La economía catalana tiene un plan: crecer. Así lo presentó el President Illa hace unos días. Las inversiones previstas deberían reposicionar a Catalunya en la sala de máquinas del Estado. Pero el crecimiento económico tiene factores asociados inevitables: el crecimiento demográfico y las infraestructuras. Las diferencias entre Madrid y Barcelona no se reducen al clima y la proximidad al mar. Esencialmente, la meseta madrileña lleva años prepararando las infraestrcturas que le permitirán asumir un aumento de población. Es decir, el Estado español, lleva años, décadas, invirtiendo millones de euros en acomodar ese territorio a lo que se le presupone a un gran urbe europea que pueda superar ampliamente los siete millones de habitantes. Se lo permite la geografía y se lo permite una estrategia política que comparten todos los grandes partidos españoles. Aquí si que no hay eje ideológico. Izquierda y derecha están de acuerdo. Catalunya sufre un déficit en infraestructuras tan evidente que no admite discusión. Y es este déficit el que estos días -de forma dolorosa- afecta las vidas de miles de ciudadanos, que básicamente residen en las comarcas de Tarragona (y los miles que las transitan). Catalunya ha crecido hasta llegar a ocho millones de habitantes sin que ningún gobierno del Estado practicara una política de prevención (no ya de inversión activa) y ahora todo son prisas por evitar que la aguda crisis de las infraestructuras acabe con la paciencia de los ciudadanos que las pagan con sus impuestos. Hay quien prefiere matar al mensajero. Eso es algo tradicional. Pero la realidad es que los gabinetes de crisis son un reflejo de que algo no se ha hecho bien. Que el abandono durante décadas de las inversiones necesarias en Catalunya y, por supuesto, en Tarragona, son la herida que hoy sangra. Que todo llega a remolque. Las obras del tercer carril en la AP-7, que el propio director del Servei Català de Trànsit reconocia como urgentes, no se verán hasta el 2030 si todo va bien. Cinco años de colas, de atascos, de camiones y camiones que por algún sitio tienen que pasar si queremos que crezca la economía y no tenemos Corredor del Mediterraneo. Lo dijo la consellera Núria Parlón en El Vendrell: hemos vivido la semana trágica de la AP7. Será difícil que no se repita.
Ciudadanos atrapados por las infraestructuras
06 marzo 2025 20:48 |
Actualizado a 07 marzo 2025 07:00
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