La lectura, una brújula en el laberinto actual

04 diciembre 2024 07:09 | Actualizado a 04 diciembre 2024 07:10
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En un mundo que avanza a velocidad de vértigo, saturado de estímulos digitales y superficialidad, detenerse a leer puede parecer un acto casi subversivo. Sin embargo, como demuestra Stendhal en el infierno, de Llibert Tarragó, que reseñamos en las páginas de cultura, leer no solo es un refugio sino una herramienta poderosa para enfrentarnos a las complejidades de nuestra época. Tarragó recurre a la figura de Stendhal como símbolo de resistencia intelectual en un contexto tan adverso como un campo de concentración, donde su padre sobrevivió en parte gracias a la lectura. Tarragó reivindica la literatura como un espacio de reflexión crítica y como un camino hacia la comprensión de nosotros mismos y de nuestro entorno. Leer nos permite conectar con las mentes más brillantes de la historia, ampliar nuestra perspectiva y, en última instancia, vivir de manera más plena.

La lectura es también una forma de resistencia cultural en un mundo saturado por las divisiones, la inmediatez y la trivialización

Los beneficios de la lectura son bien conocidos: mejora la concentración, fomenta la empatía y enriquece el vocabulario. Tarragó nos recuerda algo más: la lectura también es una forma de resistencia cultural. En un mundo dominado por la inmediatez y la trivialización del pensamiento, leer con profundidad nos arma contra la simplificación de las ideas del populismo, contra la banalidad, contra la mentira. Nos ayuda a reconocer matices, a cuestionar dogmas y a evitar las trampas del pensamiento único. La lectura también fortalece el tejido social. Los libros inspiran conversaciones significativas, fomentan el intercambio de ideas y construyen puentes entre generaciones y culturas. En un momento histórico donde las divisiones y lapolarización se acentúan, la capacidad de unir a las personas es más necesaria que nunca. El acto de leer es una necesidad básica, como lo es alimentarse o respirar. El cuerpo requiere sustento físico y nuestra mente y espíritu necesitan la nutrición que solo los libros pueden ofrecer. Miles de autores esperan silenciosamente en las estanterías, al añlcance de nuestras manos y ojos. La lectura no es un lujo ni una actividad secundaria. Es una brújula que nos orienta en el caos, una antorcha en los túneles oscuros de la ignorancia y un motor para el cambio personal y colectivo. Leer es resistir, crecer y soñar. Que no se nos escape ese privilegio.

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