Comenta Stela López, vecina de Torreforta, que las facturas de la luz se hacen casi inasumibles cuando llega el verano y que, en situaciones como la suya, se vuelve difícil hasta encender el ventilador.
«No podemos con las enormes cantidades que están aplicándose, además de que, desde marzo, el IVA de la luz vuelve a ser del 21 %», comenta.
«En mi caso, pago más de cien euros y solamente vivimos mi hijo y yo, sudamos la gota gorda, no podemos poner ni un ventilador y lo pasamos con un abanico y saliendo a la terraza cuando refresca un poco; como para tener aire acondicionado...», añade.
«No podemos con las enormes cantidades que están aplicándose, además de que, desde marzo, el IVA de la luz vuelve a ser del 21 %», Stela López, vecina de Torreforta y portavoz de la PAH de Tarragona
En las familias extremadamente vulnerables, el problema ya no es que no puedan hacer frente al recibo, sino que esa imposibilidad se torna en contadores pinchados y fraudes eléctricos, con los riesgos que ello supone tanto para los propios hogares como para el vecindario, pues habituales son los incendios en construcciones con empalmes ilegales: «Sobre todo, se da en casos de okupaciones de personas que no tienen casi ingresos», indica.
López es portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), y expone que la entidad «está intentando evitar que la gente se enganche y promueve que las familias soliciten ayuda a los servicios sociales para recibir bonos sociales y pagar menos».
En esta línea, la demarcación de Tarragona registra a día de hoy un total de 26.472 beneficiarios del bono social eléctrico, que, hasta el 30 de junio de 2025, incluye un descuento del 65 % para consumidores vulnerables y del 80 % para los vulnerables severos.
«Lo pasamos con un abanico y saliendo a la terraza cuando refresca un poco», Stela López, vecina de Torreforta y portavoz de la PAH de Tarragona
Si además se es un consumidor en riesgo de exclusión social porque se está siendo atendido por los servicios sociales de una administración autonómica o local que paguen al menos el 50 % de la factura, no se tendrá que hacer frente a la factura eléctrica y, en caso de imposibilidad temporal para afrontar el pago, no se podrá interrumpir el suministro eléctrico.
En Tarragona, 10.710 beneficiarios son vulnerables, 14.936 son vulnerables severos, uno está en riesgo de exclusión social y 825 son afectados particularmente por la crisis energética.
De todos los receptores, 15.146 lo tienen por bajos ingresos, 9.480 por ser familias numerosas, 731 por ser pensionistas con la pensión mínima, 290 por contar con el ingreso mínimo vital y 825 por la afectación de la crisis energética.
El número total de personas que reciben dicha prestación ha aumentado de forma notable desde la pandemia, ya que, en 2019, eran 13.687 los usuarios que beneficiarias.
«Hay personas que no llegamos al valor necesario para recibir las ayudas, pero que no podemos pagar las facturas», Stela López, vecina de Torreforta y portavoz de la PAH de Tarragona
Durante los primeros meses de la pandemia, el dato ascendió hasta más de los 16.000 y, en la actualidad, supera los 26.000, según los datos que publica periódicamente el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Al margen del bono social eléctrico, existe el bono social térmico, un programa de ayudas creado en 2018 para compensar los gastos térmicos ocasionados a los consumidores más vulnerables por el uso de la calefacción y el agua caliente.
Lo reciben todos los perceptores del bono social eléctrico y también consiste en diferentes cuantías en función de cada hogar.
El crecimiento desde 2019
López expone que «hay infinidad de casos, pero la mayoría no quieren hablar porque les cuesta trabajo expresar su vida privada; a nadie le gusta contar este tipo de cosas».
En esta línea, admite que, en el momento en el que se admite esta situación, desde la PAH se les asesora para poder encontrar alguna solución, que en ocasiones se traduce en negociaciones con la compañía o con servicios sociales.
«Hay infinidad de casos, pero la mayoría no quieren hablar», Stela López, vecina de Torreforta y portavoz de la PAH de Tarragona
«Luego hay personas, como es mi caso, que no llegamos al valor necesario para recibir las ayudas, pero que no podemos permitirnos mantener nuestro hogar con una temperatura adecuada porque somos menos que mileuristas; todo ha subido muchísimo y no podemos hacer otra cosa, la verdad es que vamos viviendo como podemos...», confiesa López.
Y es que la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) que realiza de forma periódica el Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que dos de cada diez familias del territorio no pueden permitirse mantener su vivienda con una temperatura adecuada, ya sea en invierno o en verano.
Se trata del doble que antes de la pandemia, cuando el 20,7 % actual era tan solo un 8,8 %.