Israel desenmascara a Hezbollah y a Irán

19 septiembre 2024 19:22 | Actualizado a 20 septiembre 2024 07:00
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Las continuas explosiones de bipers en el Líbano han expuesto el esqueleto orgánico de Hizbulá, traducido literalmente como Partido de Dios, es un partido político y grupo paramilitar musulmán chií libanés. Surgió en el Líbano en 1982 como respuesta a la invasión israelí del sur del país, y fue fundado como grupo insurgente que aglutinaba a musulmanes chiitas entrenados, organizados y fundados por un contingente de la Guardia Revolucionaria iraní. Hizbulá recibe armas, capacitación y apoyo financiero de Irán y ha «funcionado con bendición de Siria» desde el final de la Guerra Civil Libanesa. Incluso, la forma en que Irán mostró su apoyo militar al presidente sirio Bashar al-Ásad en contra de los rebeldes fue enviando milicianos de Hizbulá para combatir junto a los soldados sirios. Su máximo líder es Hasan Nasrallah. Es, junto con el Movimiento Amal, la principal expresión política y militar de la comunidad chií del Líbano, actualmente el grupo religioso más numeroso del país. Estas explosines han debilitado Hizbulá exponiendo a la luz el organigrama de la organización. Israel había trucado miles de bipers pero desconociendo quiénes serían los poradores de esos aparatos. Ahora los conocemos, los han desmascarado. Los hemos visto en los mercados, en las calles, los hemos visto en los hospitales, hemos vito a sus familiares ir a los hospitales. Todo el organigrama a la luz. Y eso es terrible para la organización que hasta la fecha había gozado de una reputación de disciplina e integridad, al menos en el seno de los países árabes. Ahora sabemos dónde están basados sus miembros (en el valle de la Bekaa). Ahora sabemos que su conexión con Irán es indisputable (el embajador iraní en Beirut perdió un ojo en una de las explosiones). La humillación de Teherán es indudable. ¿Las consecuencias? Más allá de replantearnos la cyberseguridad de nuestro entorno digital y telefónico, es evidentemente la más que probable escalada de violencia en Oriente Medio. El problema de la guerra no es el territorio, ni los recursos. Hay suficiente territorio y recursos para todos entre el Mediterráneo y Jordania. El problema es el imaginario. Matarse por una historia mítica. Por un relato. El mundo no se declara la guerra por la realidad, lo hace por los sueños.

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