente desde la crisis inmobiliaria de 2008. Aunque las políticas de vivienda deberían haber avanzado a marchas forzadas y ahora nos encontramos con las consecuencias de lo que no se ha hecho.
¿Se ha puesto el foco demasiado tarde?
Nunca es tarde, pero sí que es verdad que en temas de políticas de vivienda hay que trabajar con previsión y con tiempo.
¿Cree que es una preocupación real o cuando se dan estas macrocifras para la construcción de miles de viviendas de alquiler social son poco realistas?
Es verdad que no son números fáciles, aunque creo que no hay una única solución y que esta pasa por la diversificación de políticas. El foco tiene que ser más amplio. No existe una varita mágica.
¿La solución para que no se disparen los alquileres es que intervenga la administración?
Es un mecanismo más. Si es bueno o no ya lo veremos, porque creo que llevamos poco tiempo con esta medida. Lo importante es evaluar el impacto que ha tenido y ver si ha servido o no, y si ha tenido el efecto deseado.
¿La otra solución es que se construya más?
Es otro mecanismo, pero no el único. La solución de la vivienda no pasa tan solo por construir vivienda de alquiler social, sino que también pasa por rehabilitar y poner en el mercado las viviendas vacías, en malas condiciones. No pueden ponerse todos los huevos en la misma cesta, aunque está claro que la construcción es necesaria.
¿Qué peso debería suponer el parque público?
El Pla Territorial Sectorial de l’Habitatge establece que debería representar el 9% del total y en ciudades como Tarragona, a 15 ó 20 años vista, tenemos que alcanzar niveles del 15% de vivienda social. Por tanto, son porcentajes muy altos y para poder alcanzarlos necesitamos poner el énfasis tanto en la construcción como en la captación de viviendas para el alquiler social, porque al final hay un conjunto de la población que necesita de este colchón.
¿En qué modelo queremos reflejarnos?
No soy partidaria de hacer comparaciones, aunque para hacer unas políticas reales y efectivas tienes que ir más allá y no tan solo puedes mirarte el ombligo. En los Países Bajos, Inglaterra y Dinamarca tienen parques de vivienda social muy altos, pero todos los sistemas y modelos tienen sus pros y contras. No se trata de copiar modelos, sino de mirar qué se está haciendo y cómo se hace y a ver cómo podemos incorporarlo a un modelo propio. Se está hablando mucho de aumentar la vivienda social, pero no lo hacemos de cómo tiene que gestionarse y es una de las claves.
¿En qué sentido?
Estudié los modelos de gestión de la vivienda social a nivel europeo y estuve en los Países Bajos e Inglaterra para ver cómo lo hacían. Creo que tenemos aspectos que podemos incorporar para conseguir una gestión más eficiente, porque al final son países que llevan muchos años gestionando un parque de vivienda social muy amplio, con sus cosas buenas y malas. Esto puede ayudarnos a buscar esta eficiencia y profesionalización, así como un marco legal, que ya escapa un poco del ámbito municipal, pero que ahora mismo a nivel catalán no existe. La gestión tan solo se enfoca pensando en cómo mantenemos el parque o cómo rehabilitamos, pero también debe hablarse de cómo podemos conseguir mejorar la perspectiva social y laboral de estas personas.
¿Los municipios tienen las herramientas para abordar el problema?
Bueno, el problema es que la mirada no tan solo puede ser municipal, sino que afecta a toda la administración en sus diferentes niveles y debemos ir todos en la misma dirección, también con los agentes del sector. Necesitamos a los constructores, a los agentes inmobiliarios y a la ciudadanía. Establecer sinergias es clave.
¿Qué hacemos con las viviendas vacías?
Movilizarlas, pero para ello debemos saber por qué están vacías, dónde están o en qué condiciones. Después, cuando tengamos localizados a los propietarios, habrá que ver los mecanismos que podemos ofrecerles desde la administración para que dejen de estarlo y si hace falta rehabilitarlas u ofrecer ayudas para ponerlas en el mercado hay que ver las opciones. La inseguridad y la incertidumbre jurídica no ayudan, pero tenemos las bolsas de alquiler.
¿Los pisos turísticos son una de las causas de los problemas del alquiler?
Puede que en determinadas zonas en las que la acumulación es más alta, pero nos faltan estudios. No es una causa única, pero por suerte se están poniendo los mecanismos para reconducir esta situación.
¿En determinadas zonas deberían limitarse o reducirse?
Tendremos que estudiarlo pero podría ser.
Encontrar piso de alquiler en Tarragona a un precio asequible es misión imposible.
El marco legal ha creado mucha inseguridad jurídica en los últimos años. Esto no ayuda ni a los arrendatarios ni a los propietarios, que tienen miedo de poner un piso en el mercado y por esto apuestan por el alquiler de temporada. Es otra línea a controlar para que no pase, porque si no nos quedaremos sin vivienda residencial.
Participó en el recuento de personas sin techo. ¿Qué aprendizaje le supuso a nivel personal?
Tengo una sensibilidad especial en este sentido y siempre he colaborado en los recuentos porque creo que es un tema importantísimo y necesario de cara a la sensibilización de todos los agentes.
