Tarragona ha dado este lunes el último adiós a Eduard Boada, uno de los grandes símbolos de la ciudad de las últimas décadas, fallecido este sábado a la edad de 82 años.
Más de un centenar de personas han estado presentes esta mañana en el funeral, que se ha llevado a cabo en la iglesia de Sant Francesc de la Rambla Vella.
Pregoner de las Festes de Santa Tecla del 2019, colaborador semanal del Diari de Tarragona desde febrero del 2020 y Medalla al Treball Francesc Macià en 2023, Boada regentó uno de los establecimientos más emblemáticos de la ciudad, feudo de varias generaciones de tarraconenses entre las calles Rovira i Virgili y López Peláez.
En el entierro, oficiado por cuatro sacerdotes, han estado presentes amigos y representantes políticos como el exalcalde Pau Ricomà (ERC), el diputado Jordi Bertran (Junts) o el concejal Guillermo García (PSC). Asimismo, desde este sábado por la tarde las puertas del histórico local Casa boada se ha llenado de flores en recuerdo de Eduard.
Durante la ceremonia, que se ha alargado por espacio de media hora, se ha destacado la gran «calidad humana» de Boada, así como «su trabajo bien hecho y se estima por Tarragona y sus amigos». «No solo alimentaba cuerpos, sino también almas. Alimentaba la parte espiritual como hombre de fe que ha sido», se ha recalcado durante el funeral.
‘Una flauta de canya»
Las redes sociales han recordado a Boada desde que trascendió su fallecimiento, el sábado a primera hora de la tarde. Una de las entidades que ha recordado al gran ‘tascaman’ es el Col·legi Dominiques.
«Durante años hemos compartido vecindario. Nos despedimos de él con el recuerdo vivo de ese día en que, con sus palabras en el Diari de Tarragona, nos regaló un fragmento de nuestra propia historia», ha escrito el centro educativo en la red social X, recordando el escrito que Boada les dedicó el 4 de octubre del 2021.
Un amigo de Boada, el señor López, ha recordado durante el entierro que, tras tener conocimiento de la pérdida, «a todos nos vuelven a la cabeza recuerdos compartidos. Nos ganó con maestría, con sus sabrosos bocatas hablando de Tarragona. Ya ha iniciado el camino en busca de Conxita», ha indicado en referencia a la marcha el pasado mes de abril de su esposa, Conxita Aragonès.
Seguramente, el mejor resumen es la frase que se ha repartido en los recordatorios. «Jo vull que la meva vida sigui com una flauta de canya: molt humil, molt recta, però plena de música».
Sin lugar a dudas, lo ha logrado. Y de sobras. Boada ya es eterno en la historia de la Tarragona que él tanto amó.
