El año 2024 no fue el mejor para los pescadores de Tarragona, después de que la Comisión Europea (CE) pusiera sobre la mesa, con vistas a 2025, una reducción del 79% de los días de pesca en el Mediterráneo, hasta una media de 27, frente a los 130 de 2023 y de 2024. Previamente, aún eran más: en 2019 fueron 220 por lo que, desde entonces, se ha producido una bajada del 40%.
La presión ejercida por el sector y por estados como el español, el francés y el italiano consiguió frenar el fuego, aunque de manera parcial: la decisión final de la Comisión fue que esos 27 días serían ampliables hasta los 130 del pasado año si se cumplen «un mínimo de medidas de sostenibilidad».
Dichas medidas son doce y pasan, entre otras, por adaptar las mallas para una mayor selectividad de las capturas, respetar las vedas en ciertas zonas o utilizar medidas de pesca innovadoras.
En otras palabras: a más medidas sostenibles impulsadas, más días de pesca. Lo que sí es cierto es que, según la propia Comisión Europea, «si un barco no aplica ninguna medida de sostenibilidad, la reducción de los días puede llegar al 79% [es decir, los famosos 27]».
«No estamos dispuestos a decir a todo que sí», Jaume Sans, vicepresidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona
En un primer instante, los pescadores de Catalunya decidieron ser prudentes y no rebelarse contra la decisión de la Comisión, como sí que hicieron tanto el gobierno italiano como los pescadores de Andalucía, quienes exigen no cumplir con el acuerdo.
No obstante, una vez analizado, los pescadores del Mediterráneo español han vuelto a ir a la huelga y pararon tanto este jueves como este viernes.
Un parón que coincidió con la reunión por videoconferencia que la directora general de Pesca, Isabel Artime, mantuvo con el sector. El objetivo principal fue el de abordar las medidas previstas para que no se apliquen los recortes aprobados.
El próximo martes, según el sector, la Secretaría General de Pesca del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación presentará sus propuestas definitivas para paliar el impacto de las medidas.
«130 días al año también son pocos para salir», Pau Escala, vicepresidente de la Confraria de Pescadors de Les Cases d’Alcanar
Este jueves, el propio Ministerio comunicó que se subvencionará el coste total del cambio de redes, una de las modificaciones exigidas para salir a la mar más días.
España anuncia subvenciones
Las medidas que se imponen a cambio de que los pescadores puedan salir un máximo de 130 días al año tienen que ver con las mallas y con las vedas biológicas.
La mayoría de barcas del arrastre cuentan con redes de 40 mm. Ahora, con la nueva normativa, deberán comprarse nuevas porque tendrán que ser de 45 mm en la pesca de costa y de 50 mm para la flota de arrastre. Si se cumple con estas dos medidas, los pescadores ya se harán con una compensación del 80% de los días.
Sobre esto, el Gobierno anunció ayer que convocará ayudas financiadas por el Estado para subvencionar las modificaciones de las redes de pesca a la totalidad de la flota del Mediterráneo para recuperar en 2025 los días de pesca del pasado año.
«Cambiar las mallas hace que se pierdan especies de un gran valor económico», Xavier Domènech, secretario de la Federació Territorial de Confraries de Pescadors de Tarragona
En concreto, se financiará el coste total del cambio de los copos (la parte final de las mallas). El Gobierno, tal y como ha pedido el sector, también certificará la medición e instalación, que tendrá validez de un año.
La próxima semana, Artime se reunirá con los directores generales de Pesca de las comunidades autónomas para abordar la aplicación de los resultados de la negociación pesquera. El 15 de enero, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se reunirá con los consejeros autonómicos.
En el total del Mediterráneo, el seguimiento de la primera jornada de la huelga fue de un 90%. Tanto en el Camp de Tarragona –solo paró la cofradía de Tarragona– como en las Terres de l’Ebre –hicieron huelga la mayoría de las barcas de La Ràpita, L’Ametlla de Mar y Les Cases d’Alcanar–, el seguimiento fue similar.
Desde la Confraria de Pescadors de Tarragona, su vicepresidente, Jaume Sans Luengo, explica que «se piden muchas cosas, pocas de ellas buenas; no hay nada positivo para nosotros, y sigue habiendo muy pocos días para ir a la mar». «No estamos dispuestos a decir a todo que sí», añade Sans.
«El resto de medidas que nos piden nosotros ya las estamos aplicando, como es el caso de las vedas o cierres parciales», Pau Escala, vicepresidente de la cofradía de Les Cases d’Alcanar
En las Terres de l’Ebre, solo salieron a faenar tres embarcaciones en L’Ametlla de Mar y cuatro en La Ràpita. Desde el sector se admite que los ánimos están bajos.
La propuesta de cambio en las redes de pesca es rechazada por muchos pescadores, al considerar que supondrá un descenso importante de capturas en especies de referencia.
«El resto de medidas que nos piden nosotros ya las estamos aplicando, como es el caso de las vedas o cierres parciales», recuerda Pau Escala, vicepresidente de la cofradía de Les Cases d’Alcanar.
«Si aplicamos todas las medidas, 130 días al año para poder trabajar también son pocos», lamenta. «Llevamos cuatro años de restricciones importantes, que han servido para recuperar los recursos pesqueros, pero esto desde Europa no se ha tenido en cuenta», comenta por su parte el secretario de la Confraria de Pescadors Verge del Carme de La Ràpita, Joan Balaguer.
«El cambio de mallas no gusta en Tarragona», Xavier Domènech, secretario de la Federació Territorial de Confraries de Pescadors de Tarragona
En la misma línea se muestra el secretario de la Federació Territorial de Confraries de Pescadors de Tarragona, Xavier Domènech: «El cambio de mallas no gusta en Tarragona porque entendemos que hay una pérdida de captura muy importante; el hecho de aumentar su tamaño hace que se pierdan especies que para nosotros tienen un valor económico muy importante».
Sans, por su parte, también afirma que, desde la cofradía de Tarragona, están elaborándose unas contrapropuestas para exponerlas en la reunión que llevarán a cabo las barcas del Mediterráneo español en el municipio alicantino de Santa Pola.