Laia Gurrea, 12 años, recibió el día de Reyes un regalo inesperado. La joven portera tarraconense, del Cambrils Unió, fue citada por el FC Barcelona para un entrenamiento a prueba en la Ciutat Esportiva Joan Gamper. Los ojeadores del club azulgrana le habían detectado en el Torneig Vila de Cambrils. Un golpe de suerte. La portera ha competido siempre con equipos masculinos. Un año probó jugar con otras chicas. No le convenció. «Hay más nivel y competitividad jugando con y contra chicos», admite. «Mira el Barça, sus equipos femeninos compiten en las ligas masculinas. Si quieres llegar arriba, ahora mismo, tienes que competir con chicos», añade su padre Óscar Gurrea, propietario del Restaurant Ca l’Eulalia del Barri Serrallo de Tarragona.
Al jugar en equipos masculinos no figuraba en el radar de los ojeadores ‘femeninos’ del Barça. Fue uno de los observadores que el club azulgrana tiene repartidos por todo el territorio el que acudió a Cambrils, para ver a jugadores y no jugadoras, el que hizo un informe de Laia Gurrea. Un documento que nada más llegar a la mesa de sus ‘homólogos’ femeninos activó todos los protocolos. Actuaron rápidos. Más que otros clubes, como el RCD Espanyol que se despertaron tarde.
Dos entrenamientos en la Ciutat Esportiva Joan Gamper después, Laia Gurrea se había ganado el derecho a una tercera prueba. Esta vez, con un equipo del club. «Las dos primeras sesiones de entrenamiento están aseguradas cuando te citan, pero solo las que pasan a la tercera tienen opciones reales de quedarse», cuenta Óscar Gurrea.
Los acontecimientos se precipitaron. Llegó la primera llamada de la Selección Territorial del Tarragonés para acudir a Santa Perpetua. Una convocatoria que servía para acabar de decidir las jugadoras que acudirían al Campeonato de Selecciones Autonómicas con Catalunya. Laia Gurrea convenció. Si quedó alguna duda, la tarraconense las disipó días después en Sabadell. Ya citada con el combinado catalán acudió a la concentración en Sabadell enferma. «Vomitaba antes de entrar a las instalaciones», cuenta su padre. Pero Laia estaba convencida: «Era una oportunidad única y no la podía dejar escapar». Aún débil, el seleccionador de Catalunya Sub12, Jaume Comellas, decidió contar con ella para la cita estatal que acabó con el título para las catalanas. Por entonces, el Barça se había encargado de dejar el fichaje atado y evitar injerencias.
Laia Gurrea se vistió de azulgrana por primera vez en el Mundialito de Cambrils. Acudió con el Infantil culer. Un estreno doble porque fue el «primer partido que jugué de fútbol once».
El fichaje por el FC Barcelona es el resultado de mucho trabajo. Laia Gurrea entrena cada día. Cuando no lo hace con su equipo, Cambrils Unió, lo hace en la Escuela Paco Rodri. Un centro que ha sido vital en su progreso. Fue el mismo Paco Rodri y Álex Ruiz, coordinador de entrenador de porteros del Cambrils, los que apostaron por Laia. Desde que llegó, a los 7 años, «sin saber ponerse los guantes», recuerda su madre Eulàlia pero convencida de que quería ser portera. Una decisión que cogió por sorpresa a su familia. Fue puro carácter. «El portero de mi equipo de entonces, el Tecnifutbol, se marchó y no había más. Me lancé. Dije que ya me ponía yo», explica la jugadora muestra de esa valentía que solo tienen los y las porteras.
La temporada que viene, Laia Gurrea será jugadora del FC Barcelona. Un salto total en su carrera, pero no pierde de vista la realidad: «Es más difícil mantenerse. Y más en un club en el que cada año es un examen. No sé cuanto estaré, pero trabajaré al máximo para que sean muchos y poder llegar al primer equipo y emular a una de mis ídolos, Sandra Paños».