Las delicias de la ducha y el baño

Saber escoger un buen jabón es un toque de distinción

15 marzo 2025 16:52 | Actualizado a 16 marzo 2025 10:00
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Como la espuma

El gesto cotidiano de abrir el grifo, dejar correr el agua y enjabonarnos con gran despliegue de espuma nos parece hoy tan banal que apenas le concedemos importancia. En higiene, el jabón, con su espuma acariciante, marca la diferencia entre la obligación y la devoción; entre el deber y el placer; entre lo cotidiano y lo especial. Saber escoger un buen jabón es un toque de distinción que no todos saben apreciar porque no entienden que el jabón puede identificarse con nuestros gustos, darnos una fragancia singular y ayudarnos a aparecer más bellos.

Un poco de historia
Parece ser que fueron los romanos de la Galia, coquetísimos antepasados, quienes inventaron una mezcolanza de sebo de cabra, cenizas de roble y jugos de diversas hierbas, a la que llamaban “sapo”, tomado del nombre del germánico “saipon”. Esta palabra es el origen de savon (francés), savone (italiano), soap (inglés), sabó (catalán) y jabón (castellano).

La fecha en la cual se obtuvieron los primeros jabones sólidos, más manejables y de un alto poder detergente es confusa. Para algunos, son los alquimistas árabes del siglo VIII los que dieron con la fórmula, aunque también los genoveses del siglo XII y los españoles del XIII se disputan la patente del invento. Pero, desde aquellos tiempos, la industria jabonera francesa, la británica y la española han hecho sorprendentes progresos debido a la incorporación de nuevos aceites, aromas y texturas. Hasta disponer de la enorme variedad actual, han pasado muchos años en los que la higiene ha conseguido una victoria significativa.

Actualmente, la industria perfumista y la saponífera desarrolla una nueva generación de jabones mucho más selectos, suaves y exquisitos que atraen poderosamente la atención de nuestro olfato y tacto. Son objeto de placer estético que vuelven a cobrar protagonismo hasta el punto de convertirse también en piezas importantes de la decoración del cuarto de baño. Con una fórmula básica aparentemente sencilla, el jabón es el resultado de la fusión de grasas (sebo), aceites vegetales (principalmente de coco, soja, maíz, oliva y palma) y aceites animales, a los que se añade un alcalino (como el hidróxido de sodio). Como en todo, la calidad de las materias primas determinará la calidad del producto final. Partiendo de esta base, se abre actualmente todo un mundo de posibilidades en olores, colores, aspecto, textura y formas.

Los fabricantes de perfumes, conscientes de esta nueva vertiente hedonista del jabón, han empezado a incluir en sus líneas de baño a jabones perfumados que constituyen un auténtico lujo por su exquisitez.

Las delicias de la ducha y el baño
El agua es el producto de belleza más barato del mercado, sin contar con que también es el mejor y el que más aplicaciones tiene. Según se regule su temperatura, puede estimular, relajar, despertar o vigorizar.

La ducha matutina es un recurso tonificante muy útil para despejarse con prestura y estimular la piel. Lo mejor que se puede hacer por las mañanas, al saltar de la cama, es darse una ducha. Despierta a las terminaciones nerviosas, repartidas por la piel, y da vigor al cuerpo adormecido. No conviene prolongar más de cinco minutos la ducha diaria y no utilizar agua muy caliente, ya que los poros de la piel se abren y pierden demasiada humedad. La temperatura ideal está entre los 28 y los 35 grados.

En cuanto a la ducha alternante, es preferible tomarla por la noche. Consiste en ducharse primero durante uno o dos minutos con el agua tan caliente como tu piel pueda soportar; a continuación, cambiar al agua fría, volver a ducharse con agua caliente (de 38 a 43 grados) y terminar con un nuevo contraste de agua fría (menos de 18grados).

Si la piel está seca y deshidratada, lo mejor es una ducha al aceite. Consiste en ducharse primero con agua caliente (de 29 a 38 grados) y un jabón suave. Luego, cerrar la ducha y aplicarse el aceite corporal que se desee sobre la piel húmeda. Volver a ducharse con agua caliente y luego otra vez con agua fría. Al terminar, la piel quedará tersa, suave y totalmente hidratada.

Cabe destacar también la gran efectividad de la ducha exfoliante. Consiste en ducharse utilizando un gel revitalizante. Después, con el cuerpo húmedo, se aplica un producto exfoliante para retirar las células muertas de la piel y dejarla luminosa. (La temperatura del agua debe oscilar entre los 25 y los 29 grado).

Hay también la llamada ducha a presión. La presión alta del agua sobre nuestra piel produce un efecto tranquilizante y es casi tan beneficiosa como un masaje manual. Si además de la presión, se hace con agua muy caliente, no es recomendable para las personas con una piel muy sensible y delicada, ya que elimina de la piel la grasa y humedad que necesita para conservarse fresca. La temperatura ideal del agua oscila entre los 35 y los 38 grados. No hay que prolongar la ducha más de 15 minutos.

Por último, citaremos a la ducha de frescor. Se hace con agua a temperatura bastante más baja que la de nuestro cuerpo. La sensación de frescor después de la ducha se puede mantener durante un período largo de tiempo. La temperatura ideal está entre los 24 y los 29 grados.

Aconsejo: Jabón de Marsella Lavanda, de Beau Terra. Enriquecido con aceite de oliva y de coco, con propiedades nutritivas y protectoras. Con glicerina y ácidos grasos esenciales, protege la piel de la deshidratación. El extracto de lavanda deja la piel con un aroma fresco y floral.

El confort del baño
El baño puede convertirse en un auténtico tratamiento de belleza, barato y relajante. Un buen baño, además de limpiar, se utiliza para relajar, suavizar, estimular, ejercitar y perfumar el cuerpo. Por cierto, llamemos “baño” al hecho de sumergirse en un líquido para asearnos, y no a la habitación donde está –exclusivamente- el “excusado” (¿hay algo más ridículo que en un avión un pasajero pregunte por “el baño” cuando todos saben que no hay ninguna bañera a bordo?).

Hay tres tipos de baño muy interesantes:

- Baño de espuma. Con un alto poder limpiador y tonificante si es seguido por una ducha fría. Si en la bañera se diluye un gel espumoso y concentrado, con extractos de plantas, la acción espumosa se multiplicará gracias a la concentración en principios activos que poseen las plantas. El agua de este tipo de baños tiene que estar a una temperatura de 36 ó 37 grados. Es la temperatura con la que se relajarán y desentumecerán los músculos agarrotados.

- Baño de hierbas. Desintoxicante, aromático y sumamente relajante, tanto para el cuerpo como para el espíritu. El aroma natural de las hierbas estimula a relajarse y distenderse. Hay varias maneras de prepararlo. La más fácil es poner varias bolsas de infusión de hierbas aromáticas directamente en el agua del baño. La temperatura debe situarse entre los 33 y los 37 grados.

- Baño turco. Provoca una sensación relajante y muy placentera. El secreto está en tomar primero una vigorizante ducha de agua tibia y luego permanecer dentro de la bañera durante 5 minutos. Al salir, recibir otra ducha. La temperatura de la ducha debe ser de 29 grados y la del baño de 37 grados.

-Aconsejo: Gel de baño y ducha Sensuality, de Alquimia. Se distingue por sus ingredientes suaves y naturales, que cuidan la piel en un ambiente de fragancias embriagadoras. Además, contiene extractos vegetales de sauco, conocidos por sus propiedades antioxidantes y revitalizantes, que ayudan a combatir el envejecimiento de la piel.

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Para finalizar el baño, unos minutos de relax mejorarán nuestra calidad de vida. La relajación devuelve el sentido de plenitud y de bienestar. Además, es un buen tónico para la mente y el espíritu. Es aconsejable potenciar los efectos de un buen baño estimulando otros sentidos, el olfato y el oído sobre todo. Una luz tenue, una buena música melódica y un aroma a limpio tienen efectos sorprendentes.


Baño de color
Dicen los expertos en cromoterapia que a cada problema le corresponde un color “curativo”. Las aguas teñidas, según las reglas de la cromoterapia, añaden a las virtudes del baño un plus de bienestar. Por eso se recomiendo la cromoterapia en los casos de estrés, alteraciones del sueño o cansancio. Basta con aplicar el color adecuado a cada problema. Al parecer, los colores emiten sutilísimas vibraciones en distintas frecuencias. Vibraciones que actúan en simpatía con los niveles de energía del organismo.

La cromoterapia acuática consiste en teñir el agua del baño con el color que cada cuál necesite y aprovechar sus virtudes, durante 15 minutos. El organismo tiene que estar receptivo y desbloqueado para que la energía fluya sin problemas y sea receptiva al color. La simple visión de un color agradable ya resulta relajante.

¿Qué color elegir?

Naranja para recargar pilas y recuperar la energía. El naranja (fusión de rojo y amarillo) calma la ansiedad y estimula los sentidos.
El amarillo es perfecto por las mañanas porque, luminoso como la luz del día, pone en actividad el cuerpo y la mente. Aporta energía y claridad de ideas.
El índigo, un color de connotaciones espirituales, que, como miembro de la familia de los azules, proporciona calma y quietud y alivia los estados de agitación mental.
Al parecer, Leonardo da Vinci, creía en los efectos beneficiosos de la meditación inspirada en la luz violeta. Es un color que estimula la intuición, despeja la cabeza y aclara las ideas.
El rojo, símbolo por excelencia de la pasión. Un baño tenido de rojo resulta inquietante: acelera la producción de adrenalina. Es un baño de efectos apasionados que conviene tomar por la noche. Por último, el turquesa, mezcla de azul cielo y verde, colores acuáticos, tiene un poderoso efecto calmante. Aporta fuerza física y alerta la mente.

Convine potenciar los efectos de la cromoterapia doméstica estimulando otros sentidos: el olfato y el oído sobretodo. Existe música compuesta especialmente para combinarla con las propiedades de los distintos colores. La aromaterapia también es muy efectiva. Basta con encender una vela o quemar un aceite con un aroma de idénticas propiedades a las del color elegido: lavanda o romero para relajar, limón para despejar, etc.

Aconsejo: Strawberry Crumble, de Lush. Consiste de una burbuja de baño con el centro cremoso elaborado con manteca de cacao orgánica de comercio justo.

Presenta las características de una crema de textura fundente, combinada con una espuma abundante, dejando un sutil perfume a la piel.

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Y después, ¡A hidratar!

Tras el baño, la piel exige la protección continua y permanente de un tratamiento hidratante para reencontrar la suavidad. La oferta de este tipo de productos es hoy muy amplia: leches, cremas, aceites, cremas perfumadas y un largo etcétera a elegir en función del gusto personal.

- Leche. Las de la nueva generación disponen de fórmulas magistrales capaces de conjugar a la perfección la hidratación con la regeneración de los tejidos y la reestructuración de la capa córnea. Sus texturas ricas, pero no grasas, se funden de inmediato con la piel sin dejar a penas rastro.

- Crema. Aportar un confort inmediato, en especial en los casos de pieles muy secas que no se conforman con la textura ligera de una leche es el objetivo de las cremas de tratamiento corporal. Una ayuda extra para personas con problemas de hidratación. Si además de tratamiento la mujer desea perfumar su piel en un solo gesto, debe optar por las cremas perfumadas, que cada día proliferan más.

- Aceites perfumados. Es otra forma diferente de hidratar la piel del cuerpo. Sus fórmulas enriquecidas con aceites vegetales, les confieren propiedades emolientes, nutritivas y regenerantes. Y, aunque parezca un contrasentido, sin resultar grasientos dejan la piel suave y satinada.

Aconsejo: Lift-Fermeté Lait Fondant Regenerant, de Clarins. Consiste de una leche para el cuerpo que se funde envolviendo el cuerpo de frescor. Una formula rica en extractos de vegetales regeneradores y tensores que devuelven a la piel densidad y elasticidad.

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Otra opción, es la Loción Corporal Bio Oil. Incorpora en su fórmula una alta concentración rica en aceites naturales, que trabajan en sinergia con otros ingredientes activos para lograr el doble de eficacia en la hidratación de la piel corporal. Su textura es ultraligera, cálida y envolvente, dejando la piel hidratada de inmediato aportando un aumento de defensas y vitalidad.

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