El Barri de la Marina ya tiene hoja de ruta. Tras dieciséis meses de trabajo, ayer el equipo redactor daba a conocer el nuevo Pla Integral de la Part Baixa, un instrumento que debe servir para la recuperación y transformación de todo este entorno, largamente reivindicada por parte de los vecinos.
«Hoy no acaba nada sino que empieza, pero ya sabemos qué queremos y con un amplio consenso», afirmaba el alcalde de la ciudad, Rubén Viñuales. El máximo responsable municipal hacía estas declaraciones delante de una cincuentena de vecinos y representantes del tejido asociativo, que quisieron conocer de primera mano el contenido de este documento que debe marcar el futuro.
El plan se da a conocer tras un trabajo de diagnosis previa y un proceso participativo con los vecinos. Todas estas aportaciones han quedado recogidas en un documento con 25 actuaciones concretas, que ponen el acento tanto en el aspecto urbanístico, como en el social, patrimonial y comercial de todo el entorno. Las propuestas se articulan alrededor de cuatro ejes que hacen referencia a vivir, convivir, disfrutar y activar el barrio.
Las acciones son ambiciosas y en el plan se establece una calendarización a corto, largo y medio plazo. Algunas de estas ya están encarriladas, como los nuevos colectores de Torres Jordi para acabar con los problemas de inundabilidad; o la reforma de la calle Apodaca, que tiene 100.000 euros en el presupuesto para el concurso de ideas, que debe servir para mejorar este eje desde la calle Unió a la Plaça dels Carros.
La degradación del espacio público y la necesidad de mejorar las comunicaciones entre la Part Baixa y el centro hace que la parte urbanística tenga un peso muy relevante. Al respecto destaca la apuesta por la mejora de la calle Reial, donde se prevé ensanchar las aceras y dar más espacio para los peatones y el verde. Esta actuación está muy vinculada con la apuesta por transformar la calle del Mar, la nueva fachada marítima por la que debe pasar el futuro tranvía cuando se elimine una parte de las vías del tren que ahora no se utilizan, lo que comportará una reordenación de la movilidad en ambos ejes.
Hasta la estación de trenes
Esta transformación también debe alcanzar las plazas de los dos extremos, como son la Dels Infants y Dels Carros. Y en este último caso, se prevé que se extienda hasta la estación de trenes, donde se prevé la nueva Porta Ferroviària. Esta comprende todo el ámbito delante la terminal de trenes hasta el Palau de Congressos, donde se prevé una reforma integral de la Plaça de la Pedrera, redistribuyendo el espacio dedicado a los peatones y al tráfico rodado.
Otra de las grandes apuestas es el Balcó de la Part Baixa, el cual generará puntos panorámicos de observación del patrimonio en las calles Doctor Zamenhoff, Caputxins, Arquitecte Rovia y Pons d’Icart. Esta actuación busca un doble propósito. Por un lado, poner en valor los restos del Teatre Romà y el espacio museístico que quiere generarse en el entorno, con las termas de Sant Miquel y los Jardins Vapor. Y, por el otro, mejorar las conexiones entre la Part Baixa y el centro, abriendo la zona verde de Caputxins hasta la Chartreuse.
Equipamientos públicos
«Hemos intentado identificar proyectos que puedan ser catalizadores y que la iniciativa privada pueda sumarse», afirmaba Helena Cruz, de la UTE TerritorisXLM.
En cuanto a otro de los déficits del barrio, como es la falta de equipamientos públicos, el documento propone generar un gran centro cultural en el edificio de la Chartreuse, con capacidad motora para atraer a visitantes. La recuperación del edificio de la calle Santiyán como Centre Cívic y Casal de la Gent Gran y un equipamiento cultural en los Magatzems del Blat son otras de las propuestas.
Cruz reconocía que «es un plan ambicioso, en el que no hemos querido renunciar a actuaciones que consideramos necesarias». Estos propósitos de máximos comportarán obligaciones para todas las administraciones para seguir adelante. «El papel del Estado es fundamental para que pueda hacerse esta nueva fachada marítima o el de la Generalitat, con el Teatre Romà y la reactivación de la Chartreuse», decía.
Más allá de un calendario, el documento incluye también una estimación de la inversión necesaria, así como el modelo gestión. Y, aunque no acaba de establecer un orden de prioridades, sí que se identifican posibles fuentes de financiación más allá de la aportación que pueda hacerse a nivel municipal. Y es que, el conjunto de las actuaciones se han previsto de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que debe facilitar que pueda accederse a vías de financiación, como pueden ser las convocatorias europeas.
Más allá, el concejal de Urbanisme, Nacho García, avanzó que el Ayuntamiento de Tarragona presentará el plan a la convocatoria que tiene previsto abrir la Generalitat, para la futura Llei de Barris. «Estudiaremos cómo son las bases y a qué podemos acceder, pero es un plan muy maduro que se ha hecho a partir de la participación de la gente del barrio y tenemos experiencia en este sentido», argumentaba.
El próximo paso será llevar el plan al plenario para su aprobación definitiva. Todavía no se sabe si será el de este mes de febrero o ya para marzo. «Es una hoja de ruta que hemos consensuado entre todos, por lo que no quiero que sea un plan del Gobierno, sino de la ciudad», afirmó Viñuales.