Musk, Vance y Trump: los 3 Reyes del mundo en 2025

04 enero 2025 20:40 | Actualizado a 05 enero 2025 07:00
Àurea Rodríguez
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El 2025 nos encuentra inmersos en un escenario donde tecnología, nacionalismo y redes sociales han creado un nuevo paradigma. Las tres nuevas figuras en la casa Blanca: Elon Musk, J.D. Vance y Donald Trump, prometen cambios. Si bien son personalidades distintas, su influencia conjunta está transformando las bases democráticas y culturales de los Estados Unidos y del mundo.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca como rey del mundo simboliza algo más que un cambio de administración; es una declaración de principios. Su liderazgo no busca consenso, sino impacto. En él, millones de estadounidenses ven una América indomable que desafía a quien amenace a América, básicamente estás conmigo o contra mí. Desde Europa, Trump se percibe como un peligro: un símbolo de fragmentación que podría erosionar los cimientos del multilateralismo. Este modelo de «política de bloques» que amenaza con reconfigurar el equilibrio mundial, es algo que nos concierne profundamente.

El rey del mundo gracias a tecnología, Elon Musk, por su parte, representa otro tipo de liderazgo, pero no menos inquietante. Trump lo ha designado para su Departamento de eficiencia gubernamental. A pesar de criticar la falta de eficiencia del gobierno, las empresas de Musk están en la lista de receptores de subvenciones.

Aunque su esfera teóricamente no es la política, su apoyo a Trump y su poder es más que evidente. Musk no solo domina la innovación tecnológica; también controla la narrativa sobre el futuro. Desde la plataforma X hasta sus proyectos espaciales, Musk está configurando nuestra imaginación colectiva. Pero este futuro que promete, lleno de disrupciones, no siempre contempla las consecuencias sociales. En su figura vemos el ascenso de una nueva clase de poder: aquella que no necesita gobiernos para modelar la realidad.

Y está J.D. Vance, el vicepresidente electo, o presidente en el caso que a Trump le pasara algo, el puente entre el discurso ultraconservador y la clase trabajadora. Su ascenso como líder populista pone de manifiesto como el progreso económico y social que tanto celebramos ha dejado atrás a demasiados que han comprado la teoría del enemigo de fuera.

Vance ha sabido convertir este malestar en un discurso polarizante y de derecha posliberal uno que rechaza la superficialidad mientras ensalza las tradiciones y los valores locales y entre otras cosas, ha manifestado su oposición a la ayuda militar estadounidense a Ucrania mientras que es un claro defensor de las armas.

Vance trabajó durante dos años para Peter Thiel, gran apoyo de su campaña y que fundó Paypal con Musk. Thiel es un inversor de capital riesgo y cofundador de Palantir Technologies, una de las empresas de tecnología armamentística más importantes del mundo. Palantir ha aplicado la inteligencia artificial para desarrollar el programa Lavender utilizado por Israel y que asigna puntuaciones de riesgo a los ciudadanos de la Franja de Gaza.

Ante este panorama, en 2025, seguirá creciendo el otro bloque, el poder de China y con el bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y sus cada vez más aliados, que desafían directamente la hegemonía americana. Mientras Estados Unidos se debate entre la polarización interna y los liderazgos disruptivos, China consolida su influencia global a través de iniciativas como la Franja y la Ruta de la seda, y los BRICS avanzan con propuestas que buscan desdolarizar la economía mundial. Europa, atrapada entre estos polos, debe enfrentar la pregunta de cómo posicionarse a la vez que defenderse: ¿debería aliarse con una América impredecible, con un bloque liderado por China, o buscar una tercera vía de independencia ante los reyes del planeta?

Musk, Vance y Trump han prometido muchas cosas, sus actos no solo afectan a Estados Unidos; también nos desafían a todos. Pero la creciente influencia de China y los BRICS también nos recuerdan que el mundo no gira solo en torno a Estados Unidos.

Al final, la cuestión no es solo cómo nos afecta su liderazgo, sino qué estamos dispuestos a hacer nosotros por nosotros mismos para reafirmar los principios que consideramos esenciales y seguir siendo competitivos en el planeta.

Este 2025, debemos decidir si queremos ser espectadores pasivos o actores decididos en un mundo que está cambiando rápidamente y que por supuesto, no nos espera. Esperemos que nuestros tradicionales Reyes de Oriente Melchor, Gaspar y Baltasar nos traigan paz con estos nuevos Reyes del mundo del 2025.

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