Los efectos psicológicos del caos ferroviario: «A veces llegaba al trabajo cuando casi era hora de irme»

Los usuarios del tren explican el estrés que genera depender cada día de un servicio que falla

15 marzo 2025 18:35 | Actualizado a 16 marzo 2025 07:00
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La portavoz de la plataforma Dignitat a les Vies, Ana Gómez Llauradó, asegura que «antes el tren transportaba mil historias y ahora transporta mil dramas». Si el caos ferroviario genera un malestar psicológico sobre los usuarios y en qué medida lo dirá el estudio que está haciendo un equipo de investigación de la URV, que a partir de esta semana empezará a recoger los primeros datos para intentar ‘cuantificar’ el estrés mental y físico que soportan los viajeros.

Mar, una chica de Calafell que hace tres años que trabaja en Barcelona, hace tres meses que está de baja por el «trauma» que le provocaba el hecho de subir a un convoy. «No puedo más, estoy con dos tratamientos y en manos de un especialista por la ansiedad que me genera el tren y que ha provocado una recaída en mi trastorno obsesivo-compulsivo».

Explica que, inicialmente, cuando el sistema empezó a fallar de forma más reiterada siempre se lo tomaba con «humor», e incluso hacía «broma» de la situación. Hasta que llegó un día en el que «mi mente estalló».

«Estaba con una media jornada laboral y había veces en las que llegaba al trabajo cuando prácticamente era la hora de irme. Me están robando horas de trabajo, de ocio, de poder estar con los míos. En definitiva, de vida...».

Todo se torció cuando para llegar a las 18 horas de la tarde al trabajo, empezó a coger el tren de las 16 horas para hacer un desplazamiento de unos 45 minutos. Y, a pesar de ello, «siempre llegaba tarde». «Llegué a pasarme cinco horas dentro del tren». Esto, en el caso de la vuelta, suponía regresar a casa pasada la una de la madrugada, e incluso algunas veces a «las dos o a las tres».

Se busca implicar a todo tipo de perfiles, desde los recurrentes a los esporádicos

Para Miguel Ángel, otro usuario de Cunit, los retrasos y los problemas constantes en el servicio son una muestra de que «no importamos a nadie como ciudadanos». «El cansancio y el agotamiento extra que suponen las incidencias es generalizado y se ha cronificado a medida que estas se están registrando casi a diario», explica. Una «tensión» y una «frustración» que, según manifiesta, está teniendo una afectación tanto en su vida familiar como laboral.

Incertidumbre

«A medida que la impotencia se acumula, notas una tensión que te va agotando porque sientes que a nadie le importa nuestra calidad de vida, hasta el punto que estoy pensando en buscar otro lugar para mudarme», indica. Miguel Ángel se trasladó al Baix Penedès después de que su pareja podía teletrabajar y él, como profesor, no debía tener ningún inconveniente para llegar al trabajo desde Cunit, cuando es un viaje que puede hacerse en 50 minutos.

Los trayectos empezaron a alargarse. «El problema es la incertidumbre, porque la mayoría de veces no sabemos por qué no funciona o cuándo vamos a llegar. Sí que hay maquinistas que te informan, y se agradece mucho, pero otras no te dicen nada. Esto, día tras día, acaba provocando una sobrecarga de energías negativas».

El equipo del Departament de Psicologia de la Rovira i Virgili, liderado por Sergi Martín Arbós, está acabando de preparar el cuestionario en línea, que incluirá entre sesenta y ochenta preguntas –que variarán en función de las respuestas– y que irán orientadas a determinar si entre las personas que sufren afectaciones ferroviarias se observan síntomas de ansiedad, depresión o somatizaciones a través de las cuales se manifiesta de forma física la ansiedad o el estrés.

Establecer un procedimiento de estudio ha sido un trabajo laborioso. Sergi Martín Arbós empezó a trabajar en este hace unos meses, cuando le contactó la plataforma Dignitat a les Vies para explicarle la situación que viven muchos usuarios. «Hemos buscado estudios similares, pero realmente es un fenómeno poco investigado, por lo que hemos tenido que buscar una herramienta para medir estos síntomas.

En junio se conocerán las primeras conclusiones de este trabajo de investigación

Tras hacerse las últimas comprobaciones durante la semana pasada, está previsto que en los próximos días pueda activarse el sistema, de forma que hasta el mes de abril se llevará a cabo una primera fase de participación, que servirá para valorar «cómo continuamos a partir de ahí».

Todos los perfiles

Martín Arbós asegura que el interés que ha despertado este estudio por parte de los usuarios ha sido «elevado». «Queremos que participen todo tipo de perfiles, desde los que utilizan habitualmente el servicio, los esporádicos y los que no son usuarios». De esta forma podrá conocerse el nivel de estrés según el nivel de exposición. «Todo apunta a que seguramente se cumpla que la gente que más se moviliza es la que está más afectada, pero queremos ver si hay mucha gente que sufre este estrés y si hay grupos concretos de personas que tienen una problemática superior».

En la encuesta habrá pregunta sobre la aparición de determinados síntomas, así como las sensaciones de desesperanza inquietud o tristeza, además de las afectaciones a nivel laboral o de estudios. También sobre las dificultades para poder conciliar o de disponer de ratos de ocio. Finalmente, se preguntará sobre las estrategias que utilizan estas personas para afrontar la situación, es decir, si toman medicación o acuden a algún tipo de ayuda.

«Es un estudio muy amplio, que a la vez nos permite contextualizar de lo que estamos hablando», indica este investigador del Departament de Psicologia. Igual que los elementos del entorno, como la vivienda, afectan a la salud mentad de las personas, ahora la movilidad también entra a formar parte de esta fase de estudio que debe permitir valorar los efectos psicológicos de un caos que también condiciona vidas.

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