Las Urgencias del Hospital Joan XXIII llevan unos días complicados. Los profesionales están desbordados por la carga de trabajo y la sala de espera ha quedado pequeña. Tanto es así que algunos usuarios aseguran tener que sortear las piernas de otros pacientes para poder acceder a la zona del triaje. El motivo es, según trabajadores y sindicatos, la falta de personal, un mal endémico que se ha visto agravado por la retirada del refuerzo de invierno. Por su parte, fuentes oficiales del propio hospital aseguran que no se está viviendo ninguna situación excepcional. «Puntualmente se puede producir algún pico de demanda, pero nada fuera de lo normal», añaden desde el hospital.
«La situación ha empeorado en las dos últimas semanas. Uno de estos días, a las diez de la mañana, ya había 15 personas en los pasillos. Ya no cabían en los boxes. Este dato da una idea de la situación que estamos viviendo», explican desde el sindicato CATAC-CTS, quienes añaden que «en algunos casos, el hospital se ha visto obligado a habilitar una zona fuera de Urgencias, en la unidad de Radiología, para poder poner más camas».
Sindicatos y trabajadores defienden que la principal causa de la saturación en Urgencias tiene que ver con la falta de personal. Por norma general, y siguiendo las directrices del PIUC –Pla Integral d’Urgències de Catalunya–, durante los meses de invierno, el Departament pone un refuerzo de personal para hacer frente a la temporada de gripes y de otros virus. Este año, el refuerzo se retiró a finales de marzo. «Desde entonces, la cosa no va bien», explica un trabajador, quien añade que «atendemos al mismo número de pacientes, pero con un profesional menos de cada área». El servicio de Urgencias cuenta con una enfermera, un celador y una auxiliar menos desde marzo.
Otra de las causas del colapso, según apunta la plataforma Grup de Treball en Defensa de la Sanitat Pública, es que los centros de atención primaria no dan respuesta a las necesidades de la población, cosa que lleva a los pacientes a optar por ir directamente a las Urgencias de los hospitales.
Según marca el sistema, los pacientes, dependiendo del grado de gravedad de su problema, deben acudir a un centro de atención primaria o a las Urgencias hospitalarias. En un principio, si la patología corresponde al nivel 4 o 5 –significa que el paciente puede esperar sin riesgo para la salud– o al nivel 3 –que requiere de atención urgente, pero no inmediata– debe acudir al CAP de referencia. Se recomienda que los servicios de Urgencias de los hospitales se reserven para los usuarios que tienen un problema de nivel 1 o 2, que necesitan de atención inmediata. Los protocolos lo marcan así, aunque en la vida real no se cumple. El resultado es el colapso de las Urgencias, que no están preparadas para absorber tantos pacientes.
«Es normal que ocurra eso, si hay ambulatorios que no dan hora para el especialista hasta al cabo de tres semanas o un mes. Por mucho que digan los protocolos, cuando se trata de la salud de uno, los usuarios van donde convenga para buscar una solución», opina Silvia Labodia, portavoz del Grup de Treball en Defensa de la Sanitat Pública.
Sentados en el suelo
El Diari entrevistó el pasado martes a una paciente que estuvo cinco horas esperando en la sala de espera. «Es indignante vivir esto. He estado más de una hora de pie, hasta que he decidido sentarme en el suelo», explicaba. La falta de espacio es consecuencia de las obras que se están haciendo en el Hospital Joan XXIII. Fuentes del centro aseguran que, cuando es necesario, se habilitan otros espacios.
La demora no es el único problema. Otro paciente explica que «fui a Urgencias por un desprendimiento de retina, pero no me pudieron atender porque no había oftalmólogo», explica este testimonio, quien añade que «me dijeron que el especialista estaba de guardia localizada, y que no acudiría al hospital si no había una urgencia». Lo único que le ofrecían era pasar consulta con un médico de familia. «Ya me había visto por la mañana y me dijo que fuera a Urgencias en busca de un oftalmólogo», explica el paciente, quien no pudo ser atendido hasta el día siguiente.
Desde los sindicatos piden a la población afectada por este tipo de situaciones que ponga reclamaciones. «Parece que no sirven de nada, pero ya les digo yo que sí. Quejarnos de manera oficial es la única forma de evidenciar la problemática y de poder poner remedio», explica Labodia. En muchas ocasiones, son los mismos profesionales quienes animan a los pacientes a poner reclamaciones.
Los pacientes de las Urgencias hospitalarias del sistema público esperaron de media 62 minutos por visita el año 2023, según un análisis de la ACN, a partir de los datos de Salut. El hospital de referencia de la zona del Camp de Tarragona y de les Terres de l’Ebre, con poco más de 100.000 urgencias atendidas en 2023, tiene un tiempo medio de espera muy próximo a la mediana: 68,1 minutos. En este sentido, ha rebajado los 71,3 minutos de espera de media del año 2022, y todavía más los 76,5 del 2019. Como la mayor parte de hospitales, la comparación con la década pasada es de 34,5 minutos en 2010, y 43,2, en 2011.