El Ibersol CBT confirmó este pasado domingo, tras caer en el derbi provincial frente al CB Salou (86-84), su descenso a Tercera FEB. Un mazazo brutal para un proyecto que este pasado verano intentó reinventarse, pero el tiempo ha demostrado que sin éxito. El reto de hacer olvidar la figura de Berni Álvarez, conseller d'Esports de la Generalitat de Catalunya, su gran leyenda y entrenador durante 13 años, pesa, pero hay muchos más motivos para explicar el naufragio de un equipo que, por segundo año consecutivo, ha firmado el descenso.
Bajar con cinco jornadas de antelación es un claro reflejo de que las cosas no han funcionado en el Serrallo. El año pasado se peleó mucho más por la permanencia de lo que se ha hecho este año, aunque después se terminó consiguiendo la plaza en Segunda FEB gracias al intercambio con L’Hospitalet, que aseguraba un año más en la tercera máxima categoría del baloncesto español.
Un proyecto fallido
El verano sirvió para hacer borrón y cuenta nueva. La temporada anterior había sido para el olvido, con un año que comenzó con Noé Monroy en el banquillo y terminó con Jorge Serna. En el pasado mercado estival, la entidad apostó por darle las llaves del proyecto a Borja Comenge, con la intención de renovarlo de manera contundente. El técnico ilerdense, con un reputado historial y con la apuesta por los jóvenes como gran reclamo, aterrizó en el Ibersol CBT dispuesto a cambiar la historia. Para ello, remodeló una plantilla en la que hubo bajas muy importantes. Especialmente sorprendentes fueron las de jugadores como Marc Buscail y Kristian Mendes, piezas clave para el presente, pero sobre todo para el futuro.
Sin ellos, el CBT inició una nueva etapa en la que solo había tres rostros claramente reconocibles: el eterno David Fernández, como capitán; Ousmane Ndour, todo un veterano en la plantilla a sus 19 años, y Adrià Duch, que vivía su tercera etapa en Tarragona y cumplía su sexto año como jugador cebetista.
También renovaron dos fichajes de la recta final de la pasada temporada que ofrecieron un gran rendimiento: Boe Nguidjol y Alec Plitzuweit. En total, cinco jugadores de la pasada temporada continuaban. Para reforzarse, el CBT firmó a seis nuevos jugadores: Fermí Cera, Álvaro Fernández ‘Mena’, Luis García, Adrià Trouvé, David Kristensen y Matt Treacy. Seis apuestas con mucho margen de proyección.
Mal inicio y crisis en el banquillo
El inicio de la temporada despertó viejos fantasmas que volvieron a instalarse en el ambiente cebetista. El equipo no sumó su primera victoria hasta la quinta jornada frente a un Santfeliuenc que hoy también parece destinado al descenso. Aquel triunfo fue una reacción efímera, porque después los cebetistas encadenaron cinco derrotas consecutivas hasta firmar un balance de 1-11, lo que terminó costándole el puesto a Borja Comenge.
El relevo lo tomó Toni Larramona, que había sido segundo entrenador con Monroy, Serna y el propio Comenge. Se convertía así en el cuarto entrenador del equipo en el último año y medio. Sin embargo, el nuevo golpe de timón no sirvió para cambiar el rumbo de la temporada. El CBT nunca logró encadenar una buena racha, jugar con confianza, explotar el talento de sus jóvenes recién llegados ni evitar unas lesiones que también le han lastrado.
Ni siquiera los fichajes durante la temporada de Joan Pardina, Ikena Okeke y Tope Arikawe lograron revivir al equipo. De hecho, solo el primero ha dado la sensación de mejorar lo que había. Larramona solo ha podido ganar un partido de los diez que ha dirigido, y el balance de 2-21 ha sepultado a los tarraconenses.
El club promete autocrítica
Fuentes del CBT reconocen que «hay que hacer autocrítica, las cosas no han ido como esperábamos». Las mismas fuentes explican que «se apostó por un equipo muy renovado, con jugadores talentosos y muy jóvenes, el equipo más joven de la categoría». Una configuración que, «con el viento en contra que ha supuesto la plaga de lesiones y el mal inicio de temporada, no ha sido capaz de sobreponerse a la tormenta perfecta y darle la vuelta a la situación».
«Son situaciones en las que no tener una columna vertebral de jugadores más experimentados te penaliza, pero la apuesta era otra y las circunstancias han hecho que no haya salido bien», apuntan.
La reflexión sobre el próximo proyecto del CBT ya está abierta y comenzará a concretarse con decisiones una vez termine la temporada. A pesar del descenso, el equipo quiere acabar luchando por obtener más victorias. Desde el club hablan de «poner unos buenos cimientos, buscando hacer un equipo con identidad propia y que sea sostenible deportiva y económicamente».