O lo amas o lo odias. Así fue Setembre, el espectáculo inaugural de las fiestas de Santa Tecla, que se celebró el pasado lunes y que consiguió casi el sold out en la Tarraco Arena Plaça. Ayer fue día de resaca, de reflexión, de reposar la opinión y de abocarla. El Diari quiso dar voz a algunos agentes culturales y artísticos de la ciudad, quienes consiguieron dar pistas sobre las virtudes y las debilidades del espectáculo. Y es que Setembre ha generado un importante debate entre los tarraconenses. Prueba de ello se vivió en redes sociales, donde hubo opiniones para todos los gustos. Lo que ha quedado claro es que esta propuesta rompedora, dirigida por Marc Chornet, ha levantado pasiones y no ha dejado a nadie indiferente. Quizás justo este era uno de los objetivos que perseguía este espectáculo multidisciplinar.
Sentar 3.500 personas en la Tarraco Arena, llevar a cabo un espectáculo de gran formato y con un ADN de lo más tarraconense posible, arriesgarse con una propuesta profesional, futurista y sorprendente y, por último, dar el pistoletazo de salida a lo que puede ser una apuesta firme por las artes escénicas en la ciudad, son algunos de los puntos fuertes de Setembre. Sin embargo, hay quien salió de la función sin entender nada, echando de menos un hilo argumental que cosiera las historias de las protagonistas, y opinando que este no era un espectáculo adecuado para inaugurar la que debe ser la Santa Tecla más especial de nuestras vidas.
Sin ninguna duda, el principal punto fuerte de Setembre –y así coinciden la mayoría de los agentes culturales consultados– es que la función contó íntegramente con talento made in Tarragona, cosa poco habitual en esta ciudad, donde tradicionalmente se ha apostado más por los de afuera que los de dentro. Tanto es así que la dirección tuvo en cuenta algunas compañías teatrales locales, como por ejemplo, Tornavís Teatre, para que sus miembros participasen del espectáculo. «Ha sido una experiencia muy enriquecedora para nosotros. Poder trabajar con diferentes colectivos, acompañando a unas actrices de este nivel, ha sido un orgullo», explica Arnau Dols, de Tornavís Teatre.
Una propuesta arriesgada
«Que la ciudad esté viva a nivel creativo siempre es positivo. Y que el Ayuntamiento invierta en producciones así, también», opinaba ayer el dramaturgo tarraconense y director de Zona Zàlata, Joan Pascual, quien justificaba la falta de comprensión por parte del público, asegurando que este tipo de creaciones siempre tiene lecturas múltiples. «Cuando hablamos de arte contemporáneo, siempre falta un poco de conocimiento de los códigos», explicaba Pascual.
Por su parte, el trabajador cultural, Eloi Isern, destacaba el componente de «riesgo» de la propuesta. «Estoy contento porque quizás esto es un punto de partida para un público que no está habituado a ir al teatro», añadía Isern, quien alertaba de que «una flor no fa primavera. Debemos seguir apostando». A nivel de valoración, Isern describió el espectáculo como «muy vistoso y arriesgado. Quizás no se entendía al 100%, pero dejaba volar la imaginación».
En la misma línea, el actor y director de teatro, y miembro del Ball de Dames i Vells, Oriol Grau, aseguraba que su amiga Agnès Busquets –una de las protagonistas de la función– le había explicado previamente el significado del espectáculo. «Porque por mi solo me habría costado entenderlo», comentaba Grau, quien añadía que le hubiera gustado ver interpretar a las actrices en directo.
Si en algo coinciden todos los entrevistados es en el acierto de la parte musical, dirigida por el tarraconense Roger Conesa. Así la valora uno de los componentes de la Banda Unió Musical de Tarragona, Miquel Marchena, «la música era muy rica, tan melódica como armónicamente. Los temas recuerdan a las músicas de la fiesta mayor, fusionados con técnicas electrónicas contemporáneas».
Setembre será un espectáculo recordado y debatido durante muchos días. La fiesta mayor empezaba fuerte.