El legado del expresidente estadounidense ha ilustrado una verdad incómoda –una que resulta especialmente inquietante para los periodistas, por cierto– pero que también ofrece una esperanza inesperada. Durante años, Carter fue sinónimo de fracaso político. Fue el perdedor de un solo mandato que intentó y fracasó en rescatar a los estadounidenses tomados como rehenes en Teherán. Fue derrotado por Ronald Reagan sin paliativos. Esa imagen de Carter era falsa o incompleta. Por un lado, no tenía en cuenta el hecho de que había vivido una «vida épica estadounidense», desde una infancia descalzo en la Georgia rural, sin electricidad ni agua corriente, a una carrera naval que lo vio convertirse en un héroe de acción al estilo Misión Imposible. La etiqueta de Carter como un fracaso pasa por alto la larga lista de logros que acumuló después de su expulsión del cargo, en lo que seguramente fue el período posterior a la presidencia más importante de la historia de Estados Unidos. Ya sea por su papel en la erradicación de la enfermedadades tropicales, la construcción de viviendas para los pobres o la supervisión de las elecciones y la promoción de la democracia, Carter sirvió como una especie de anciano global, al que se le escuchaba a pesar de sus 90 años. Tal vez su logro más famoso haya sido su intermediación directa en Camp David en un acuerdo de paz entre Israel y Egipto, el primer tratado entre Israel y cualquiera de sus vecinos que, según acordaron los firmantes, no habría podido concretarse sin su intenso compromiso personal. No menos duradera fue su actuación en China. Es cierto que fue Richard Nixon quien abrió la puerta, pero fue Carter quien la atravesó y otorgó el reconocimiento formal a la República Popular, forjando así una relación entre Estados Unidos y China que apuntalaría la economía global durante los siguientes 45 años. Por no hablar de los acuerdos de control de armamentos que Carter firmó con la Unión Soviética, que mantuvieron a raya un impasse nuclear que podría haber terminado en una catástrofe global. Jimmy Carter es el ejemplo evidente de que no se puede juzgar a nadie de forma simplista, superficial. ¿Qué es el éxito? ¿Elon Musk o Jimmy Carter? ¿Quién va a ser más considerado por el futuro? La respuesta es clara.
Jimmy Carter y las lecciones sobre el éxito
03 enero 2025 21:17 |
Actualizado a 04 enero 2025 07:00
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