Dicen que a los cinco años fue al carnaval y volvió a casa habiéndose aprendido todos los pasos. Estudió Historia del Arte y quería hacer películas, pero, aunque ha hecho alguna pequeña incursión en el cine, su pasión es el flamenco.
Nacida en Londres en 1983, de padre jamaicano y madre de Ghana, Yinka Esi Graves vivió en Guadalupe, Nicaragua y Cuba, antes de instalarse en España en 2009, primero en Madrid y más tarde, en 2014, en Sevilla.
Con su primera pieza en solitario, The disappearing act, ha cautivado a toda Europa. Este domingo, a las 22.00 horas, la presentará en el Auditori Camp de Mart de Tarragona, acompañada por Raúl Cantizano a la guitarra, Remi Graves a la batería y Rosa de Algeciras al cante.
La coreógrafa y bailaora afrodescendente se inspira para sus montajes en sus propias experiencias y en episodios históricos: la eliminación, ausencia e invisibilidad son material recurrente para ella. En este espectáculo experimenta con la danza, el flamenco, textos y vídeos que dan forma a un concierto party, género escénico muy popular en Ghana.
Yinka es «una firme defensora de las raíces africanas del flamenco en el sentido de baile y música que se articulan con la comunidad». La relación entre un ritmo dinámico, un vocabulario específico y la idea de que los que miran también participan son formas expresivas de las comunidades africanas. La bailarina camerunesa Nadeeya GK y la nigeriana Picture Kodak están entre sus referentes.
Tampoco esconde sus influencias latinas. Practicó baile afrocubano hasta iniciarse en el flamenco en Escuela Amor de Dios de Madrid. Ha estudiado con maestros del género como Manuel Reyes, La Lupi, Yolanda Heredia y Juana Amaya entre otros.
Sus trabajos de autor exploran temas alrededor de la intersección del flamenco con diversas formas expresivas de la diáspora africana.
Como bailaora participó en la película Gurumbé. Canciones de tu memoria negra (2016), un documental de Miguel Ángel Rosales que rescata del olvido la historia de la esclavitud africana en la península ibérica.