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Depende

20 abril 2023 19:08 | Actualizado a 21 abril 2023 07:00
Emilio Mayayo
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Todo aquel que ha querido ha podido ver, leer o bien oír lo que ha y está pasando en nuestro país vecino con eso de las jubilaciones. Dicen que en Francia las quieren subir de los 62 a los 64 años. El presidente Macron se ha puesto duro y no se apea del carro. Para ello ha sacado a las calles las fuerzas de orden público contra todo aquel que protestaba y no ha sido solo en París, en todas las ciudades. Huelga general contra el poder establecido.

Aquí se ha aprobado una nueva ley sobre las pensiones y poco ha sucedido. Quiero resaltar que nuestro planteamiento de las pensiones es muy diferente al francés. Según nos dicen tienen 28 modos diferentes de acceder a la jubilación cuando llegas a una edad estipulada y a unos hechos determinados. Otros países poseen muy diferentes tipos o variantes sobre las que no voy a profundizar.

Si lo aplicamos al tema que nos trae a colación, en cada país existe una normativa diferente. En el nuestro la que tenemos ahora, que ha modificado la establecida por Rodríguez Zapatero, en la que alargó de forma progresiva la jubilación hasta los 67 años, desarrollándose a lo largo de años sucesivos.

Pero para poner sal en la herida, esta normativa no es para todos los trabajadores por igual. Descartando a los autónomos, hay funcionarios que su jubilación forzosa puede llegar hasta a los 70 años, por ejemplo docentes universitarios, registradores o jueces y magistrados, que inclusive llegan algunos a los 72 años.

Dejando otras profesiones y centrándome en la mía, por no quererme meter en camisa de once varas, hay para todos gustos. Cada Comunidad Autónoma aplica diferente rasero. Partiendo de la base de que hay gran falta de médicos en hospitales públicos y en primaria, al ICS no se le ocurre otra cosa que seguir jubilando a los 65 años, incumpliendo las leyes establecidas.

Pese a la falta de médicos, al ICS no se le ocurre otra cosa que seguir jubilando a los 65 años, incumpliendo las leyes establecidas

Tiempos atrás, en épocas de la consellera Geli, se llegó a proponer que en algunas especialidades, en concreto cinco, pudieran alargar, si lo consideraban radiólogos, ginecólogos, etc (un soberano agravio comparativo) pudieran tener una vida laboral hasta los 70 años.

En otros casos se les propuso pasar a médicos eméritos, siguiendo con agravios incomprensibles. Ante tal despropósito por parte de la administración, no se realizó ningún tipo de acciones conjuntas (que yo sepa) y los colegios de médicos de las cuatro provincias, sindicatos o grupos de presión, silencio por el foro.

Cosa diferente aconteció en la comunidad autónoma vecina y se ha podido recordar recientemente lo ocurrido. El Heraldo, periódico más leído de Aragón, traía la noticia el jueves 6 de abril «Aprobado el pago de 21,1 millones por la jubilación forzosa de médicos».

La DGA autoriza a Salud el reintegro fraccionado a la Seguridad Social por las prestaciones de los facultativos de 2013 a 2015. Viene a decir que tras la jubilación forzosa a los 65 años, hubo reclamaciones judiciales y el Tribunal Superior de Justicia de Aragón les dio la razón, que fue ratificada posteriormente por el Tribunal Supremo.

De esta manera, se llegó a readmitir o bien a retribuir a los que reclamaron y a partir de entonces aquel que quiere alargar su actividad en la sanidad pública hasta los 70 años, tiene todo su derecho. Indudablemente, aquel que quiera hacerlo antes lo puede hacer si tiene los requisitos necesarios.

No pasa lo mismo en nuestra comunidad. Tengo un amigo médico que trabajó en nuestra capital. Pocos días antes de cumplir sus 65 años recibió una carta, digamos por medio del famoso ‘motorista de antaño’, donde le jubilaban.

Ni corto, ni perezoso fue a hablar con RRHH y luego con el que firmaba la orden, para pedir que se cumpliera la ley Zapatero y le alargaran los tres o seis meses que le quedaban. La respuesta (que se veía venir) fue que reclamara por vía judicial al contencioso-administrativo. Lo valoró y no lo consideró oportuno, ya que lo debía hacer de forma personal y no le salía a cuento.

Según el Tribunal Supremo, aquel que quiere alargar su actividad en la sanidad pública hasta los 70 años, tiene todo su derecho

Sin embargo, poco después otro colega que sufrió similares atropellos administrativos, armado de valor y de valores pecuniarios, llevó al ICS a los tribunales. Valor, inconsciencia, atrevimiento o bien deseo de que la administración cumpla y no tenga los abusos de poder con los que suele actuar.

Lo expuesto son diferentes formas de encauzar el mismo problema. Unos lo hacen por la fuerza o por la presión social. Otros por medio de las leyes establecidas ya sea de forma grupal o bien de forma individual. Con todo ello me viene a la mente la canción Depende, del grupo musical Jarabe de Palo.

En su repetido estribillo se puede oír varias veces: «Depende ¿De qué depende? De según cómo se mire todo depende». Que se traduce en que cada cual hace lo que considera más oportuno, aunque puede que no sea lo más efectivo.

Mientras me llega la fecha de mi jubilación, que se va a producir en breve, he tomado en consideración volver a releer una gran obra que lleva por título En busca del tiempo perdido, cuyo autor es Marcel Proust. En concreto, una edición de 1952 editada por Janés editores.

En el primero de los dos tomos del voluminoso escrito hay recogido un gran prólogo de Mauricio Serrahima que se inicia con esta frase «Así como dijo Maragall...».

Ahora que dispondré de mucho tiempo (eso espero), me he propuesto dar sentido a esta frase y a otros hechos acontecidos en mi larga vida profesional.

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