La movilidad en el Camp de Tarragona afronta una década decisiva, que definirá su futuro como un territorio conectado, competitivo y sostenible. Las mesas redondas organizadas por el Diari, en colaboración con el Ayuntamiento de Vila-seca y el Port de Tarragona, pusieron a debate tres estructuras estratégicas: el despliegue del TramCamp, la conexión al Corredor Mediterráneo y la construcción de la estación intermodal Vila-seca/Aeroport. Cada una es pieza clave en el rompecabezas de la movilidad metropolitana. Su éxito dependerá de una visión integradora y una ejecución eficaz. De entrada, es inevitable insistir que hoy no es posible abordar adecuadamente el futuro de los municipios del Camp, cualquiera que sea su extensión y población, sin hacerlo desde una perspectiva metropolitana. Es una realidad con la que tropieza cualquier institución, empresa u organización que quiera intervenir o establecerse en el territorio, como si este reclamara esa amplitud de miras de manera natural. Su contrario, la mirada miope y localista, es hoy enemigo del progreso de las localidades del Camp.
El TramCamp promete una transformación histórica. Su impacto dependerá de superar desafíos como la accesibilidad y la conectividad con otros medios de transporte, y de garantizar la atención de las localidades pequeñas. El transporte de mercancías por tren, que apenas representa el 5% del total, es otro reto pendiente. El Corredor Mediterráneo aparece como una oportunidad única para conectar el puerto y la química con Europa, pero enfrenta decisiones técnicas cruciales. La Estación Intermodal Vila-seca/Aeroport puede ser un antes y un después para la conectividad del Camp. Estos proyectos y otros —aún distantes, como el cuidado de los centros históricos— necesitan integrar las demandas del territorio, reclaman una gobernanza que priorice los intereses metropolitanos sobre los locales o las decisiones impuestas desde fuera. Como apuntó el alcalde de Vila-seca, Pere Segura, es vital aprender de los errores del pasado, como la estación de alta velocidad. El Camp tiene ante sí la oportunidad de consolidarse como la segunda área metropolitana de Catalunya. Este paso exige unidad entre los agentes implicados, planificación estratégica e inversión ambiciosa, que priorice las necesidades reales de los ciudadanos y del tejido económico. El momento para actuar es ahora.