Los pescadores de Tarragona han vuelto hoy a faenar tras unos días de huelga. Siguen oponiéndose rotundamente a las medidas que Europa les impone y así se lo han trasnmitido a la secretaria general de Pesca, Isabel Artime, durante una reunión telemática que ha tenido lugar esta mañana con el resto de federaciones y organismos pesqueros.
El encuentro pretendía marcar una serie de propuestas para minimizar los daños al sector. El punto más polémico se generó con el tamaño de las mallas, el artilugio más imprescindible en la pesca de arrastre. Europa quiere que los pescadores cambien las que tienen en la actualidad por otras de menos selectivas, de 45 y 55 mm. De esta manera, según la Comisión Europea, se respetarán más las especies pequeñas.
La medida no gusta para nada a los pescadores de Tarragona, quienes aseguran que «con estas mallas dejaremos perder muchas especies importantes para nosotros, como pueden ser los cefalópodos, es decir, pulpos y calamares, o la gamba blanca», explica Xavier Domènech, secretario de la Federació Territorial de Confraries de Pescadors de Tarragona.
Se trata de un tema complejo de solucionar, ya que para algunos puertos del Mediterráneo la medida es correcta.
Por otro lado, el gobierno central se ha comprometido a hacer frente al gasto que implicará el cambio de mallas. Sin embargo, para los pescadores, no es suficiente.
Otra de las propuestas del sector es certificar las mallas para el plazo de un año. «Cuando se compran los arcos tienen una medida, pero con el paso de los meses se estrechan. Esto significa que si un inspector mide el arco y es más pequeño de lo permitido, nos sancionan pese a haber comprado una malla del tamaño que nos permiten. Por eso pedimos que nos certifiquen el arco y no vuelvan a inspeccionarlo en el plazo de un año», explica Domènech, quien añade que «como mínimo, de esta manera, no estaremos tan inseguros como ahora».
Cabe recordar que el sector está herido de muerte después de que la Comisión Europea les permita pescar los mismos días que el año pasado –130 días, o lo que es lo mismo, cinco m eses al año–, a cambio de aplicar medidas sostenibles. La de la malla es una, pero hay otras, como por ejemplo las vedas biológicas que, en el caso de Tarragona, ya se hacen.
Los marineros
Otra de las preocupaciones del sector son los trabajadores, los marineros. El sector pide que la burocracia para que los empleados puedan cobrar el paro y las ayudas sea más ágil y menos farragoso. ¿Si solo pueden trabajar 130 días al año, quién les paga el resto? La parte de las vedas las asume el paro, mientras que el resto de días parados, las ayudas de las administraciones. Por eso el colectivo pide que se faciliten estas gestiones.
Con todas estas propuestas, la secretaria general de Pesca presentará un borrador de medidas que será debatido internamente entre el sector. De ahí, saldrán las propuestas definitivas.
