Un grupo de arqueólogos ha desenterrado un conjunto de restos romanos en un edificio de la plaza d’en Rovellat, los cuales habrían sido reutilizados posteriormente en una iglesia visigoda datada entre los siglos V y VI. Este descubrimiento resalta la importancia histórica de la ciudad y pone en valor la cuidadosa integración del patrimonio arqueológico en los proyectos de rehabilitación urbana.
El edificio en cuestión, ubicado en el corazón de la Parte Alta de Tarragona, ha permanecido deshabitado durante 18 años y en un estado de deterioro significativo. Adquirido en 2022 por un grupo de arquitectos con la intención de destinarlo a alquiler social, se enfrentó a la necesidad de una rehabilitación integral. Sin embargo, en una ciudad como Tarragona, conocida por su denso patrimonio histórico, cualquier intervención arquitectónica debe ir precedida de un exhaustivo estudio arqueológico.
Fue durante estas excavaciones cuando los arqueólogos se encontraron con una grata sorpresa: dos columnas de origen romano, reutilizadas en un edificio posterior, posiblemente visigodo. Este hallazgo sugiere la existencia de una iglesia visigoda en la zona, que podría ser la segunda catedral de Tarragona, la desaparecida iglesia de Sant Pere. La hipótesis ha tomado fuerza a medida que se han desenterrado más elementos, incluidos las bases de las columnas y el pavimento de la iglesia.
Como se detalla en el artículo publicado por la revista Tag del Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Tarragona, el hallazgo de estas columnas y la estructura subyacente es una ventana a un pasado complejo y entrelazado.
El promotor del proyecto, Iván Fernández, destacó las dificultades inherentes a la excavación, realizada en un área donde ya se intuía la presencia de restos arqueológicos. Fernández mencionó que “ya nos imaginábamos que podríamos encontrar restos porque al lado del restaurante Ares, hay una columna visible desde la calle, y justo frente a nuestro edificio, en las medianeras, hay dos columnas que se pueden intuir”.
Este caso subraya la importancia de seguir un procedimiento meticuloso y respetuoso con el patrimonio a la hora de abordar proyectos de rehabilitación en áreas históricas. En un mundo donde el desarrollo urbano a menudo entra en conflicto con la conservación del patrimonio, este proyecto en la Plaza d’en Rovellat es un ejemplo destacado de cómo ambos pueden coexistir y enriquecerse mutuamente.
El descubrimiento también vuelve a reforzar la imagen de Tarragona como un enclave arqueológico de primer orden, donde cada intervención en su tejido urbano puede revelar nuevas piezas del rompecabezas histórico de la ciudad.