Hoy la comunicación es más importante que nunca. Pero no es la misma de siempre. Cuando empecé a trabajar, en las tres preocupaciones del presidente de una compañía jamás aparecía la comunicación. Ahora las empresas están mucho más expuestas: el poder de crear o destruir la reputación está más repartido; colaboradores y clientes pueden ser tus mayores defensores y tus peores enemigos; operaciones financieras se ganan o pierden en función de la estrategia de comunicación, pero también la comunicación crea oportunidades a quien la entiende más transversal que nunca.
Entre los cambios, destaca la escucha, ya elemento esencial. Necesitamos anticipar tendencias y saber lo que la sociedad piensa, no solo lo que dice. Y entender ante un ataque quién está detrás de la reacción en RRSS. Hoy tenemos recursos tecnológicos para hacer de la escucha una herramienta estratégica.
«La comunicación crea oportunidades a quien la entiende más transversal que nunca»
Definir nuestra voz, propósito, mensaje al mundo, compromiso... cuando es de verdad, genera oportunidades. Nos obliga a tomar decisiones de negocio, pero estas pueden crear nuevos océanos azules. Es el momento de sentar las bases de nuestra reputación: escribe en qué quieres que se base y trabaja para construirla y defenderla. De ello depende el valor de tu compañía y la capacidad de negociar.
La importancia de las personas es el centro de la estrategia de comunicación. No pienses en stakeholders, sino en personas. Y diseña una estrategia de diálogo social.
Cuando algunos clientes nos piden una estrategia de Public Affairs, lo primero es analizar si han hecho los deberes. ¿Tienes apoyo de la sociedad? Si no, no vayas a pedir un cambio legislativo; primero dialoga con la sociedad, haz de tu proyecto el suyo, aunque tengas que adaptarlo. Y ten presente que los deberes empiezan en casa.
Haz del engagement con tu equipo un arma estratégica: escúchalos. Lo tenemos más fácil que nunca para saber qué piensan o esperan.
Y hay que contar con la aliada por excelencia: la tecnología. Subirnos al carro de esta transformación digital imparable nos permitirá tomar el pulso a un contexto gobernado por inmediatez, multiplicación de canales y herramientas y entornos descentralizados. Eso sí, sin perder el foco de que las personas son la esencia, el motivo y el destino de nuestra actividad.
Y no olvidemos a otra de las protagonistas del futuro de la comunicación: la creatividad. Diferenciar mensajes en la era de la sobreinformación es uno de nuestros mayores retos.
Para comunicar hoy necesitamos perfiles multidisciplinares (creativos, sociólogos, analistas, politólogos, abogados, periodistas...) y no entender de barreras. Apostar por una sola marca, una sola empresa, unos solos líderes... una sola comunicación.