Ansu Fati se convirtió el pasado domingo en el segundo jugador más joven en debutar con el primer equipo del FC Barcelona. Con 16 años, 9 meses y 25 días sintió lo que supone pisar el césped del Camp Nou. El futbolista hispano-africano cumplió el sueño de miles de niños. Un ‘final’ apoteósico no exento de obstáculos.
Albert Puig solo necesitó un aviso documentado de uno de los ojeadores del FC Barcelona en Andalucía, Mani, para salir disparado del despacho de coordinador del fútbol base del club y plantarse en el comedor de la casa familiar de los Fati en la localidad sevillana de Herrera. No tenía tiempo que perder. En el fútbol base hay que decidir rápido si no quieres perder a la próxima estrella mundial.
El padre, Bori, alucinó cuando el cambrilense, sentado en el sofá de su salón, le comenzó a hablar del Barça. «El Real Madrid me ofrecía más dinero», aseguraba el progenitor a los medios de comunicación. Puig le entregó algo más preciado. El compromiso de que iba a cuidar a su hijo.
Desde Nueva York, el último sitio a donde el fútbol ha llevado al técnico de Cambrils (es ayudante de Domènec Torrent en el NY City FC de la MLS estadounidense), Albert Puig recuerda esa visita y la charla que tuvo con un hombre sobrepasado por el momento: «Sin saber nada de fútbol le comienzan a llamar y llover ofertas por sus dos hijos, Braima y Ansu, y le dicen que decida dónde quiere llevarlos. Yo le dije que me iba a ocupar de ellos. Le dí confianza de que en cualquier día a culaquier hora iba a estar al otro lado del teléfono. Al final el Barça les abre la puerta pero no fichan por el club, sino por la persona que le asegura que tendrá cuidado de sus hijos». Ese ‘contrato’ no figura en ningún papel, pero tiene más valor que cualquier cláusula de rescisión.
Puig ha cumplido con su promesa. Incluso estando fuera del Barça. Cuando en 2015 Ansu se rompió la tibia y el peroné, el cambrilense estuvo a su lado. Recién aterrizado de Nueva York se fue directo al hospital para acompañar al futbolista y a su familia antes de la operación. Un detalle que Bori Fati se congratulaba de explicar ante los medios en el día más feliz de la carrera de su hijo.
Esa confianza entre los Fati y Puig sigue bien presente. A pesar de que Puig abandonó el FC Barcelona hace cinco años, Bori sigue confiando en el hombre que les aseguró el futuro de su hijo. «Me llaman para consultarme y pedir consejo y yo trato de darles el mejor que puedo», explica el cambrilense. No hace mucho que sonó su teléfono con el nombre de Bori Fati en la pantalla. Volvían las dudas sobre su futuro en el club azulgrana. El padre dudaba del apoyo del club y los cantos de sirena de grandes equipos de Europa llegaban. Puig le dio aconsejó seguir en el Barça. «Le dije que era joven, que su fútbol debía progresar en la Masia y que tenía el convencimiento de que el club confiaba en él. Solo debían encontrar la fórmula que encajaran ambas partes. Por suerte, se consiguió», detalla el técnico.
Con 11 años, Ansu fue el jugador más joven que firmó Albert Puig para La Masia. Un futbolista que se ganó el cariño del resto de residentes nada más llegar (2012). Su desparpajo y la alegría con la que llegó a Barcelona, esa misma que demostró sobre el verde del Camp Nou, conquistó a sus compañeros. Incluso antes, en visitas que hizo a las instalaciones durante el año que estuvo sin poder jugar, apartado por el Sevilla FC como castigo por su fichaje por el Barça.
Un año duro que superó gracias al apoyo de su familia y su pueblo. Hasta de la Peña Madridista Sextacampeones de Herrera que le dejó jugar con los alevines en torneos no federados. Un pueblo que también dijo la suya cuando los dos grandes del fútbol español llamaron a su puerta. Sus vecinos, sobre todo el alcalde, se decantaron por el Barça.
No es el primer futbolista firmado por Albert Puig en su etapa como coordinador del fútbol base azulgrana (2010-14) que debuta con el primer equipo. Sergi Roberto, Oriol Romeu, Adama, Riqui Puig, etc. forman parte del listado de incorporaciones en época del cambrilense como jefe de las categorías inferiores culers. Dos sobresalen: Munir y Ansu Fati. El primero porque vio como una decisión suya «modificaba la historia del club que quiero dando goles y puntos». El segundo, por su juventud y por la historia familiar que esconde. «El sacrificio del padre es inmenso. Imposible comprender con la mentalidad europea», destaca. Bori Fati prácticamente no ha podido vivir con su hijo pequeño, Miguel, que juega en la Escola FCB. Exfutbolista salió de su país en busca de un futuro mejor para sus hijos. Probó en Portugal antes de llegar a Herrera, a una hora de Sevilla. El trabajo en el Ayuntamiento del municipio le permitió solicitar la reunificación familiar y cumplir con el cometido que se impuso nada más salir de su país.
Poco le duró la alegría de estar todos juntos. Primero Braima se fue a Sevilla, luego Ansu y después, con el fichaje de los dos hermanos mayores por el Barça, su mujer y el más pequeño de los Fati se fueron a vivir a la capital catalana.
Pero Bori Fati siempre estaba ahí. Puig recuerda que cuando el Barça advertía sobre algún comportamiento de disciplina de sus hijos, común en la mayoría de los jóvenes, «él que confiaba ciegamente en lo que le decían los responsables del Barça cogía un día de fiesta, se subía al tren para regañar a sus hijos y volvía a bajar». Ese sacrificio explica la emoción del progenitor cuando vio a su hijo preparado en la banda, listo para entrar y recibir una ovación de libro del Camp Nou.
Ansu Fati ha dado el primer paso. O mejor dicho, el primer salto, ya que ha debutado antes con el primer equipo que con el filial. Pero es solo un peldaño. Puig sabe bien de lo que habla cuando pide paciencia con el jugador. Con Ansu y con todos los futbolistas como Aleñà, Riqui Puig, Carles Pérez, etc. que están teniendo minutos en el conjunto de Ernesto Valverde: «Los Xavi e Iniesta llegaron a la madurez profesional para establecerse en el primer equipo con 24-25 años. En esa edad es cuando los futbolistas demuestran el nivel que han ofrecido en el fútbol base. Los jugadores tienen que crecer, sea en el Barça o cedidos, pero siempre en dinámica del club. Solo ha habido un jugador que con 18-19 años tenía el nivel para ser titular en el primer equipo: Leo Messi». Un Messi que publicó una foto en su Instagram abrazando a Ansu. Si el guineano no tenía suficiente con el debut en el Camp Nou recibir la bendición del ‘10’ redondea una noche soñada.
"Puse a Ansu como falso '9' cuando Pep lo hizo con Messi"
Ansu Fati y su familia no fueron los únicos a los que les costó coger el sueño el pasado domingo, tras el debut del extremo con el primer equipo del Barça. Muchos de los entrenadores que han participado en la formación del futbolista tuvieron el mismo bendito problema.