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En Tarragona hay menos de dos cotizantes por pensión

Con 1,8 afiliados por cada prestación, la demarcación se sitúa por debajo de la media española. Hay casi las mismas pensiones que trabajadores a tiempo completo

31 marzo 2023 18:04 | Actualizado a 01 abril 2023 18:00
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¿Hasta cuándo serán sostenibles las pensiones? En los últimos años, tanto el número de prestaciones contributivas en vigor como la cantidad media percibida se ha incrementado en la demarcación de Tarragona, más aún con la nueva reforma. A fecha uno de febrero del año 2013, había un total de 154.320 pensiones y 256.981 cotizantes en la Seguridad Social. La cantidad media recibida era de 818,25 euros.

En aquel entonces, la ratio era de 1,67 personas en la Seguridad Social por cada pensión. Hablamos de pensiones y no de pensionistas, pues una persona puede ser beneficiaria de más de una contribución. Si se tuvieran en cuenta los afiliados por cada pensionista, el dato se vería algo incrementado, aunque no en exceso.

Diez años después, a uno de febrero de 2023, en la demarcación hay 176.416 pensiones –un 14% más– y 317.718 afiliados –un 23% más–. Los afiliados han crecido en mayor medida y, por consiguiente, la ratio también –ha pasado de 1,67 a 1,80–. No obstante, lo que también ha aumentado es la cantidad media percibida por los pensionistas, que ha subido hasta los 1.161,51 euros –un 49% más–. Por lo tanto, lo que en 2013 fueron unos 126 millones de euros de contribuciones (si se contabiliza que cada pensión percibe el importe medio), en 2023 son 205 millones.

«Tal y como está ahora, el sistema de pensiones es bastante insostenible», Antoni Cunyat, profesor colaborador de Economía y Empresa en la UOC

Para Antoni Cunyat, profesor colaborador de los estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), «el sistema de pensiones tal y como está planteado ahora es insostenible, esta reforma y todas las que se han hecho son parches y patadas hacia adelante porque sigue habiendo déficit, ya que es inviable equiparar las prestaciones con el IPC». «Ningún partido quiere asumir el coste electoral que podría suponer una reforma sostenible», añade.

En la misma línea, el economista Juan Gallardo argumenta que «se están politizando las cotizaciones para alimentar el sistema, además de que se han subido las pensiones muy por encima de lo que el país puede soportar». «Ya hace tiempo que los ingresos no crecen como lo hacen los gastos, y a eso se le debe poner solución», opina María José Pérez, profesora del Departament d’Economia de la Universitat Rovira i Virgili (URV).

La situación de Tarragona no es de las mejores del territorio nacional. De hecho, se sitúa por debajo de la media española, que marca que, en el conjunto del país, hay dos cotizantes por cada pensión. Almería, Madrid, Málaga, Melilla, Murcia y Ceuta superan con creces la ratio de dos, mientras que Ourense, por ejemplo, ya tiene más pensiones (106.593) que cotizantes (103.511). En palabras de Cunyat, «es un error que no se explique a la gente la situación en la que estamos ni las medidas que se aprueban para resolverla».

«Las ratios entre pensiones y afiliados que hay en España son una barbaridad», Juan Gallardo, economista

En el ámbito catalán, la ratio de Tarragona es la peor. Barcelona y Girona tienen dos cotizantes por cada pensión y Lleida se acerca mucho a los dos (1,95). El 1,80 de Tarragona desentona en Catalunya y es similar a territorios como Castellón (1,83), Badajoz (1,85), Granada (1,82), La Rioja (1,85), Salamanca (1,81) y Soria (1,78). «Estas ratios son una barbaridad», confiesa Gallardo.

Aunque se suelen confundir pensiones con jubilaciones, cabe destacar que, pese a que sí suponen el número más importante, las pensiones por jubilación no son las únicas que se contabilizan. Del total de 176.416 de la demarcación de Tarragona, 114.007 son por jubilación, 39.939 por viudedad, 16.765 por incapacidad permanente, 5.527 por orfandad y 178 por favor de familiares. La pensión media por cada categoría es de 1.322, 813, 1.142, 436 y 693 euros respectivamente.

En 2013, de las 154.320 pensiones, 96.785 eran de jubilación, 38.422 por viudedad, 14.380 por incapacidad permanente, 4.558 por orfandad y 175 por favor de familiares. En este caso, la cuantía a recibir era de 918, 578, 936, 344 y 490 euros respectivamente. Se observa así que, mientras que en todas ha aumentado la cantidad, el número solo crece ostensiblemente cuando se pone el foco en las prestaciones por jubilación.

El invierno demográfico

Según las previsiones que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2037, el número de personas de 67 años o más en Tarragona habrá crecido un 48% –de 143.551 en la actualidad a 212.318–. El grupo comprendido entre 16 y 66 años habrá crecido tan solo un 11% –de 553.255 a 613.751–. Y en el de 0 a 15 años, el aumento será mínimo: un 0,08% –de 133.269 a 133.369–. «Es una cuestión matemática, tan solo hay que observar la pirámide poblacional para ver que, en unos años, la cosa se complicará», observa Cunyat.

El crecimiento de población joven será cada vez menor, y la creciente esperanza de vida provocará que el segmento de personas mayores aumente. Esto deja una situación en la que, al final, la tasa de dependencia irá acercándose al 100% y, por consiguiente, cada persona en edad de trabajar debería sostener una pensión.

«Ante esta situación, o se suben los ingresos o se reducen los gastos, y la reforma apuesta por lo primero», María José Pérez, docente del Departament d’Economia de la URV

Además, el retiro de la generación del baby boom, junto a la reforma, provocará que el número de pensiones se multiplique. «Si no mejora nada, o se reduce la cantidad o se aumentan las cotizaciones», comenta Concepció Patxot, profesora de la Universitat de Barcelona y colegiada del Col·legi d’Economistes de Catalunya. También es cierto que, según Patxot, la jubilación de los baby boomers causará un gran hueco en el mercado laboral, que podrá ser aprovechado por la gente joven. «Lo que tampoco puede ser es que se cruja a los jóvenes», destaca Patxot.

¿Soluciones?

Más esperanza de vida y menos natalidad. Ante la incerteza que se desprende de los datos, muchos optan por programar la jubilación mediante un plan de pensiones, una opción que se está volviendo habitual. «No todo el mundo puede permitirse uno, es una decisión en el ámbito individual y no puede ser que no se piense en los que no pueden, ¿van a vivir con una pensión mísera?», denuncia Cunyat. «Tengo la impresión de que las pensiones mínimas irán in crescendo y las máximas se estabilizarán, por lo tanto, los planes de pensiones beneficiarían más a las rentas altas», explicita Pérez.

Se queda un paisaje marcado por una bajada de la cantidad de la prestación y por un aumento de la edad de jubilación. Actualmente, la tasa de reemplazo, que marca la pensión que se cobra en función del último sueldo, es de alrededor del 80% en el Estado español, siendo una de las más generosas de Europa. La de Francia, el Reino Unido y Alemania es de 74%, 58% y 53% respectivamente. No obstante, el sueldo anual medio es bastante inferior en España. «Lo que hay que hacer es una reforma que aborde la realidad que tendremos a largo plazo», comenta Cunyat. «Llegará un momento en el que se deban reducir las pensiones o dedicar gran parte de los impuestos para pagarlas», añade. Ante esta situación, disminuir la cuantía, aumentar los tributos o incrementar la edad de jubilación son algunas de las medidas que podrían plantearse. Para Gallardo, «tendrá que darse una solución sí o sí para garantizar la sostenibilidad». «Ahora, la entrada al mercado laboral es más tardía y la esperanza de vida es mayor, por lo que es normal que se aumente la edad», expresa Patxot.

¿Cuál es la mejor opción? «Seguramente sea una combinación de todas, irremediablemente habrá que tirar de impuestos porque la hucha se acaba, pero tendría que haber un plan de consenso», indica Cunyat. «No tiene sentido que, por ejemplo, se revalorice una pensión máxima y no se suba el sueldo de un trabajador que apenas cobra mil euros», añade.

«Seguramente, la solución sea una mezcla de varios tipos de medidas», Concepció Patxot, economista y docente en la UB

Además, según Gallardo, «los criterios para acogerse a una jubilación anticipada deben ser más restrictivos, no es razonable que personas que se están jubilando con edades muy inferiores a la oficial tengan unas prestaciones tan generosas». «Me parece una barbaridad que se pueda pensar en depender tanto de los impuestos; el sistema debe ser autónomo y sólido por sí mismo», añade.

En palabras de Patxot, «es cierto que, seguramente, la solución sea un mix de varias medidas, aunque quizás la más acertada sería aumentar los años que deben cotizarse, para que así, quien empiece a trabajar antes, también pueda jubilarse antes».

«La gente me pregunta si se quedará sin pensión, y yo les digo que lo peor que les puede pasar es que cobren la mitad de lo que hubieran cobrado ahora, por lo que tendrán que complementarla», añade.

La incertidumbre reina en un sistema que, como casi todo, tendrá que adaptarse a los tiempos futuros que, por otra parte, son contundentemente impredecibles.

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