Después de las sorprendentes auroras boreales de esta pasada noche visibles a simple vista desde prácticamente todo el territorio, ahora todo apunta a «una segunda noche intensa», alertan desde el Parc Astronòmic de les Muntanyes de Prades. Una segunda oportunidad que ya sería la última, dado que, después, la actividad ya irá a la baja.
El astrofotógrafo y guía astronómico del Parc Astronòmic, Aleix Roig, recomienda a los interesados buscar puntos elevados y hacia el interior, como las Muntanyes de Prades o Montsant –donde hay diez miradores astronómicos– y mirar hacia el norte. Además, desde el Parc Astronòmic de Prades, se ofrecen las habituales observaciones astronómicas, aunque las plazas ya están todas prácticamente llenas y, en cualquier caso, hay que reservar previamente a través de su web.
Sobre la red de miradores astronómicos del Parc Natural de Monstant, éstos están ubicados en: La Bisbal de Falset, Margalef, Ulldemolins, Albarca, La Morera de Montsant, Poboleda, La Vilella Alta, La Vilella Baixa, La Figuera y Cabacés.
Excepcional, pero no inédito
Que hubiera una fuerte tormenta solar el viernes por la noche estaba previsto, pero lo que no se esperaba es el gran espectáculo que se generó: auroras boreales visibles a simple vista. El cielo se tiñó de color rosado, algo «¡histórico!», exclama el astrofotógrafo y guía astronómico del Parc Astronòmic de les Muntanyes de Prades, Aleix Roig, que no ha pegado ojo en toda la noche, pendiente de todo lo que ocurría.
Subraya que no es un fenómeno inédito, pero sí «muy singular y extraordinario en latitudes tan bajas». Y es que lo habitual es vislumbrar auroras boreales en las zonas polares «y, en este caso, se han visto incluso en las Islas Canarias, en puntos como el Roque de los Muchachos».
Roig relata que el origen del fenómeno son las tormentas solares (o geomagnéticas). Éstas arrastran partículas cargadas eléctricamente que, al chocar contra el campo magnético de la Tierra, generan un resplandor, que es lo que se conoce como auroras boreales. Habitualmente, este fenómeno solo es visible en los polos, pero en esta ocasión ha traspasado fronteras «por la intensidad de la tormenta», explica el astrofotógrafo y guía astronómico del Parc Astronòmic de les Muntanyes de Prades. Concretamente, ayer alcanzó el nivel G5 (el máximo) entre las doce y la una de la madrugada. Después, bajó la intensidad, pero siguió en niveles altos, prácticamente toda la noche, con una intensidad G4.
Sobre el color rosado, Roig relata que «no teníamos la aurora exactamente encima» y lo que se veía era lo que se conoce como Stable Aurora Red Arc (SAR), que crea un arco rogizo.