Rainiero Cantalamessa hace décadas tiene un encargo único en el Vaticano: ser predicador de los Papas (aunque no solo de ellos). En su primera prédica a Francisco aludió a un relato de Kafka, que cuenta las dificultades de un mensajero para trasmitir fuera del castillo los deseos del emperador en su lecho de muerte, porque se perdía entre tantas habitaciones, pasillos y escaleras y no lograba salir.
Francisco ha evitado que le sucediera algo así, y pide una Iglesia «en salida», capaz de llegar a los más vulnerables, «pobre y para los pobres», en la que sus ministros tengan «olor de oveja» y transmitan mensajes de alegría.
Hoy cumple 88 años. Es el Papa más longevo después de León XIII que murió a los 93. Muchas felicidades y que Dios le guarde.