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La inflación se come la mayor subida de sueldos en 14 años en Tarragona

Los salarios acabaron 2022 con un alza del 3,5%, récord desde 2008, anulada por un IPC que en diciembre creció el 5,5%, casi el doble, y que provocó una pérdida de poder adquisitivo

13 enero 2023 21:02 | Actualizado a 14 enero 2023 07:00
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Tarragona cerró 2022 con cifras récord en casi 15 años en lo que se refiere a alzas salariales, con la ironía de que la inflación desbocada, pese a a atemperarse en los últimos meses del año, se come con creces esas subidas de sueldo.

El incremento de salarios pactado bajo convenio en la provincia dio un empujón en diciembre y se situó en un 3,5%. Hay que volver a la época de la burbuja inmobiliaria para ver un incremento igual. En 2008 la subida fue de 3,74%, en una de las últimas alegrías antes de la honda crisis financiera desatada.

Son cifras relativamente positivas que acaba de publicar el Ministerio de Trabajo. Se trata de un promedio de los sueldos acordados en 58 convenios colectivos firmados durante el pasado año en Tarragona. Afecta a más de 10.400 empresas y a unos 54.600 trabajadores, en sectores claves de la economía provincial.

Son alzas muy significativas, sí, pero que quedan lejos de las cotas sobre las que ha cabalgado la inflación en 2022. Los datos difundidos ayer por el INE cifran en un 5,5%, prácticamente el doble que la subida salarial, el aumento del IPC durante el mes de diciembre en las comarcas tarraconenses.

«Las empresas han seguido ganando dinero y por eso no puede haber tanta desviación entre el IPC y los sueldos», sostiene Joan Llort, secretario general de UGT en Tarragona

Es el quinto mes consecutivo de bajada, después de que en julio se llegara al tope (11,1%). Contribuye a ello el retroceso en marcha de los precios de la energía, en parte gracias a medidas como la llamada excepción ibérica. Por ejemplo, los gastos de electricidad, gas y combustibles se redujeron un 4% en el último mes del año.

Sube más la cesta de la compra

No evita eso que la cesta de la compra sea, en estos momentos de cierta benevolencia del IPC general, el gran tormento para el consumidor. Las tarifas de la alimentación y las bebidas aún siguieron creciendo en diciembre, hasta alcanzar un incremento del 15,8% (comparemos: cuatro veces más que los sueldos), firmando un nuevo récord en Tarragona.

A falta de ver los beneficios de la reducción del IVA, queda pendiente que esa aminoración en los costes de la energía se acabe trasladando a la cadena productiva de los alimentos, algo previsible en los próximos meses. Esos últimos balances del cierre del año confirman, pues, que los tarraconenses afrontamos la Navidad con precios prohibitivos, especialmente a la hora de hacer los menús.

La mayoría de convenios pactados, 44 de ese total de 58, eran de empresa. En ellos se ha conseguido un incremento salarial del 2,68%. En 14 ocasiones la negociación ha sido en convenios de ámbito superior. Ahí la subida es mayor, del 3,59%. De esta forma, Tarragona ha conseguido maquillar en esta recta final de año unos incrementos salariales que hasta entonces eran exiguos, en comparación con otras provincias. Solo hay que recordar, por ejemplo, el desajuste que se producía en el mes de julio: la inflación crecía al 11,1%, seis veces por encima de lo que lo hacía en ese momento la revisión salarial (1,72%).

«Hemos tenido que convocar huelgas en muchos sectores», explica Mercè Puig, secretaria general de CCOO en Tarragona

Los balances sindicales son agridulces. Se ha hecho trabajo en la negociación colectiva pero se asume una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores sin precedentes en décadas. «Queda la duda de si podríamos haber hecho más, conseguir más cosas, pero hemos negociado convenios en los que hemos incorporado la actualización de las tablas salariales ligadas al IPC, que era algo que no estaba presente en muchos», reconoce Joan Llort, secretario general de UGT en Tarragona.

Cláusulas de revisión

Asegurar una cierta revisión de las nóminas más o menos equiparada al IPC ha sido uno de los objetivos. «Normalmente negocias a varios años vista, con unas previsiones. Cuando la inflación estaba equilibrada, no se ponían cláusulas de revisiones y ahora se han ido incorporando. Es una rueda. Si el trabajador pierde poder adquisitivo, no consume y eso afecta al sistema», expone Llort.

Mercè Puig, su homóloga en CCOO, cree que «es muy complicado una revisión a a la altura del IPC, aunque conseguimos cosas, como el propio acuerdo de la reforma laboral y el salario mínimo, que ahora esperamos que vuelva a aumentar. Son logros importantes para no precarizar más».

En el resto, hay luces y sombras. «En el convenio del metal ha habido incrementos importantes, el de la construcción ha incorporado cláusulas de revisión salarial y también se han logrado cosas en convenios de grandes empresas», define Llort, sobre una realidad sindical marcada por la tensión durante 2022 y una conflictividad laboral que ha ido en ascenso y que seguirá este año. «En las negociaciones a nivel de convenios colectivos nos ha costado muchísimo, hemos estado convocando huelgas en muchos sectores», sostiene Puig.

«La actitud de las empresas ha sido negativa en la mayor parte de casos. Nosotros hemos visto que la repercusión de los costes de la energía ha recaído en el consumidor y las empresas tienen el mismo margen de beneficio, o lo han incrementado porque ha habido una recuperación económica. Se verá en el resultado de las cuentas. Han seguido ganando dinero y por eso no puede haber esa desviación entre los precios y los salarios», denuncia Llort.

«Las subidas de los convenios colectivos han quedado lejos del IPC», denuncia Toni Carmona, secretario de organización del sindicato STR

En esa misma línea se expresa Puig, que repasa victorias y derrotas: «Uno de los convenios firmados ha sido el del sector de supermercados. Nos costó mucho y fue algo importante. También fue importante el del metal. Nos ha faltado el de hostelería».

El conflicto también ha sido la tónica en la industria, nuevamente con algunos resultados mejores que otros. «Las subidas de sueldo a nivel de convenios colectivos se han quedado lejos del IPC, por lo cual la pérdida de poder adquisitivo es importante. Es el año en el que se han cerrado menos convenios. En el sector petroquímico no se han aplicado revisiones con carácter retroactivo, y la situación es compleja», expone Toni Carmona, secretario de organización del sindicato STR, que aun así extrae algunos aspectos positivos: «Me quedo con la huelga en Repsol, que sirvió para conseguir la subida con el 100% del IPC hasta 2024. También en BASF se ha logrado una mejora sustancial».

«Menos presión a la negociación»

El descenso de precios en los últimos meses es también una herramienta en ese contexto de acuerdos. Pimec, la patronal catalana de la pequeña y mediana empresa, celebraba ayer «la moderación del IPC». La entidad reclama «mantener la medida de la excepción ibérica limitando el precio del gas para generar electricidad» y pide ampliar la bonificación del gasoil profesional a las minipimes que usen su vehículo de forma intensiva en el negocio. Reconoce que «la elevada tasa de inflación subyacente –la que no considera la energía– puede tener un fuerte impacto en el tejido productivo» y ve con buenos ojos la rebaja del IVA en algunos productos.

Pimec cree que «la moderación del IPC debería permitir que la negociación salarial estuviera menos presionada» por esa contención de la deriva inflacionaria. La patronal define los aumentos salariales como «necesarios», pero pide tener en cuenta también «la ralentización del crecimiento del PIB y la moderación en la generación de empleo», para indexar esas mejorías de sueldo a conceptos como productividad, resultados, evolución del PIB o costes, y no solo al Índice de Precios al Consumo.

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