Finalmente empezarán los trabajos de demolición de la plataforma del Miracle. Esta misma semana. Tras 24 años de historia, de los cuales 12 han sido en abandono y marcados por los daños estructurales, el popularmente conocido como ‘mamotreto’ se despide. A priori, este es un momento esperado por los tarraconenses. Pero, es relevante considerar qué valoración hacen de ello los vecinos de la zona y aquellos que frecuentan el paseo marítimo. Desde el lunes pasado, el tramo del ‘zigzag’ –entre la rotonda de la calle Mestre Benaiges y el Pont d’Armes del Fortí de Sant Jordi– ya se encuentra sin circulación. Una situación que, según lo previsto, se mantendrá hasta el 30 de septiembre.
«Ya era hora de quitar esa aberración, que tanto molesta y no sirve para nada. Pues daremos más vueltas si nos cortan el paseo. Es un mal más que necesario», así valora la situación Matilde, que, como muchas otras, frecuenta la zona para dar paseos con las amigas. Y ella no es la única con esta visión. De hecho, parece que la gran mayoría de los afectados coinciden. A pesar de los inconvenientes de movilidad evidentes, los vecinos no muestran un gran malestar. Es un mal menor. Aun así, parece que mucho peatones no conocen en detalle la información sobre las obras y su afectación.
La satisfacción de imaginar el paisaje del Miracle sin esa gran masa de hormigón es perceptible. Muchos, como Mercé, esperan que tras las obras «se habiliten más espacios verdes y se renaturalice el espacio como se prometió». Una de las posibles problemáticas del corte era el aumento del tráfico en el desvío por las calles M. Benaiges y Robert d’Aguiló. Sin embargo, ningún vecino ha manifestado molestias importantes durante esta primera semana. «Prefiero mil veces que pasen más coches por la calle que seguir viendo ese mamotreto –expresa Rosa Anna, vecina de R. d’Aguiló–, la gente se las apañará para dar la vuelta y aparcar».
Pese a la resignación optimista de la mayoría, otros optan por ser más pragmáticos, como Fernando y Cristina, residentes de la zona: «Estamos a la expectativa aún. ¡Lo importante es que si se hacen las cosas, que las hagan bien!». Algo que sí han lamentado unánimemente los ciudadanos es que las obras ocupen toda la temporada de baño.
Tocará dar más vuelta
No son pocos los conductores que se paran sorprendidos al atravesar el Passeig y toparse con el vallado bajo la plataforma. Lo mismo les pasa a los corredores que pretenden completar su recorrido habitual. «No creo que suponga ningún problema, ya tomaba el desvío desde que hicieron el ‘zigzag’ de un solo sentido», cuenta Pep, que siempre pasa en coche para ir a trabajar. Varios grupos de runners tampoco parecen preocuparse: «Ahora toca dar más vuelta, pero qué remedio. A la larga será mejor».
Varias personas del barrio comentan quiénes son los más molestos con las obras: «Los únicos que vemos renegando siempre son los ciclistas». El carril bici entre Miracle y Arrabassada ha quedado inconexo. Los ciclistas también deben tomar el desvío. Fernando, ciclista de la zona, acepta las molestias siempre que «a la larga se respete el carril bici».
Los que seguro salen perjudicados son los perros. El trozo de playa canina del Miracle quedará inutilizable este verano, a la espera de futuras soluciones. No son pocos los usuarios, como Maria y Gerard, que consideran esto como el único «agravio» a su día a día.