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Tarragona podría registrar un incendio de sexta generación

Para reducir el potencial de los macroincendios, Bombers y Boscos han creado una Zona de Protecció Preferent, que comprende más de 25.000 hectáreas del Francolí al Baix Gaià

13 abril 2025 19:35 | Actualizado a 14 abril 2025 07:00
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Las lluvias de esta primavera han permitido eliminar las restricciones de agua y serán determinantes para un verano sin grandes incendios forestales. Este es un tema que genera mucha preocupación. Sobre todo, en el ámbito desde el Francolí a la Anella Verda, que se extiende hacia el Alt Camp y el Baix Penedès, donde la zona boscosa convive con las grandes infraestructuras, el polígono químico más importante del sur de Europa y un tejido urbano-forestal, con urbanizaciones diseminadas, que, por su complejidad se incluyó en el diseño de los diez grandes incendios forestales que pueden afectar a Catalunya.

«La capacidad del territorio de tener un incendio de sexta generación existe. Tenemos todos los ingredientes, nuestro trabajo está en avanzar para que una vez identificados estos riesgos esto no pase», explica Jordi Castellví, de la Unitat Tècnica del Grup d’Actuació Forestal (GRAF). Este organismo, junto con el área de Boscos de la administración catalana, ha participado en la definición de una Zona de Protección Preferente (ZPP), para «minimizar» el riesgo en el caso de los incendios «críticos».

La zona abarca una superficie de 25.189 hectáreas desde el Francolí al Montmell, de forma que afecta a un total de 27 municipios de las comarcas del Tarragonès, el Alt Camp y el Baix Penedès. La delimitación de este ámbito constituyó un primer paso para la redacción de un plan de prevención de incendios, que en febrero fue aprobado por el conseller de Agricultura, Òscar Ordeig.

«La hoja de ruta básica para evitar grandes incendios es esto, porque por primera vez tenemos una figura de planificación territorial que nos aporta un marco a partir del cual nos dice qué tenemos que hacer y la programación económica, y que debe de ser asumida entre todos, incluyendo también a los ayuntamientos y a la Diputació», asegura el Cap de Servei de Boscos de los Serveis Territorials del Departament d’Agricultura en Tarragona, Carles Miranda.

Teniendo en cuenta las características del territorio, Bombers determinó que un incendio «aceptable» para este ámbito –teniendo en cuenta el punto de equilibrio entre el impacto que puede generarse y el gasto que comporta– es de 500 hectáreas. Esto ha permitido ‘fragmentar’ las más de 25.000 hectáreas dentro del plan en piezas de estas dimensiones, de forma que han podido establecerse puntos estratégicos de gestión en los espacios que conectan una ficha con la otra.

Muy bajo, pero posible

El objetivo es tener los elementos para que en el caso de que se produzca una fuerte ignición «poder cortar» y evitar que se extienda. «Esto no significa que cuando tengamos un incendio de 100 no invertiremos en su extinción, pero no tendremos las infraestructuras necesarias para abordarlo a este nivel. Otra cosa es que cada municipio debe tener su Pla de Prevenció d’Incendis y aquí ya bajamos la escala de trabajo. Tenemos una regulación a nivel macro y después los ayuntamientos tienen que hacer la micro», argumenta Jordi Castellví.

Desde el GRAF se señala que la probabilidad de un macroincendio es «extremadamente baja», pero la conectividad entre las diferentes zonas facilitaría que «en unas condiciones de viento de maestral o de marinada seca, producida por un fenómeno que genera el rebufo de tramontana, es posible».

El contexto de emergencia climática hace que «cada vez tengamos más veranos consecutivos con situaciones que pueden producir estos grandes incendios, por lo que debemos intentar evitarlos», argumenta Castellví.

Las estadísticas demuestran que la zona del Pont del Diable registra una cifra de igniciones «muy elevada». Especialmente porque es una zona muy concurrida. También se mira con especial atención la zona cerca de las urbanizaciones, que se han clasificado en función del nivel de vulnerabilidad.

Entre las acciones, se construirá un nuevo depósito de agua en la zona del Mas dels Arcs

A partir de ahí, se ha establecido un plan de acciones para que todas las administraciones se lo hagan suyo, reduciendo el nivel de riesgo. Un primer bloque hace referencia a la red viaria, es decir a los caminos secundarios que deben facilitar la accesibilidad de los medios. «Estas pistas deberían estar niquelados», dice Carles Miranda. Asimismo, tiene que garantizarse que cada urbanización tiene una entrada y una salida, de forma que no se generen culs de sac.

Una nueva balsa en Mas dels Arcs

Una segunda línea de actuaciones afecta a la disponibilidad de puntos de reserva de agua. En este sentido, se planifica la construcción de nuevos hidrantes y balsas para cubrir un radio de 2,5 kilómetros de distancia, en los que los helicópteros y los medios terrestres puedan abastecerse. «Allí donde no los hay, el plan los identifica y después van a generarse líneas de subvención para que los municipios puedan habilitarlos», dice Jordi Castellví.

Uno de los puntos en los que se construirá un nuevo depósito es el ámbito del Pont del Diable. En concreto, en la zona del Mas dels Arcs, donde se habilitará una balsa de 200 metros cúbicos, que ejecutará Boscos de la Generalitat, que ya tiene el proyecto y los recursos necesarios, a la espera de la licencia de obras, por parte del Ayuntamiento.

Una tercera línea de intervenciones hace referencia a los trabajos de limpieza forestal, que contribuyan a generar estas zonas discontinuas. Aquí la parte importante de los esfuerzos se dedican a la creación de las franjas de autoprotección de 25 metros, obligadas por ley, en urbanizaciones. «Primero se priorizan las franjas por las que podría venir el incendio y después ya vendrá el resto», dice Castellví.

Tarragona impulsará actuaciones de autoprotección por valor de 500.000 euros

El representante de los GRAF se expresa de forma clara: «Tenemos que aceptar que estamos en una zona de riesgo y que no podemos tener un camión de bomberos en cada urbanización, por lo que debe haber una parte de autoprotección porque habrá incendios y, por tanto, debemos saber actuar para priorizar el mal mayor».

Más allá, estas intervenciones son limitadas y complicadas, ya que una parte importante de la superficie es privada.

El papel de la payesia

Boscos de la Generalitat explica que, en comparación con algunos sectores del Priorat o el Penedès, los pinos blanco y verdes de la Anella Verda de Tarragona están «sanos». En paralelo, la administración local redactó un plan de autogestión con un conjunto de actuaciones para la prevención de incendios por valor de 500.000 euros. Según confirma la administración local, el proyecto ejecutivo «está cerrado», por lo que ahora tendrá que aprobarlo el Departament d’Agricultura de la Generalitat para su ejecución.

Bombers apela a la necesidad de recuperar los campos de cultivo para preservar el paisaje

Boscos y Bombers ponen en valor que por primera vez hay una planificación, con una visión integral y una hoja de ruta de cara a los próximos años. El conjunto de las acciones comporta una inversión de unos cinco millones de euros. La disponibilidad de presupuesto y la capacidad de los municipios de solicitar subvenciones y ayudas para abordar las intervenciones marcadas avalarán el nivel de cumplimiento del plan, que también ha sido aprobado a nivel de integración ambiental.

Finalmente, se tiene en cuenta que una parte importante de esta superficie son antiguos campos de cultivo abandonados. «Si fuéramos capaces de recuperar todo esto para el sector primario, y que pudiéramos cerrar el círculo se minimizaría mucho el impacto, porque al final es dinero que vamos abocando y es un agujero, ya que siempre necesitarás un mantenimiento», concluye Jordi Castellví.

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