Los ingresos por ventas de armas y efectos militares de las cien empresas más importantes de la industria bélica mundial cayeron un 3,5% en 2022, hasta los 552.000 millones de euros, a pesar de ser un periodo con un importante incremento de la demanda de productos bélicos debido a la guerra en Ucrania y a las tensiones en diversas regiones del globo, según un informe del Centro Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés). El estudio no computa, por cuestiones obvias de fechas, el conflicto en Gaza. Guerras no faltaron, desgraciadamente, y hubo un fuerte aumento de peticiones de armas y equipo militar, pero las compañías armamentísticas se enfrentaron a una escasez de mano de obra, una subida de costes e interrupciones en la cadena de suministros.
«El conflicto en Ucrania creó una demanda concreta de material para una guerra de desgaste», explica Lorenzo Scarazzato, investigador de Sipri. Los mayores ingresos los obtuvieron los fabricantes de blindados y de municiones. Detrás de cada drama (casi) siempre hay alguien que sonríe.