«Somos gente joven y trabajamos y, aunque pueda sonar raro, también formamos parte del perfil vulnerable por la cantidad de trabas que uno encuentra cuando intenta acceder a un piso», explica Ariadna Fuentes. Esta reusense en la treintena es una de las solicitantes de vivienda y socia de la cooperativa Llars Familiars. El colectivo, que trabaja para ofrecer inmuebles a personas sin oportunidades en el mercado de alquiler, hizo público ayer su nuevo proyecto. Rehabilitará el número 4 de la calle de L’Estel, en el Carme, para crear cinco viviendas «sostenibles y socialmente justas», tal como explica su presidente, Pep Moreno.
Los inmuebles se entregarán, en régimen de cesión, a familias en situaciones de especial vulnerabilidad o excluidas del mercado inmobiliario. El proyecto exige una inversión de 400.000 euros. Cerca de 80.000 los ha concedido el Ayuntamiento de Reus, otros 90.000 se han solicitado a través de fondos Next Generation y el deseo es que entre 60.000 y 1000.000 más entren mediante donaciones. Para ello se ha habilitado la página web https://estel.coop57.coop, con toda la información necesaria y un formulario para aportaciones. El resto del importe se cubrirá con un crédito de Coop57.
El proyecto arquitectónico, con Jordi Romera al frente, ha logrado convertir los bajos del bloque, que es de cuatro plantas, en una quinta vivienda. «No hacía falta más parking, ni lugar para comercios ni un almacén; lo que necesitábamos en ese edificio de tipología clásica de la zona histórica era espacio para que viva la gente», explica Romera. Las estancias se reorientarán para ganar confort. Además, más allá del alivio que supone esta ayuda, «los pisos serán energéticamente sostenibles para que repercuta en el coste», añade. La rehabilitación propiciará un 80% de ahorro en los consumos.
#RehabilitemLEstel
El bloque lo ha comprado Llars Familiars. La iniciativa, que comienza a caminar bajo el nombre #RehabilitemLEstel, es también una propuesta que «contribuye a la dinamización de un barrio degradado y que busca la sostenibilidad social, energética y económica y el empoderamiento de las familias para hacer efectivo el derecho a la vivienda». «Es un proyecto con un claro interés social y sensibilidad ambiental», especifica Moreno, y añade que «se trata de tener un techo sin recurrir a la ocupación ni a la especulación».
El miembro del consejo rector de Llars Familiars Daniel Pi precisa que «en hasta diez de los 17 inmuebles de la cooperativa que están adjudicados viven familias monoparentales, que a menudo son mujeres que tienen hijos a cargo». Aunque no hay un margen concreto para permanecer en los pisos, con el paso del tiempo, cuando los inquilinos logran una cierta estabilidad, «muchos inquilinos se marchan, inician una nueva vida, y esa es la mejor noticia», concluye.