Más control en la recolección de algarrobas para evitar hurtos y ventas fraudulentas

Mossos ha detenido esta campaña a una decena de personas y ha realizado inspecciones a las cooperativas y almacenes de compraventa. En estos ha localizado algunos trapicheos. Las Policías Locales multiplican sus esfuerzos para disuadir a los hurtadores de los campos

06 noviembre 2021 17:20 | Actualizado a 07 noviembre 2021 12:58
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El martes por la tarde, entraba una llamada a la Policía Local de Vila-seca. tres hombres estaban recogiendo algarrobas en una finca en el Camí del Castell. Ninguno era ni el propietario ni nadie conocido.

La patrulla llegaba poco después e interceptaba a uno de ellos. Los otros dos salieron a la carrera campo a través. 120 kilos repartidos en cuatro sacos habían cogido en un abrir y cerrar de ojos. El propietario agradeció la intervención policial, pero no denunció. Mal hecho. «Casos como este son habituales», admite Josep Toquero, concejal de Seguretat Ciutadana de Vila-seca.

Estas situaciones impiden tener un registro preciso de las denuncias reales de robos en el territorio y distorsionan las cifras reales de un delito que ha obligado a la Generalitat crear una serie de medidas y controles para una buena comercialización de esta legumbre que en los últimos años la cotización está al alza.  

El garrofín, las semillas de la algarroba se ha convertido en una materia prima esencial en la industria agroalimentaria y ello se ha notado en la revalorización de la algarroba en el mercado. Este incremento de valor no ha pasado desapercibido para los ladrones, que han encontrado un filón con el hurto y la posterior venta ilegal. 

El garrofín, explica Xavier Cort, gerente de Comercial Garrofa, asentada en Mont-roig del Camp, «se ha revalorizado mucho por sus usos en la industria agroalimentaria». Añade que «las cosechas más bien escasas a nivel mundial han permitido un precio al alza y en 2020, con una partida problemática de Turquía, se agotaron las existencias dejando que el precio de este año haya subido exponencialmente».

Con esta coyuntura mundial, las algarrobas se han disparado de precio, pagándose ahora a un euro o 1,30 euros el kilo valores muy apetecibles. Además del precio, la forma de recolectar algarrobas y su facilidad de almacenaje (no requieren ni frío ni ningún tipo de cuidado) provocan un gran interés del payés y de personas que se dedican a robarlas.
Agresiones y pedradas

Oriol Bru es cabo de la Unitat Regional de Medi Ambient (URMA) de Mossos d’Esquadra. Explica que en los últimos años el dispositivo Collita ha empezado a neutralizar este interés de los ladrones. La misma sensación tienen las policías locales de municipios con grandes extensiones de este árbol como pueden ser Mont-roig del Camp, Cambrils o Vila-seca. En estas tres localidades, por ejemplo, el esfuerzo en seguridad agraria se refleja en los dispositivos que ya se activan en septiembre, cuando la cosecha de esta legumbre está en su apogeo.
El balance de la temporada, con datos oficiales de Mossos d’Esquadra, habla de una decena de personas detenidas por robar algarrobas. Estas detenciones son la punta del iceberg de aquellos otros hurtos que sin denuncia no comtemplan las estadísticas.

Los casos más sonados de este 2021 se han encontrado en Riudoms, La Secuita (concretamente en la pedanía de Les Gunyoles), Cambrils y Vila-seca. En estas dos últimas ciudades, hay dos robos denunciados de 3 toneladas de algarrobas en cada localidad, que se convierten en más de 6.000 euros de pérdidas (la suma de las seis toneladas).

En los otros dos incidentes se ha llegado a la violencia. En el caso de Riudoms, seis personas fueron sorprendidas por su propietario que terminó apaleado por los ladrones. Mossos detuvo a los seis, uno de ellos menor de edad. En Les Gunyoles otra banda de hurtadores fue sorprendida por el propietario que dio el aviso. A la llegada de Mossos, los recibieron con una lluvia de piedras. 

Sobresfuerzo municipal

Aunque Mossos activa el dispositivo Collita (cada comisaría se encarga de destinar recursos al patrullaje rural), son los municipios con grandes extensiones de algarrobos los que intensifican la vigilancia para disuadir a los hurtadores de esta legumbre tan cotizada. 

En Mont-roig, el Ayuntamiento tiene contrato con una entidad ecologista para que ayude en estas misiones de vigilancia. La localidad del Baix Camp es una con mayor superficie de este cultivo y su alcalde, Fran Morancho, admite que se refuerza la vigilancia, aunque es imposible llegar a todas horas y a todos los rincones. Las cifras de denuncias de este 2021 son las mismas que las de 2020. 

En Cambrils, la Patrulla Verde, la unidad de la Policía Local creada para prevenir delitos en las zonas rurales, incrementa su vigilancia y tiene una oficina en la cooperativa para facilitar los trámites a los agricultores. «Contamos con la ayuda de los payeses para poder prevenir y neutralizar robos», dice el actual concejal de Seguretat Ciutadana, David Chatelain. 

En Vila-seca, las patrullas en el campo son de 24 horas. Así se ha logrado disuadir a los ladrones potenciales. Josep Toquero, concejal de Seguretat Ciutadana, explica que «la presencia de agentes ha ayudado a que los presuntos ladrones se marchen con las manos vacías».

La otra vigilancia: la venta ilegal

Más allá de las vigilancias rurales, los mecanismos también buscan neutralizar que los ladrones hagan negocio. Este año, la Generalitat ha incrementado el control de la trazabilidad de la legumbre. En septiembre, se celebró una reunión entre Mossos, sindicatos agrícolas, Federación de Cooperativas y Agentes Rurales para detectar estos trapicheos. 

Jordi Castellnou, responsable sectorial de la algarroba de Unió de Pagesos, explica que la implantación de la DUN (Declaració Única Agrària) por parte del Departament d’Acció Climàtica de la Generalitat ha reducido ostensiblemente el comercio ilegal de algarrobas.

Este documento aporta datos de la finca, el titular y de sus cultivos. Sin este papel «no puedes vender», añade Castellnou. En las cooperativas, además, solo admiten socios para tener mayor control de las algarrobas que entran. 

Entonces, ¿cómo se colocan 3 toneladas de algarrobas sin papeles? El cabo de la URMA Oriol Bru admite que han aumentado las inspecciones a las cooperativas, almacenes de compraventa y a Comercial Garrofa (cooperativa que solo compra a cooperativas). Se han hecho una treintena de ‘visitas’ y se han detectado una decena de irregularidades, tramitadas a la Generalitat. 

La venta ilegal parece que se centra en algunos almacenes. Sin pedir la DUN o con otros tratos bajo mano parece que es el camino de la venta de los hurtos. Las irregularidades se han puesto en conocimiento de la Generalitat. Las penas para las personas que recepcionan productos robados van de 6 meses a dos años de cárcel. No solo hay almacenes que hacen la vista gorda, hay casos de manipulación de la DUN, y en este caso el delito lo comete el vendedor. «Nos preocupa la falsificación de los permisos así como la permisividad de la compra de algarrobas sin saber si son robadas o no», admite Josep Castellnou. 

Mossos también reconoce que para mejorar la trazabilidad se debería replantear algún documento de transporte que permitiera incluso complicar más la venta a los ladrones. Los controles de las policías locales o de los mossos en caminos no pueden acreditar la procedencia del producto y no siempre se puede neutralizar el robo.

En 2020 una sentencia devolvió a un ladrón la cosecha porque no pudo demostrarse que la había robado, aunque el sujeto no tenía ni finca ni papeles que permitieran la recogida de la preciada legumbre.

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