Un estudio antropológico liderado por la Universitat Rovira i Virgili señala que la pandemia de Covid puso en evidencia la «fragilidad» del sistema de cuidados existente en España y considera que ha sido «el gran olvidado desde el punto de vista político y epidemiológico. La investigación concluye que es necesario construir un sistema que garantice la dignidad tanto de las personas que cuidan como de las que son cuidadas y llama a «superar las ineficiencias del sistema actual, basado además en injusticias sociales y de género».
Lo más urgente, según el estudio, es «ponerse al día» en la aplicación de la Ley de Dependencia, así como mejorar los salarios y condiciones laborales de los trabajadores del sector de cuidados, que tengan una formación más orientada a las relaciones sociales y humanas y ofrecerles ayuda psicológica. Vamos, que hay trabajo por hacer y no va a ser fácil que se lleve a cabo.
Los datos, al menos, son demoledores: más de 3.700 personas en la provincia de Tarragona están en lista de espera para poder acceder a una ayuda de la dependencia. La cifra incluye a aquellas que están pendientes de la valoración inicial de su grado de dependencia y también aquellas que, una vez resuelto, permanecen a la espera del programa individual de atención (PIA que establece los servicios y la prestación económica a recibir por parte del beneficiario. La sensación es que la situación apenas ha progresado después de una pandemia que afectó especialmente los más vulnerables.
Hay un laberinto burocrático. Al respecto, los datos apuntan que cada 40 minutos muere un dependiente catalán en lista de espera, 21 al día, 7.827 al año. En el conjunto de España, en 2021 fallecieron 43.381 personas que se encontraban en las listas de espera de la dependencia. Es evidente que el sistema está fallando.