«Las guerras del futuro serán por el agua». Es una frase que han repetido en más de una ocasión científicos, ingenieros, pensadores y políticos. Sin agua, no hay vida ni progreso. La clave es responder cuándo es ese futuro. ¿2100? ¿2050? ¿2030? Nadie se atreve a poner fecha. Y si se habla de guerra, ¿de qué tipo? ¿Entre países? ¿O en la misma sociedad? Muchas cuestiones por resolver, aunque algunas ya se han dado.
Al mismo tiempo que las tierras se cuartean y resquebrajan, muchas industrias hacen uso del líquido elemento como si de un recurso infinito se tratara. Algunos estudios revelan que las empresas actuales usan unas 700 veces más agua dulce al año que petróleo. Mientras el vaso, la Tierra, cada vez está más vacío. Las reservas renovables, que se encuentran en ríos o acuíferos subterráneos, se han reducido un 60% en las últimas seis décadas.
Las industrias miran al cielo y las grandes tecnológicas más aún. La vida humana es imposible sin agua y la artificial también. «El agua es un recurso clave en la fabricación de chips y semiconductores, aunque no la necesiten directamente para funcionar», responde ChatGPT de OpenAI tras ser preguntada por el consumo de agua en la fabricación de sus ‘cerebros’.
El líquido elemento es crucial en todas las fases de la fabricación de semiconductores. Esta gran dependencia -junto al impacto sobre el agua- se está convirtiendo en una vulnerabilidad crítica para la creciente industria mundial del chip.
Las fábricas de semiconductores la necesitan para refrigerar los sistemas y generar electricidad. Juntos, según un informe de S&P Global, ya consumen tanta agua como Hong Kong, una ciudad de más de 7,5 millones de habitantes.
Pero lo que realmente impulsa la demanda de agua de este sector es su necesidad de agua ultrapura, que se utiliza para enjuagar los residuos de los chips de silicio durante el proceso de fabricación. Esta es miles de veces más limpia que el agua potable y se trata mediante procesos como la desionización y la ósmosis inversa para eliminar contaminantes. Se necesitan entre 2.500 y 3.000 litros de agua corriente para producir unos 1.000 de agua ultrapura.
El ritmo vertiginoso de la adopción de la IA en los últimos dos años ha puesto a prueba la capacidad de la industria para suministrar los chips especiales de alto rendimiento necesarios para ejecutar las operaciones intensivas de procesos. Las miradas se dirigen a Taiwán con TSMC a la cabeza y también a Corea del Sur con Hk Hynix y Samsung como los fabricantes que dan vida a la inteligencia artificial.
En los últimos meses, el sector ha visto cómo la producción de semiconductores no conseguía satisfacer la demanda de chips para la expansión de la IA.