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El corazón del sistema sanitario está en peligro

19 abril 2025 22:12 | Actualizado a 20 abril 2025 07:00
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No es ningún secreto que la atención primaria en Catalunya está muy estresada. El primer punto de contacto entre la ciudadanía y el sistema de salud, sobrevive hoy con respiración asistida, como se detalla en el reportaje que publica hoy el Diari sobre la falta de médicos de familia. Las cifras son contundentes. En Catalunya hay casi 700 médicos de familia menos entre 2010 y 2021, de los cuales 300 aún no se han sustituido. Entretanto, la población sigue creciendo: 600.000 habitantes más que en 2010. En Tarragona, cerca de un 40% de las plazas MIR en medicina de familia quedaron vacías en 2024. La falta de médicos de cabecera no es un problema puntual sino estructural, y exige una respuesta valiente, decidida y a largo plazo. La información detalla algunas claves de la crisis del médico de familia: la carga burocrática, largas jornadas laborales mal remuneradas, y el prestigio de la profesión por los suelos. Muchos profesionales atienden a más de 2.000 pacientes, y su jornada se ve consumida por trámites, certificados y recetas. Esto no solo desgasta a los profesionales, también rompe la confianza entre médico y paciente y abre la puerta a la desconfianza, la falta de respeto y, en algunos casos, las agresiones. Este desgaste tiene consecuencias reales: cuando no hay citas disponibles, los pacientes acaban en Urgencias, presionando aún más un sistema que ya camina por el filo. Es un círculo vicioso que solo se romperá con voluntad política e inversión estratégica. Las medidas tienen que ver con mejorar las condiciones laborales, reducir la burocracia y dignificar la profesión. Esto implica apostar por la conciliación familiar, la formación continuada y la investigación, y garantizar que las cargas asistenciales sean asumibles. También es necesario revisar el modelo formativo. La propuesta de reducir la duración del MIR de cuatro a tres años no es solución: el médico de familia debe saber de todo, y eso requiere tiempo y una formación de calidad. Países como Dinamarca o los Países Bajos han aplicado con éxito reformas que van desde la autogestión de los centros hasta sistemas de incentivos, pasando por una apuesta clara por la digitalización inteligente y el trabajo en equipo multidisciplinario. Catalunya no puede seguir mirando hacia otro lado si queremos que la atención primaria deje de ser el patio trasero del sistema sanitario.

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