Mercè Gisbert (La Sénia, 1964) es catedrática de Tecnologia Educativa en el Departament de Pedagogia de la URV, doctora en Ciències de l’Educació por la UB y especialista en Tecnologies Aplicades a l’Educació. La semana pasada el Campus Sescelades acogió el Fòrum Internacional d’Educació i Tecnologia (FIET), del cual ella es organizadora, y las conclusiones que se sacaron pueden ayudar en la aplicación de la tecnología y la inteligencia artificial en las aulas. Aprovechamos la oportunidad para hablar con ella de estos temas, de ética y del espíritu crítico que, dice, le falta a la sociedad.
¿Qué conclusiones podemos sacar del pasado FIET?
Es muy complicado resumir tantos días y tanta gente, necesitaremos un tiempo para ordenar el material, teniendo en cuenta el cambio en el formato del fórum. Pero hay tres elementos recurrentes en todos los debates: por una parte, la ética en el uso de la inteligencia artificial (IA). Nos preocupa desde todos los puntos de vista del usuario: formación, ejecución, ciudadanía... pero también desde la perspectiva de sus diseñadores.
La IA es útil, pero debemos saber utilizarla. El ChatGPT nos engaña: tenemos que contrastar la información
El segundo elemento es el desarrollo de la competencia digital, que es fundamental, y finalmente la formación del profesorado. Sobre estos tres ejes articulamos el discurso desde todas las perspectivas: políticas públicas, redes de participación ciudadana, nuevos escenarios de aprendizaje y modelos de formación, etc.
¿Cuál es la valoración de los cambios aplicados?
Buena, los mantendremos. Y esto que era una expectativa total. Es la parte más bien valorada de todas, todo el mundo tuvo un espacio de reflexión colectiva sobre lo que hay que hacer y la gente salió con la sensación de haber aprovechado el tiempo.
Hablaba de ética y tecnología. ¿Cómo casa eso con la educación?
Este debate se debe orientar desde las preguntas que cada uno de nosotros nos tendríamos que hacer y cómo utilizamos la IA. Como siempre pasa, las tecnologías no fueron diseñadas para el mundo educativo, sino con intereses económicos.
De modo que pensar en el usuario es fundamental, y sobre cómo puede tener un mayor papel en el diseño de estas tecnologías. La IA es mucho más compleja que las tecnologías anteriores y el usuario debe tener un criterio crítico claro.
¿Por qué son importantes la competencia digital y la formación del profesorado?
El ejemplo de los móviles en clase es paradigmático. Les damos la culpa de todo sin preguntar a los jóvenes pero el profesorado debe ser competente digitalmente. Todos estamos alfabetizados tecnológicamente pero no somos competentes, aunque durante la pandemia se hizo un gran esfuerzo para integrar la tecnología al proceso educativo. Pero con la vuelta a la normalidad hemos dado pasos atrás.
Los cambios en el formato del pasado FIET son muy bien valorados; la gente salió con la sensación de haber aprovechado el tiempo
Educar a la gente que ha de educar a las nuevas generaciones es imprescindible, y ahora mismo en los planes de estudios de estas carreras en la URV no hay ninguna asignatura en competencia digital. Hace tiempo que digo que todo el profesorado debería tener ciertos conocimientos digitales, hasta el punto que tendría que ser un elemento que determinase si se le puede contratar. Por lo menos en el sistema público.
¿Tenemos miedo a la IA?
No es miedo, es una cuestión de seguridad. Necesitamos un criterio crítico para poder analizar la IA. El ChatGPT nos engaña muchas veces pero tenemos que ser capaces de verlo, de contrastar esa información. Y, al fin y al cabo, es una herramienta más, ya que el profesor tendrá la atribución de definir el proceso formativo y los objetivos de aprendizaje. ¿La IA es útil? Sí, pero debemos saber utilizarla.
Con las redes sociales y los medios de comunicación pasa lo mismo.
Sí, ¿cómo fabrican los titulares los medios? ¿Cuál es el objetivo: informar o impactar? A veces coinciden y a veces no. Pero para enfrentar este debate haría falta incorporar otras alfabetizaciones, no sólo la lectoescritura. Saber leer los medios de comunicación. Estamos alfabetizados pero no somos competentes en este sentido.
