«Me senté en el muro mientras esperaba el autobús. Cuando me di cuenta estaba rodeada de orugas». Este es el testimonio de Noelia, una vecina de Tarragona, quien hace unos días sufrió una importante reacción alérgica por culpa de la procesionaria.
Noelia coge cada día el autobús de la línea 6 en la parada Institut de Campclar. Está ubicada en la calle del Riu Siurana, justo en el perímetro del antiguo laboratorio de ensayo. Un edificio abandonado propiedad de la Generalitat.
Cuando Noelia se sentó –como hace habitualmente mientras espera el autobús– notó que alguna cosa no iba bien. «No me di cuenta de lo que había. Era una procesión inmensa de orugas que bajaban de los pinos y rodeaban la valla», explica esta vecina, que lleva días medicándose por la reacción alérgica y urticaria que le provocaron los pelos de las orugas.
Según explican los vecinos, esta parada de autobús es muy transitada. Por allí pasan estudiantes del Institut Campclar –ubicado a muy pocos metros de distancia–. «Los alumnos que vienen de Torreforta, a veces lo hacen en autobús», explica Noelia, quien añade que «también es una parada que utilizan los usuarios del CAP La Granja».
Otro vecino, Antonio García, asegura que también fue víctima de la procesionaria en el mismo punto. «Me senté dos minutos y enseguida pasó el bus. Al llegar a casa, llevaba todos los calcetines llenos de orugas. Por suerte, se quedó en un susto», relata García.
Los vecinos han informado al Ayuntamiento a través de la aplicación EPP. «Esto no había pasado nunca. Llevo cuatro años cogiendo el autobús aquí y sentándome en este muro. Nunca antes había visto algo así», añade Noelia.
El antiguo laboratorio de ensayo de Campclar es una finca llena de pinos. La Generalitat, propietaria del inmueble, asegura que en breve tomará las medidas oportunas.
Han llegado antes
Pero Campclar o Tarragona no son los únicos lugares donde la oruga procesionaria ha llegado antes de tiempo y con más fuerza que nunca. La falta de lluvia, el frío poco extremo y el aumento de pinos en zonas urbanas podrían ser algunas de las causas de esta llegada precoz.
En el caso de Tarragona hay algunos puntos negros, como es el caso del Camp de Mart, del Bosc de la Marquesa o de la Muntanyeta de Sant Pere i Sant Pau. También en el entorno del Hospital Joan XXIII. Ayer por la mañana, Ruth, una vecina del Parc Francolí, lo tenía complicado para sacar a pasear a su perro. «Me da miedo pasar por depende qué sitios. Estamos plagados de estas orugas y no quiero que mi perro sufra una reacción alérgica», añadía esta joven.
El problema, según explica Andreu Garcia, vicepresidente y portavoz de Adepap (Associació Catalana d’Empreses de Salut Ambiental), son los pelitos urticantes de estos insectos. «Son como un mecanismo de defensa. Cuando alguien se les acerca, las orugas liberan estos pelos como dardos», dice Garcia.
Preocupación
La procesionaria se está convirtiendo en un autentico dolor de cabeza para los ayuntamientos. En Tarragona, la Brigada Municipal está ahora haciendo la extracción de las bolsas de los árboles, para evitar que las orugas llegan a tierra. Hay algunos municipios que incluso han optado por reforzar el tratamiento. Es el caso de Reus, que esta semana ha instalado trampas en los árboles del Parc de Mas Iglesias.
Recomendaciones
-No tocar ni molestar las orugas. En estas situaciones es cuando liberan los pelos urticantes
-Mantener niños y mascotes alejados de los árboles afectados
-Aquellas personas que son alergicas a este insecto, deben evitar ir durante estos días a los espacios afectados
-En caso de contacto, tomar las medidas pertinentes, y consultar al médico o al veterinario