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SOS: Faltan más de 400 médicos de familia en los ambulatorios de Catalunya

Este déficit no solo empeora las condiciones laborales de los profesionales de los CAP. También hace que las listas de espera se alarguen y que los pacientes decidan ir a Urgencias

19 abril 2025 13:56 | Actualizado a 20 abril 2025 07:00
Se lee en 4 minutos
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No hay médicos de familia en Catalunya. No se encuentran. Los estudiantes no eligen esta especialidad. El exceso de burocracia, la sobrecarga laboral y el desprestigio constante con el que se encuentran los profesionales son algunas de las causas de esta falta de médicos de cabecera. Las consecuencias son fatales: cupos de hasta dos mil pacientes por médico, lo que significa listas de espera eternas para ser visitado. El eje vertebrador –o el pal de paller– del sistema sanitario está en peligro. La atención primaria está en la UCI.

Según datos oficiales de los informes de gestión del Consell de Direcció de l’Institut Català de la Salut (ICS), entre los años 2010 y 2021 se perdieron unos 689 facultativos, de los cuales 300 todavía no se han recuperado.

A esta pérdida de médicos hay que sumarle que la población catalana ha crecido significativamente en los últimos años. En 2010, Catalunya contaba con casi 7,5 millones de habitantes, mientras que ahora sobrepasamos los 8,1. Actualmente hay 600.000 catalanes más.

Según el sindicato Metges de Catalunya, si asignamos una media de 1.500 pacientes a cada médico de familia, serían necesarios unos 410 facultativos más a la atención primaria para poder atender a la población actual. El problema principal es que se jubilan médicos y no hay profesionales suficientes para sustituirlos.

La mala imagen de la atención primaria se ha acabado trasladando también al MIR. Desde 2022 hay 161 plazas de médico de familia sin ocuparse. Los estudiantes no eligen esta especialidad. Prefieren otra que sea de carácter más hospitalario, como traumatología o cardiología, por poner dos ejemplos.

En 2024, en Catalunya, se ofertaron 371 plazas para médicos de familia. En un primer momento se ocuparon 98. El Ministerio de Sanidad decidió impulsar una repesca para tratar de facilitar la asignación. Se llenaron 22, pero renunciaron 39. Con lo que finalmente quedaron 61 plazas vacantes. La tónica de cada año.

En la provincia de Tarragona también costó cubrir las vacantes de médicos internos residentes (MIR) para médicos de familia. Hasta 20 de las 52 plazas de la especialidad, cerca de un 38%, quedaron desiertas en primer término. En la repesca se asignaron 18 de las 20, y todavía quedaron dos plazas sin titular en las Terres de l’Ebre.

El porqué

La sobrecarga laboral y el desprestigio de la especialidad son las principales causas que hacen que los estudiantes no opten por la especialidad de médico de familia. «Las condiciones de trabajo no son las mejores. Nos pasamos horas con la burocracia. Que si informes, que si certificados, que si recetas. Demasiadas tareas administrativas», explica Mireia García Villarrubia, vicepresidenta del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT), y médica de familia y medicina comunitaria.

García Villarrubia tiene ahora 2.050 pacientes bajo su control, cuando la media es de unos 1.500. Hace jornadas maratonianas de hasta 12 horas. No hay médicos y, si los que hay se van de vacaciones o cogen la baja, son los compañeros los que tienen que hacerse cargo de sus pacientes.

Los médicos de familia están obligados a hacer turnos de mañana y tarde, con lo que no pueden completar su jornada en la sanidad privada, como si hacen la mayoría de facultativos de otras especialidades. «Hacemos un trabajo muy psicosocial, a parte de médico. La gente viene a contarnos sus problemas y buscan en nosotros una solución», explica García Villarrubia, quien asegura que muchos pacientes responsabilizan al médico de cabecera de las carencias del sistema.

Joan Frigola es delegado del sindicato Metges de Catalunya (MC), y médico de familia del CAP Sant Pere. Asegura que «los estudiantes no quieren hacer esta especialidad por que es un trabajo complicado. Hay mucha presión asistencial y todo recae sobre nosotros. Las listas de espera son infinitas. No se acaba nunca».

La atención primaria es el eje vertebrador del sistema sanitario, la única puerta abierta de entrada a la sanidad. Sin embargo, los médicos de familia aseguran que su profesión ha sido desprestigiada. «El hecho de saber de todo parece que no sea una especialidad. Pero la realidad es que hacemos cuatro años de formación, igual que el resto», explica García Villarrubia.

Frigola asegura que la falta de desprestigio acaba en agresiones y faltas de respeto contra el profesional. «Antes, lo que decía el médico de cabecera iba a misa. Ahora parece que no se fían», añade.

La falta de médicos conlleva sobrecarga de trabajo y, para los pacientes, largas listas de espera. «Estamos dando horas a nueve días vista. Esto lo que hace es que los pacientes se cansen de esperar y decidan ir a Urgencias. Después nos quejamos de que los servicios de Urgencias están colapsados. Quizás aquí tenemos la explicación», dice Frigola, quien añade que «además, no es lo mismo. Nosotros conocemos mejor a los pacientes porque los tratamos desde hace años».

¿Reducir años de especialidad?

La solución a la falta de médicos de familia no es fácil ni rápida. Los profesionales aseguran que lo más importante es devolver el prestigio y el valor a la especialidad. «Para empezar debería apostarse por la conciliación familiar. La atención primaria es un entorno muy feminizado, que debería mirar por la conciliación», dice García Villarrubia, quien también destaca la necesidad de apostar más por la formación y la investigación de los profesionales. «La presión asistencial se nos come y no nos permite hacer formación», dice la médica.

En busca de soluciones, el pasado mes de marzo, el gobierno vasco proponía reducir de cuatro a tres años la especialidad de médico de familia. La medida sería transitoria con el objetivo de disponer cuanto antes de estos profesionales. Una propuesta que no gustó ni al gobierno central ni al colectivo. «El médico de familia es el que más debería formarse, porque tiene que saber de todo», dice García Villarrubia. Frigola, del sindicato Metges de Catalunya, asegura que «bajar la calidad no es nunca la solución».

Tener un médico de familia durante 15 años reduce un 25% la mortalidad

Tener un médico de familia durante 15 años reduce un 25% la mortalidad. También disminuye un 30% el uso de los servicios de Urgencias y un 28% las hospitalizaciones.

Estos son algunos datos que se dieron a conocer hace unos días en la jornada ‘Con atención primaria, los números cuadran’, que organizó el Foro de Médicos de Atención Primaria en la sede de la Organización Médica Colegial (OMC).

Otro de los datos es que la continuidad del mismo médico de familia, en el seguimiento de enfermedades cardiovasculares crónicas, reduce la mortalidad un 10% y las hospitalizaciones en un 12%, en comparación con la atención fragmentada por diferentes profesionales.

«Los médicos de familia tenemos una visión holística e íntegra del paciente. Vemos la evolución y el progreso, y vamos descartando en función de las pruebas. Eso hace que evitemos mucha medicación», explica la vicepresidenta del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona, Mireia García Villarrubia, quien añade que «no es lo mismo la confianza y el trato con el médico de familia que con el especialista de turno, que ve al paciente una vez al año».

Sergio Minué, especialista en medicina familiar y comunitaria, dice que «invertimos en tecnología, hospitales y fármacos para reducir la mortalidad y resulta que es más efectivo que un médico siga durante un tiempo a sus pacientes».

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